Wednesday, 24 April 2024
Artículos relacionados
El IFE y la educación cívica en México (Primera de dos partes)
Blog | Palimpsestos | Antonio Santiago | 17.12.2013 | 1 Comentario

BarraBio-AntonioSantiagoNew

 

Muchas veces escuché a los representantes de los partidos políticos quejarse de la cultura democrática de los ciudadanos. Es terrible, decían, que estos no conozcan la importancia de los partidos y más aún del Congreso de la Unión y es imposible que un régimen democrático funcione si la ciudadanía no tiene idea de cómo operan sus mecanismos fundamentales. Tanto el Latinobarómetro como otras encuestas no mienten: los mexicanos y mexicanas creen que una democracia podría funcionar sin diputados y lo que es peor aún, sin políticos. Además, preferirían un régimen autoritario a uno democrático si es que resolviera los problemas económicos del país. Consecuentes con su queja, estos representantes miraban airados e indignados a los funcionarios del IFE. ¿Qué han hecho, inquirían, para revertir esta situación?

Por eso me parece del todo insólito que, con la desaparición del IFE y la creación del INE, los legisladores hayan eliminado la atribución constitucional que la autoridad electoral federal tenía para encargarse de forma integral y directa de la educación cívica del país. ¿Por qué lo hicieron? ¿En base a qué diagnósticos? Porque si creen que la educación cívica es importante ¿para qué eliminarla a nivel federal? Y si por el contrario creen que no funciona, ¿por qué asignarla a los institutos electorales estatales?

Lo cierto es que el IFE se tomó tan en serio como pudo su titánica tarea. Titánica por el tamaño de la labor misma: siguiendo un recuento enunciado hace algunos años por la Revista Nexos y que podría ser respaldado por cualquier estudio reciente de cultura política (véase los resultados del último Latinobarómetro: damos pena), el ciudadano mexicano no cree en la ley ni en su obligación de cumplirla; no cree en la autoridad, ni la respalda, aunque la haya elegido libremente; no quiere al gobierno pero todo lo espera de él; no paga impuestos pero exige cuentas y bienes públicos; no es tolerante ni respetuoso de la diferencia; no tiene el hábito de asociarse y reunirse para perseguir causas comunes; no es un ciudadano activo, atento a la cosa pública, solidario, participativo.

Hace dos décadas esta actitud del mexicano hubiera sido del todo entendible: la participación democrática en aquél tiempo era impensable porque los lugares de decisión y privilegio se alcanzaban través de un enorme y bien engrasado sistema de clientelas políticas y huesos sexenales. El clientelismo, como lo señala Putnam, tiende a diluir y a pervertir las redes de solidaridad porque vuelca las energías colectivas hacia el cacicazgo y en consecuencia, hace imperante la ley de la selva y no la Constitución. ¿Quién podría ser tan ingenuo como para invocarla y contratar con iguales?

Pero ahora las cosas son distintas. Con la reforma de 1989 se pretendió finalizar el proceso de transición que había comenzado en 1977 (inicio del sistema de partidos) y se creó al IFE para brindar legitimidad al proceso electoral y con ello al Estado en su conjunto. No hay vuelta atrás: desde aquella época hasta ahora los partidos que han ganado su registro participan del poder político y cada vez es más fácil para la ciudadanía participar en los asuntos públicos. Falta mucho por alcanzar, es claro para todos, pero de nada ayuda la miopía hacia los logros del pasado. En consecuencia ¿por qué la pertinaz actitud ciudadana contra las instituciones? ¿Por qué, a pesar de los avances, la cultura política parece inamovible? ¿Es culpa del IFE?

Si bien con la creación del Instituto Federal Electoral se inició una nueva etapa de democratización, en los hechos la ciudadanía debía salir de un largo letargo en el que había dejado sus derechos y obligaciones a la administración de un régimen de partido hegemónico sin competencia ni oposición real, en cuya cúspide se encontraba una presidencia paternalista que se había encargado de todo hasta el momento. Para salir de tal rezago hacían falta algo más que instituciones. Quizá por ello es que el legislador de aquél entonces, uno que sí llevó a cabo reformas electorales basadas en un intenso diálogo público y académico, decidió promover el mejoramiento de la cultura política brindando al IFE la tarea exclusiva de encargarse, de manera integral y directa, de la educación cívica del país.

A partir del segundo semestre de 19911, el IFE inició el cumplimiento de sus atribuciones en esta materia. Su primera línea de trabajo correspondió a la planeación y diseño de actividades vinculadas con la historia cívico-política de México. La colaboración con la Secretarías de Educación Pública Federal y estatales inició en el año de 1993, cuando el IFE elaboró el prototipo de Jornadas Cívicas, un programa que impartía conocimientos a niños de primaria y secundaria a través de la elaboración de dibujos y exposición de periódicos murales, foros de debate, grupos de lectura comentada, juegos escénicos y simulacros electorales. Aunque el Instituto buscó la validación del prototipo y de los materiales por parte de las instancias educativas correspondientes, la colaboración con la Secretaría de Educación Pública (SEP) fue reducida y tuvo siempre un carácter extracurricular: para la instrumentación de los distintos programas era menester que cada delegado del IFE en las 32 entidades de la República y en los 300 distritos en que está dividida la geografía electoral del país buscara persuadir a los directores de escuela y supervisores de zona de las bondades de los programas.

Fue en este marco que los Consejeros Electorales que integraron la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica del Consejo General del IFE durante el periodo 1997-2003, se propusieron posicionar al IFE como una institución involucrada plenamente con la formación ciudadana. Era importante que el IFE tuviera claro los alcances del artículo 41 constitucional para que las instancias educativas le abrieran la puerta: ¿qué tanto debía y podía hacer por la educación cívica de la ciudadanía?

En opinión de estos consejeros electorales, a pesar de los logros alcanzados desde 1989, el IFE no se había decidido a tomar una posición agresiva, ambiciosa y expansiva en materia de educación cívica y tal decisión debía tomarse si se deseaba dar un giro benéfico en la materia. En respuesta a esta preocupación, se diseñó el Plan Trianual de Educación Cívica 2001-2003.

Decidiéndose por un enfoque teórico basado en la importancia de la cultura política para explicar el comportamiento de los ciudadanos y las instituciones, el Plan Trianual apostó por una concepción amplia de ciudadanía, la cual plantea que además de un status jurídico, es también una identidad cultural y política. A partir de esta concepción, estableció la instrumentación de una ambiciosa serie de acciones con un objetivo central: construir un piso mínimo de formación ciudadana. La premisa: se necesitan ciudadanos democráticos porque la democracia funciona mejor si cuenta con ellos.

Se inició así la instrumentación de tres programas, el primero dirigido al espacio escolarizado; el segundo al espacio educativo no escolarizado a partir de la premisa de que el aprendizaje político ocurre en forma permanente; mientras que el tercero, al considerar que el conocimiento que tiene el ciudadano promedio sobre la política proviene casi por entero de los medios, utilizaría estos últimos para informar y rendir cuentas respecto de las acciones emprendidas. De conformidad con el informe final de resultados de la instrumentación del Plan, en el periodo de su instrumentación 2001-2003 el Instituto alcanzó una población atendida de 18, 394, 390 de ciudadanos.

Estos resultados parecen estupendos. ¿A partir de qué diagnóstico los legisladores habrían podido desconocerlos y eliminar del nuevo INE una tarea educativa tan urgente como la educación cívica?

Antes de continuar explorando estas interrogantes, es necesario revisar lo que hizo el IFE durante los restantes diez años de existencia. Ponderaremos así de mejor modo el borrón decidido por el legislador.

___________

1 De acuerdo a los antecedentes y del diagnóstico del “Plan Trianual de Educación Cívica 2001-2003”, Instituto Federal Electoral, 2001.

 

Una respuesta para “ El IFE y la educación cívica en México (Primera de dos partes)
  1. Gracias de verdad q si m sirvio la ayuda.

    THANK YOU!!!

  2. Salvador dice:

    Estoy de acuerdo con usted en la total reticencia que se está haciendo, de hecho le agregaría más, puesto que el programa trianual que menciona sólo fue una prueba piloto para lo que vendría después; el Programa Estratégico de Educación Cívica de 2005 a 2010 y el programa en curso: Estrategia Nacional de Educación Cívica. Cabe mencionar que dichos programas son trans-sexenales, así que dada la coyuntura de la reforma política (reticente del tema de la educación cívica) resalta la gran incógnita de ¿sobre qué órgano recaerá la instrumentación del programa en curso? ¿Se abandonará?

Dejar un comentario



Chile: ¿canta el gallo celestial?
A pesar de que la izquierda se mantiene en el poder desde la salida de Pinochet, salvo por el hiato de Sebastián Piñera, el capitalismo del periodo dictatorial no cede, gracias al peso de la oligarquía y el mercado. Hoy, sin embargo, soplan nuevos vientos progresistas en Chile. Las elecciones de 2013 en Chile fueron […]
La gestión de la influencia en las democracias
La democracia puramente electoral comienza a ser una discusión del pasado. Ahora se trata de limpiar los procesos políticos de prácticas de corrupción que impiden que la voluntad de los ciudadanos se refleje en las decisiones de gobierno, lo cual implica discutir los límites entre la esfera pública y la esfera privada. De manera comprensible, […]
Un civil en las fuerzas armadas
En los próximos años, México debería considerar el nombramiento de un secretario de defensa civil como un paso más en su proceso de consolidación democrática. El tema cobra relevancia en el marco de la celebración de los 100 años del Ejército y, especialmente, tras la ceremonia que se llevó a cabo en Palacio Nacional el […]
México: ¿una democracia sin demócratas? Evocación de Salvador Nava Martínez
El desencanto de buena parte de los mexicanos con la democracia sugiere que la transición que hemos vivido en las últimas décadas debe ser explicada de otra forma: el PRI, como forma particular de hacer política, nunca se fue, se mimetizó en la oposición y se replegó en los gobiernos locales. A partir del ejemplo […]
23 años del Instituto Federal Electoral
El IFE conmemoró a lo grande sus 23 años de existencia con un evento al que asistieron personajes de la historia democrática del país: Diego Fernández de Cevallos, María de los Ángeles Moreno, Beatriz Paredes, Jesús Ortega, José Woldenberg, Emilio Chuayffet, entre otros artífices de una institución que en breve dará paso al nuevo Instituto […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (144.886)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (59.688)
...

Con toda la barba (38.379)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (27.260)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (23.120)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez