Enlistar las zonas arqueológicas imprescindibles en México puede ofrecer muchos equívocos si no se puntualiza que elijo aquellas que están accesibles al gran público, que están protegidas, con registro o no de la Unesco, con declaratorias o no, con una organización documental y un amplio repertorio de investigaciones con hipótesis múltiples, es decir, divergencias, que desde distintas metodologías se plantean para trazar el mapa más claro de nuestro pasado.
Ofrezco aquí quince posibilidades que son de permanencia en un horizonte donde la zona arqueológica más grande es sin duda el propio México. Elijo las que tienen un carácter proliferante y seguirán provocando la expansión de nuestro pasado. Aquí van en estricto flujo de la memoria, en desorden alfabético y en un listado sin jerarquías arquitectónicas ni de tiempo.
1El Zócalo y el Templo Mayor. Tal vez se trata de la zona arqueológica más viva del país y cuya situación en la política actual permite la más amplia convergencia de culturas visitantes y que participan en los alrededores de la zona. Hay que recordar que este centro histórico ha sido de los primeros sitios mexicanos en entrar en la lista de la Unesco.
2 Cacaxtla. El mural Los once señores de Cacaxtla es una joya planetaria que lucha contra la corrosión. Asiento de la cultura Olmeca-Xicalanca, la historia de este mural prehispánico sobrecoge por su fiereza literaria shakespeariana.
3 Calakmul. Sitio de secretos y promesas reconocido internacionalmente por la unesco en 2002 por sus doce siglos de vida como una de las ciudades mayas más antiguas. Máscaras y jade, productos hipnóticos junto a gramaticales estelas que mapean la mirada de hombres que llevaron siglos la cabeza erguida.
4 Chichen Itzá. Inspiradores sus mil años de historia por su capacidad de asimilación cultural. Maya-Tolteca, este universo inspirador maya que va del mundo guerrero para el que consagró un templo hasta el celeste para el que construyó un observatorio, representa la capacidad de irradiar y recibir en la mayor complejidad sociohistórica.
5 Palenque. Lugar de las grandes aguas, Lakamha’. Emblema chiapaneco, esta ciudad calendárica y logosilábica está en la triada con Calakmul y Tikal, de grandeza y mitología creciente.
6 Edzná. Hermanada con el poder imaginario de Calakmul, Edzná es una ciudad sacerdotal protegida por unos moscos que no conocen la tregua y protegen la punta de una pirámide que se incendia de plata. Zona tan sacerdotal como urbana.
7 Paquimé, sed y arcilla que se desmoronan al contacto con un turismo desatento. Cincuenta hectáreas enmarcan juegos de pelota, casa de los hornos, de los muertos, de las columnas, de las guacamayas, de la noria o el pozo. Es de las zonas protegidas en los años noventa.
8 Tajín. Equinoccial paisaje de marzo, es una ciudad solar. A la caída de Teotihuacán fue la urbe más importante e influyente. La Pirámide de los Nichos es un logro de la imaginación y la ciencia.
9 Monte Albán. Corazón de la imaginación zapoteca y mixteca que latió sin pausa quince siglos para que ahora lata el nuestro admirado por el trazo urbano que alimentó desde la entraña la frescura de la ciudad.
10 Tula.La fundó Quetzalcóatl, pero los Atlantes que están parados en la pirámide conocida como B son la memoria del portento que sostiene a Hidalgo en este corazón de lo que fue la cultura Tolteca.
11 Teotihuacán. Es la zona más representativa y popular de nuestro mundo arqueológico. Con más de un siglo de presencia institucional en el panorama académico e histórico, su cercanía al corazón del centralismo mexicano le ha dado una visibilidad monumental a nuestro pasado prehispánico y también indígena. En sus márgenes se han desarrollado pueblos que testimonian la lucha entre pasado y presente, y pasado y futuro. En las últimas dos décadas ha sido objeto de la mayor ambición y, al mismo tiempo, de controversias que colocan nuestro patrimonio bajo una lupa crítica que, a veces ortodoxa, persevera en su defensa.
12 La Venta. La belleza y la inspiración arquitectónica fluyeron aquí por acumulación para dar lugar a las plazas, los montículos y las plataformas. Una decena de complejos marcan la sobrevivencia del mundo Olmeca en dos estados: Tabasco y Veracruz.
13 Xcaret, Tulum, Xelhá. Esta cadena de belleza arqueológica que se fusiona con el paisaje natural es imprescindible en cualquier trazado que se pretenda de la importancia histórica de las zonas del sur. Como si se tratara de una sola constelación comercial y portuaria vista desde el siglo XVI al sur de Cancún y a unos cuantos kilómetros de Playa del Carmen.
14 Cholula es una zona arqueológica metropolitana. Su riqueza y complejidad está relacionada con la arquitectura de su basamento y el sincretismo al que dio lugar la Virgen de los Remedios.
15 Tzintzuntzan. Se le conoce como la última gran capital Purépecha. La inspiración aleccionadora proviene de sus capacidades expansivas que son las de una amplitud mental enorme en una cultura que con este auge trazó su despedida del mundo prehispánico.
—————————— MIGUEL ÁNGEL QUEMAIN ha sido colaborador de diversas publicaciones nacionales y extranjeras. Es autor de Reverso de la Palabra, sobre procesos de creación en la literatura mexicana y Voces Cruzadas, procesos de creación en la literatura europea contemporánea, Lo femenino, literatura y creación y Pierre Bourdieu, el intelectual polivalente.
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