Friday, 29 March 2024
Artículos relacionados
Micro y macro delincuencia I
Este País | Alfredo Orellana Moyao* | 21.12.2010 | 2 Comentarios

En el ensayo siguiente, Orellana Moyao hace una precisa, perspicaz y necesaria disección del delito en México. El autor aborda la delincuencia desde dos dimensiones: micro y macro, y plantea que se trata de dos problemas con dos soluciones distintas. Ofrecemos la primera parte del texto. La segunda entrega aparecerá en nuestro próximo número.

crimenhambre

Foto tomada de Flickr/Creative Commons – sinestesiadg

Mé­xi­co tie­ne un tri­ple es­ce­na­rio pa­ra la im­ple­men­ta­ción de la re­for­ma de la jus­ti­cia pe­nal, a sa­ber:

  1. Una crí­ti­ca si­tua­ción de nar­co­trá­fi­co y una de­lin­cuen­cia or­ga­ni­za­da en fran­co com­ba­te con el go­bier­no;
  2. Una cri­sis de se­gu­ri­dad pú­bli­ca no ne­ce­sa­ria­men­te vin­cu­la­da a la de­lin­cuen­cia or­ga­ni­za­da pe­ro fo­men­ta­da por la ima­gen de las au­to­ri­da­des, que se mues­tran pas­ma­das y ale­tar­ga­das en su reac­ción, y
  3. Una com­ple­ja ecua­ción ju­rí­di­ca fe­de­ral que mul­ti­pli­ca el de­sa­fío por 33 ór­de­nes ju­rí­di­cos y ca­si 2,500 ór­de­nes mu­ni­ci­pa­les.

El tra­ba­jo de es­tos tiem­pos con­sis­te en cons­truir una so­lu­ción sos­te­ni­da en un tri­pié de­ci­sio­nal que res­pon­da con con­tun­den­cia, ar­mo­nía y pre­vi­sión es­tra­té­gi­ca a ca­da ru­bro en cues­tión.

¿Pe­ro el nar­co­trá­fi­co y la de­lin­cuen­cia or­ga­ni­za­da de­ben ser tra­ta­dos con el mis­mo pro­ce­so, los mis­mos prin­ci­pios y las mis­mas re­glas que el hur­to, las le­sio­nes, el frau­de y otros de­li­tos que se co­me­ten en la co­ti­dia­nei­dad de la vi­da ci­vil?

Me pa­re­ce que la rea­li­dad nos anun­cia es­truen­do­sa­men­te que de­be­mos dis­tin­guir en­tre la ma­cro de­lin­cuen­cia y la mi­cro de­lin­cuen­cia, pa­ra re­sol­ver y dis­tri­buir des­pués las ta­reas, atri­bu­cio­nes y com­pe­ten­cias de las au­to­ri­da­des que de­ben afron­tar a ca­da una de ellas.

Ma­cro de­lin­cuen­cia

La de­lin­cuen­cia or­ga­ni­za­da es un asun­to ve­rí­di­ca­men­te cor­po­ra­ti­vo ba­sa­do en afi­lia­cio­nes ma­si­vas, or­ques­ta­do en gru­pos com­pe­ti­ti­vos en­tre sí y con el Es­ta­do, con pre­ten­sio­nes de per­ma­nen­cia y que os­ten­ta la ima­gen de una em­pre­sa al­ta­men­te ren­ta­ble y lu­cra­ti­va con un mer­ca­do am­plio y cau­ti­vo que la sos­tie­ne y la ha­ce ca­paz de ofre­cer em­pleo, in­gre­sos y has­ta es­ta­tus a los jó­ve­nes. Pe­ro ade­más, pro­vee de fon­dos a mu­chas em­pre­sas y per­so­nas que —con o sin co­no­ci­mien­to— ha­llan en es­ta enor­me or­ga­ni­za­ción a un clien­te al­ta­men­te sol­ven­te den­tro de los mer­ca­dos lí­ci­tos de la eco­no­mía for­mal.

Son gru­pos cor­po­ra­ti­vos que tie­nen em­plea­dos, tra­ba­ja­do­res, di­rec­ti­vos, es­pe­cia­lis­tas, ven­de­do­res, abo­ga­dos, con­ta­do­res, mé­di­cos, pro­vee­do­res y clien­tes, al­ma­ce­nes y trans­por­tes, co­mo cual­quier otra cor­po­ra­ción de ne­go­cios, con to­do el po­der que da el di­ne­ro en efec­ti­vo y cir­cu­lan­te y ca­pa­ces de de­fen­der sus in­te­re­ses no só­lo con las ar­mas si­no también con po­lí­ti­ca en el sen­ti­do más am­plio de la pa­la­bra. Es tan vi­si­ble el po­der que esos gru­pos ejer­cen hoy día en Mé­xi­co que creo que no ha­ce fal­ta abun­dar en de­ta­lles.

Es cla­ro que cuan­do adop­tan ac­cio­nes hos­ti­les, ge­ne­ran un ata­que or­ga­ni­za­do en con­tra de la ley, el or­den y la paz en su con­jun­to y ame­na­zan el pre­sen­te y el fu­tu­ro de to­dos.

Mi­cro de­lin­cuen­cia

El de­li­to en­tre ciu­da­da­nos sur­ge en re­la­ción pro­por­cio­nal a la po­bre­za, su­ma­da a la ele­va­ción de pa­tro­nes y ex­pec­ta­ti­vas de con­su­mo co­mo va­li­da­ción per­so­nal y so­cial. To­do in­di­ca que el con­su­mis­mo (co­mo va­lor) es la con­di­ción ne­ce­sa­ria pa­ra que la po­bre­za sea fac­tor de de­lin­cuen­cia, pues­to que ella en sí mis­ma no lo es ni lo ha si­do en Mé­xi­co. A lo an­te­rior se su­man tam­bién el de­sem­pleo, la de­si­gual­dad y des­de lue­go la muy la­men­ta­ble ca­li­dad de la edu­ca­ción. Mé­xi­co vi­ve hoy su peor anal­fa­be­tis­mo cí­vi­co, muy ries­go­so pa­ra la se­gu­ri­dad y la paz.

La res­pues­ta gu­ber­na­men­tal tí­pi­ca an­te los pro­ble­mas de la con­vi­ven­cia so­cial es la crea­ción de le­yes con pe­nas y cas­ti­gos. Pe­ro a ma­yor can­ti­dad de con­duc­tas pe­na­das por la ley, ma­yor es la po­si­bi­li­dad de que un ciu­da­da­no se vuel­va “de­lin­cuen­te”, vo­lun­ta­ria o in­vo­lun­ta­ria­men­te. Los ac­ci­den­tes más gra­ves, por ejem­plo, son ac­ci­den­tes al fin pe­ro sue­len ser puer­ta abier­ta pa­ra la ac­ción pe­nal en la ma­yo­ría de los ca­sos.

La muer­te ac­ci­den­tal de un ser que­ri­do por cul­pa de otro, las le­sio­nes, el hur­to, el da­ño en la pro­pie­dad, en­tre otras co­sas, son con­flic­tos co­ti­dia­nos que han si­do re­gis­tra­dos en to­da la his­to­ria de la hu­ma­ni­dad. El de­re­cho pe­nal ha in­ter­ve­ni­do en ello por tres ra­zo­nes fun­da­men­ta­les:

  1. Pa­ra des­te­rrar la ven­gan­za pri­va­da co­mo me­ca­nis­mo de sa­tis­fac­ción y de re­pa­ra­ción mo­ral al do­lor su­fri­do;
  2. Pa­ra re­fle­jar en la ley la re­pro­ba­ción éti­ca de cier­tas con­duc­tas que me­re­cen cas­ti­go por sí mis­mas, in­de­pen­dien­te­men­te del arre­glo que pue­da ha­ber en­tre las par­tes;
  3. Pa­ra re­cluir y se­pa­rar de la co­mu­ni­dad a los in­di­vi­duos an­ti­so­cia­les que pue­den re­pe­tir los da­ños que han cau­sa­do; es de­cir, ex­cluir a los cri­mi­na­les de la vi­da co­ti­dia­na, ya sea pa­ra con­fi­nar­los o pa­ra re­di­mir­los se­gún sea la ver­sión del de­re­cho pu­ni­ti­vo de ca­da so­cie­dad en los di­fe­ren­tes epi­so­dios de la his­to­ria.

La mi­cro de­lin­cuen­cia no es una cor­po­ra­ción. Pa­re­ce que se tra­ta de con­duc­tas in­di­vi­dua­les ca­si ais­la­das, epi­so­dios de­sa­for­tu­na­dos que sur­gen en el día a día de la co­ha­bi­ta­ción ma­si­va en po­bla­cio­nes y ciu­da­des.

¿Cuál es la fron­te­ra en­tre una y otra for­mas de la de­lin­cuen­cia? ¿Qué ha­ce mi­cro o ma­cro a un de­li­to? Se­gu­ra­men­te, el ta­ma­ño de la ame­na­za pú­bli­ca que re­pre­sen­ta res­pec­to de la po­bla­ción en ge­ne­ral y del Es­ta­do co­mo su su­pre­ma au­to­ri­dad te­rri­to­rial.
Es de­cir, si una per­so­na le­sio­na o pri­va de la vi­da a otra en un ac­ci­den­te de au­to, ¿es por ello un cri­mi­nal? Aun más, si el conductor iba ebrio y en con­di­cio­nes de to­tal im­pru­den­cia, ¿es eso una con­duc­ta cri­mi­nal? ¿Así lo que­re­mos co­mo so­cie­dad de­mo­crá­ti­ca? ¿O se­ría po­si­ble ima­gi­nar una obli­ga­ción con­tun­den­te de cu­brir y re­pa­rar los da­ños al ofen­di­do o a sus deu­dos sin ne­ce­si­dad de prisión?

Pa­ra eso sir­ven los jui­cios ora­les y con­tro­ver­sia­les: pa­ra al­can­zar la me­jor po­si­bi­li­dad de res­ti­tu­ción o re­pa­ra­ción al ofen­di­do por par­te del que co­me­tió la ofen­sa, in­clu­so con al­gún cas­ti­go eco­nó­mi­co o al­gu­na con­se­cuen­cia (co­mo el ce­se o la pér­di­da de la li­cen­cia de con­du­cir), su­ma­do al re­gis­tro de un an­te­ce­den­te en el ex­pe­dien­te per­so­nal, que irá en­ca­re­cien­do y agra­van­do even­tos si­mi­la­res y fu­tu­ros pa­ra el ofen­sor.

Es­to sig­ni­fi­ca que en la jus­ti­cia con­tro­ver­sial y oral de­be­mos —y po­de­mos— li­be­rar­nos de la vie­ja con­sig­na he­re­da­da del ca­to­li­cis­mo tra­di­cio­nal de que “to­do de­li­to de­be ser cas­ti­ga­do”. Más bien la jus­ti­cia nos per­mi­ti­rá acu­ñar una nue­va ex­pre­sión: “To­da ofen­sa me­re­ce re­pa­ra­ción y sa­tis­fac­ción in­de­pen­dien­te­men­te de que pro­ce­da un cas­ti­go o no”.

La mi­cro de­lin­cuen­cia de­man­da mi­cro so­lu­cio­nes en lo co­ti­dia­no, que re­suel­ven las pe­que­ñas co­sas que con­fi­gu­ran la per­cep­ción so­cial de la paz o del con­flic­to.

La ma­cro de­lin­cuen­cia es un asun­to na­cio­nal. El ofen­di­do es el Es­ta­do y no una per­so­na.

*Coordinador de asesores de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal.

2 Respuestas para “Micro y macro delincuencia I”
  1. Muchas gracias por el saludo Antonio.
    Espero que el material sea útil, al menos para contribuir a un debate sobre el rumbo y el modo de avanzar hacia él.
    Alfredo Orellana.

  2. Antonio Romero Lajud dice:

    Ojalá este artículo les llegara a servidores públicos que tienen la encomienda de planear integral y multidisciplinariamente la estrategia en materia de Seguridad Pública, dado que partirían desde el inicio del camino con rumbo y no pegando aquí y remendando allá, porque actualmente parece que avanzan un paso y retroceden tres, esa es la percepción ciudadana. Aunque no tengo el gusto de conocer al autor saludos desde Jalapa, Veracruz.

Dejar un comentario



Plantíos de coca en Chiapas: riesgo inminente
La semana pasada, el ejército mexicano anunció el hallazgo de un plantío de coca, la planta que se usa para la fabricación de la cocaína, en la ciudad fronteriza de Tuxtla Chico, Chiapas. El pequeño cultivo de 1,250 metros cuadrados tenía suficiente espacio para 1,639 plantas. Fue el primer descubrimiento de este tipo que se […]
La fragilidad de los modelos humanos
Esta entrañable memoria de la vida y decadencia de un académico anónimo es, paradójicamente, una exaltación de los maestros como seres humanos.  Mi última estadía en Alemania incrementó un ánimo pesimista que arrastro desde la infancia. Uno de mis maestros universitarios más admirados estaba gravemente enfermo, y yo le hice una visita de cortesía. Ambos […]
Las redes ilícitas, al asalto de los Estados
Entrevista con Luis Jorge Garay Salamanca y Eduardo Salcedo-Albarán
Debido tanto a la dinámica de los mercados como a las medidas que han adoptado algunos países para combatir el narcotráfico, las bandas delictivas se han tenido que transformar, lo cual les ha permitido no solo conservar su eficacia sino aumentarla. Además, el narcotráfico ya no es un negocio ilegal interno: su estructura implica grandes […]
Roberto Saviano, el nuevo recluta
Tarde, muy tarde caigo en cuenta de que todos, salvo los auténticos, verdaderos hombres de poder, somos reclutas. El último reclutado de importancia es Roberto Saviano, se deduce después de la lectura de CeroCeroCero: Cómo la cocaína gobierna el mundo. Saviano es víctima de sus muy personales pulsiones: la fama y el reconocimiento público como […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (144.210)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (59.180)
...

Con toda la barba (37.338)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (26.778)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (22.471)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez