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Instituciones políticas
Este País | Histórico | M. Colomer Josép | 29.09.2009 | 0 Comentarios

Introducción

 

Cuanto más complejas son las instituciones políticas, más estables y socialmente eficientes son los resultados. Este libro desarrolla un extensivo análisis de esta relación. La discusión es teórica, histórica y comparativa. Muchos de los conceptos, las preguntas y las hipótesis se basan en la teoría de la elección social. Las aplicaciones empíricas abarcan más de 40 países democráticos y algunas organizaciones internacionales desde la Baja Edad media hasta el presente.

 

Las instituciones políticas son concebidas en esta obra como las reglas formales del juego, especialmente con respecto a los siguientes temas: quiénes pueden votar, cómo se cuentan los votos y qué se vota. Complejidad significa que existen múltiples ganadores, como en los electorados plurales creados por derechos de voto amplios, en sistemas multipartidis-tas basados en la representación proporcional, y en esquemas de división de poderes entre el legislativo y el ejecutivo o entre el gobierno central y las unidades no centrales. La eficiencia de los resultados es evaluada por su utilidad social, es decir, por la agregación de la utilidad que los individuos obtienen con la satisfacción de sus preferencias.

 

Este libro subraya las ventajas de los Gabinetes y los Presidentes apoyados por el votante mediano, el gobierno dividido y el federalismo. Difiere de ciertos argumentos desatrollados en otras tradiciones pluralistas en que se enfatiza el papel de las diferentes reglas institucionales y los procedimientos de decisión en la producción de diferentes grados de satisfacción política, más que el de las predisposiciones creadas por las estructuras sociales, económicas o culturales. El pluralismo político no es elogiado como un bien en sí mismo ni sólo como un medio para limitar el poder, como en ciertas elaboraciones orientadas a preservar la libertad individual por encima de todo. Las instituciones democráticas pluralistas son juzgadas como mejores que las fórmulas

Los textos incluidos aquí son un adelanto de la introducción y de una parte del primer capítulo del libro del autor Instituciones políticas, de reciente publicación en la editorial Ariel de Barcelona, España, y que fue presentado por él en México el 27 de manco en el ITAM. Alternativas por su superior capacidad de producir resultados socialmente satisfactorios.

 

 

Capítulo 1

 

Política y elección social

 

El objeto de la política es la provisión de bienes públicos por líderes. Por definición, los bienes públicos no pueden ser provistos por actores privados si no están sometidos a restricciones institucionales apropiadas, lo cual implica la construcción de una estructura política. Los líderes políticos también pueden proveer bienes privados, pero esto no los distingue de otros actores sociales.

 

La política siempre comporta intercambios en mutuo beneficio entre líderes y ciudadanos. El intercambio esencial es entre los líderes que proveen bienes públicos y los ciudadanos que dan a los líderes su apoyo o sus votos. Los bienes públicos pueden satisfacer los intereses comunes de ciertos ciudadanos, mientras que el apoyo de los ciudadanos a los líderes se transforma en oportunidades de alcanzar poder, obtener bienes privados, adquirir fama o desarrollar una carrera política profesional.

 

Cabe que exista cierta rivalidad o competencia entre diferentes proveedores de bienes públicos en situaciones de guerra civil o en situaciones transitorias de cambio de régimen. Pero los bienes públicos son fallos del mercado y sólo pueden ser provistos efectivamente por un monopolio, por lo cual se requiere una clara delimitación de campos entre los proveedores. El papel de las instituciones políticas consiste en establecer las áreas de la actividad pública y las reglas para seleccionar a los líderes.

Este esquema básico puede ser válido para todos los tipos de régimen político, tanto democráticos como no-democráticos. Algunos regímenes autoritarios pueden encontrar apoyo social mediante la provisión de algunos bienes públicos, como paz y orden social, orgullo nacional y expansión exterior o ciertos resultados económicos positivos. Sin embargo, cuanto menor es el número de personas que participan en el nombramiento de los líderes y la toma de decisiones, mayor es la probabilidad de que las decisiones políticas satisfagan sólo intereses privados o intereses públicos de pequeños grupos. Los gobernantes no-democráticos o auto-nombrados tenderán a satisfacer los intereses comunes de ellos mismos y sus seguidores y resistirán las demandas de otros grupos mediante mecanismos restrictivos o represivos. En cambio, cuanto mayor sea el número de individuos que participen en la elección de los líderes y la toma de decisiones, mayores serán las oportunidades de que los grupos grandes desarrollen sus demandas y obtengan satisfacción con los resultados políticos.

 

Idealmente, la democracia puede ser definida como el gobierno de muchos en beneficio de sus intereses comunes. No obstante, los bienes públicos pueden ser objeto de competencia democrática porque todos ellos comportan siempre alguna dimensión redistributi-va. Ciertos bienes públicos pueden ser considerados universales, es decir, capaces de satisfacer intereses comunes muy amplios porque benefician a todos los ciudadanos de un modo que éstos difícilmente pueden anticipar. Esta categoría incluye bienes como la defensa, la seguridad, la justicia, las disposiciones constitucionales que requieren presupuestos equilibrados o la protección ambiental. Los bienes públicos universales pueden ser provistos a través de políticas consensúales, incluso en regímenes relativamente restrictivos. Pero incluso estos bienes pueden ser provistos por políticas que produzcan diferentes niveles de satisfacción de los ciudadanos y de utilidad social. Este es el caso, por ejemplo, de la defensa, según si se basa en el reclutamiento obligatorio o en un ejército profesional.

 

Un superávit presupuestario puede producir ciertos beneficios universales, como unos precios estables, pero beneficia de un modo diferente a los ciudadanos según si se gasta en defensa, en seguridad social o en algún otro sector. El dinero de los contribuyentes puede ser usado para subvencionar un sistema escolar controlado por el estado o las escuelas religiosas, aunque ambas alternativas pueden satisfacer un derecho universal a la escolaridad. Las obras públicas comportan decisiones sobre localizaciones, efectos externos, etc. Diferentes fórmulas institucionales pueden producir diferentes grados de eficiencia social en la provisión de bienes públicos. En otras palabras, decisiones sociales realizadas mediante diferentes procedimientos institucionales pueden satisfacer las demandas de diferentes grupos de ciudadanos y producir diferentes niveles de utilidad social. Concretamente, los regímenes democráticos organizados en esquemas institucionales simples promueven la concentración del poder y la alternancia de sucesivos ganadores absolutos y petdedores absolutos. Favorecen de este modo la satisfacción política de grupos relativamente pequeños, así como la inestabilidad de las políticas públicas. En cambio, las instituciones pluralistas producen múltiples ganadores, lo cual induce la cooperación y los acuerdos multipartidistas. Favorecen de este modo políticas estables, moderadas y consensúales que pueden satisfacer los intereses de grupos grandes en un alto número de temas.

 

 

La teoría social

 

…Hemos identificado tres variables institucionales que producen diferentes grados de estabilidad y diferentes niveles de utilidad de la elección social. En el orden en que serán analizadas en los sucesivos capítulos de este libro son:

I) el grado de dispersión de las preferencias de los votantes, según se trate de electorados simples o complejos;

II) la inclusividad de las reglas de votación y los procedimientos de decisión;

III) el número de dimensiones de temas en elecciones conjuntas y separadas, correspondientes a esquemas de unidad y de división de poderes.

Se sostiene aquí que los regímenes democráticos pluralistas basados en electo-rados complejos, reglas de votación inclusivas y división de poderes tienden a producir resultados socialmente eficientes

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