En el consultorio del Cirujano.
EL PACIENTE: ¿Usted nunca ha querido?… No, no
esto: ya sé que a usted no le interesa hacérselo
—¿o sí…? Da igual: la pregunta es si alguna
vez ha querido, lo que se dice querer, a alguien…
Bueno, pues ésa es la respuesta a su
pregunta, doctor: quiero esto porque quiero.
Por eso lo hago. Por eso quiero que quite y
que ponga y que haga todo lo necesario; por
costos no se detenga: ¿para qué está el dinero?
Me ha ido bien en la chamba, tengo algunos
ahorritos… Ya sé que luego no va a ser así, que
por el mismo trabajo me van a querer pagar
menos: a la mitad, a la mitad me van a rebanar
el sueldo los hijos de la chingada; y las hijas de
la chingada también: luego ellas son las más
ojetas con las de su propio sexo… Pero ahorita
tengo el dinero. Lo estaba guardando para…
Tengo el dinero, y para esto lo quiero. ¡Lo
quiero!… ¿Usted ha querido, doctor?…
(Señala el retrato que el Cirujano tiene sobre su escritorio.)
Ésa es su familia, ¿verdad? ¿Puedo…?
(Toma el retrato. Lo contempla.)
Bonita familia. Papá, mamá, niña, bebé: como
en los programas de televisión. A mí también
me hubiera gustado tener una, mi propia familia
de programa de televisión. Pero qué le vamos
a hacer: no siempre se puede todo. Estoy
dispuesto a sacrificarla junto con lo demás… Sí,
sí, ya sé: es irreversible. Estoy consciente y lo
acepto. Quemo mis naves. Esto es sólo el principio.
Quiero verme como se ven, sentir lo que
sienten, pensar lo que piensan… querer lo que
quieren, ¡quiero querer ser hombre, tener envidia
del pene y complejo de castración y todo
lo demás! Pero necesito que me eche la mano,
doctor. Necesito que me convierta en una mujer
capaz de despertarle deseos, de provocarle fantasías…
(El Cirujano lo mira en silencio.)
No estoy siendo claro, ¿verdad? Clara,
¡clara!, tengo que empezar a acostumbrarme…
Déjeme ponérselo así: ¿qué
haría usted si la persona a la que quiere,
la que lo vuelve loco, con la que ha querido
todo: sexo, compañía, incluso familia,
incluso, incluso hijitos… qué haría
si un día descubriera que a esa persona
no le gustan los de su sexo? El suyo: el
de usted. ¿Qué haría si la mujer de esa
foto le confesara que sólo la atraen las
mujeres? ¿Renunciaría a ella, renunciaría
a todo lo que quiere con ella? ¿O haría
los cambios necesarios para que
pudieran ser compatibles; para que ahora
sí, ahora sí estuviera en posibilidad
de conquistarla, de ser querido por
ella…? Yo no sé si usted ha querido alguna
vez, doctor. Yo sí. Yo la quiero. La
quiero cada día más y no sé cómo dejar
de quererla. Por eso quiero la cirugía.
Por eso, por eso la quiero.
(El Paciente mira fijamente al Cirujano.
Obscuro lento.)
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