En esta entrega regresa Fernando Moreno al suplemento. Él ilustró nuestras páginas en enero de 2007 con bocetos y dibujos de un diario de viajes donde daba cuenta de su condición de peregrino.
Hoy nos ofrece otra faceta: la de su obra plástica de gran aliento.
Son tales la versatilidad de Moreno y la fuerza de su capacidad expresiva que su arte transita sin tropiezo del ámbito privado del cuaderno y el lápiz a la exposición pública de los lienzos.
Así como él es a un tiempo arquitecto y pintor y en ambas profesiones maneja escalas diversas, su mundo estético se manifiesta con solvencia lo mismo en el universo intimista de sus bitácoras personales que en el estallido de una obra en la que el color es esencial.
Hay otras series del artista que transcurren en el claroscuro de los sepias donde el color se experimenta con elegante timidez.
No es el caso de los cuadros publicados en este número. Éstos parecen concebidos justamente a partir del color, parecen vertebrados por el cromatismo.
En la ocasión anterior el lector seguía los itinerarios de Fernando con comedimiento de acompañante, atisbaba, se asomaba apenas a los lugares visitados a través del grafito que los retrataba en la mirada del arquitecto viajero y se dejaba guiar.
Ahora la experiencia es distinta, el lector literalmente se enfrenta a un elocuente y categórico discurso plástico que está ahí para descubrirlo y desentrañarlo.
Estos cuadros se hermanan por sus afinidades compositivas y por la creación de gamas atractivas e inquietantes que obligan a detenerse. En ellos hay una voluntad de diseño y un juego de color. Valgan como testimonio de calidad indiscutible en el vasto y soprendente mundo artístico de Fernando Moreno.
Yo soy fan de Fernando Moreno, he comprado obra suya (la que he podido) de la cual nunca tendré suficiente…
No se me ocurre otra cosa en este momento que aplaudir sus atrevimientos lilas, azules y rosas.
Fernando Moreno es verdaderamente un excelente artista plástico: tiene una gran técnica que no nada más es obviamente madura, sino innovadora en lo que concierne al resto de los pintores mexicanos. Su talento bien sería material comparable con el de artistas internacionales.