Entre los problemas de mayor envergadura de nuestro tiempo se encuentra el del calentamiento global, ahora claramente asociado a la producción excesiva de dióxido de carbono (CO2) como consecuencia de la actividad humana. Los distinguidos conservacionistas, el canadiense Harvey Locke y el profesor australiano Brendan Mackey, nos presentan los últimos resultados de la investigación sobre el papel del dióxido de carbono en la naturaleza y hacen un repaso de las principales acciones que han desquiciado el equilibrio natural del ciclo de ese gas en la naturaleza con consecuencias nefastas para el clima del planeta.
Más aún, muestran su preocupación por los caminos cada vez más divergentes que han tomado los dos instrumentos de la ONU para llevar adelante los programas sobre cambio climático y diversidad biológica: el Protocolo de Kyoto y el Programa de Trabajo en Áreas Protegidas, respectivamente. De ahí el llamado urgente para volver al espíritu original de la Cumbre de Río de 1992 y llamar a los gobiernos a integrar una visión holística que mantenga intactos los ecosistemas silvestres donde se almacena el “carbono verde” y que reduzca las emisiones de CO2a la atmósfera.
Y mientras en Mérida tendrá lugar el debate sobre las maneras de mitigar y remediar los efectos nocivos del cambio climático, en la ciudad de México, en el palacio de San Lázaro, la temperatura alcanzará puntos máximos cuando se discuta el proyecto de presupuesto del gobierno federal que finalmente deberán aprobar los diputados. En este contexto, la propuesta del doctor José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, es clara. Es un llamado a la reflexión sobre las prioridades de nuestro país en estos tiempos de crisis. Narro sostiene que ha llegado la hora de entender que la educación es fundamental para el desarrollo económico de México y que la educación superior en particular debe desempeñar un lugar estratégico en el debate para definir el modelo de sociedad que queremos para el futuro. Las características de ese México debemos definirlas los mexicanos y plantearnos con lucidez si queremos ser una de las primeras economías en términos de los modelos diseñados por los grupos dominantes del mundo o si deseamos ser un pueblo seguro de su futuro y capaz de encontrar la felicidad.
Desde otros ámbitos, Miguel Székely, subsecretario de educación media superior, nos explica los avances logrados en ese nivel destinados a reforzar la atención a los jóvenes entre 15 y 18 años. Las propuestas son promisorias y llama la atención la metodología incluyente que se empleó para lograr la transformación del bachillerato y que permitió la concurrencia de las autoridades educativas estatales, las instituciones de educación superior, representadas por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), el poder Legislativo y las propias autoridades educativas federales.
Sólo lamentamos no contar con la voz autorizada de don Pablo Latapí, fallecido el pasado mes de agosto, quien seguramente habría podido decir mucho sobre estos temas. De cualquier manera damos cabida en nuestras páginas al homenaje que le rinden los integrantes del Observatorio Ciudadano de la Educación.
No por último quisiera llamar la atención desde este espacio al cuarto aniversario de nuestro suplemento Este País|Cultura que dirige Malena Mijares con la colaboración cotidiana de Ignacio Ortiz Monasterio. Ambos han logrado integrar una verdadera pléyade de colaboradores y mes a mes nos ofrecen una ventana abierta a las artes que proporciona elementos espirituales invaluables a los lectores de Este País. ¡Felicidades!
David Torres M.
La revisare