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Obra gráfica
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Cultura |
Alberto Bonifaz | 17.04.2009 | 0 Comentarios
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<p>En el espíritu plural que anima el suplemento y le permite reunir, a
lo largo de su joven historia y a lo ancho de sus 28 números, a artistas
ampliamente reconocidos con creadores de talento que han recibido menos difusión,
<strong>EstePaís | cultura</strong> presenta en esta entrega la obra
de Alberto Bonifaz.<br>
Los trabajos de Bonifaz que aquí se despliegan parecen anunciar un tránsito
de la abstracción a la figura. Son pliegues, precipicios de un espacio
amorfo, curvaturas que se vuelven hombres y mujeres rituales —de extendidas
capas—, orografías escarpadas, añejos bosques. El arte de
la pintura es captado en ese estado dual, equívoco, que sucede entre
el ámbito de la plasmación pura y el ámbito de la representación.
¿Y no es ésta —nos recuerda el pintor— la condición
de cualquier obra plástica? ¿No es el arte, por fuerza, abstracción?
En este sentido,<br>
Los bocetos de Bonifaz llevan a un estado primigenio del proceso creativo, a
ese espacio donde la idea de la<br>
concreción y el hecho de la abstracción se encuentran y comparten
en su entrecruzamiento la misma esencia. <br>
El placer se deriva entonces de la contemplación de la obra en su singularidad,
pero también<br>
de una suerte de retorno a la matriz de la pintura, tierra elemental donde la
materia cobra forma, donde los seres vivos y los objetos inanimados comienzan
a diferenciarse, donde los horizontes de la precisión y la vaguedad se
superponen.<br>
Las páginas del suplemento dan la bienvenida a Alberto Bonifaz. Para
inaugurar este todavía flamante 2008, invitamos a nuestros lectores a
internarse en la dualidad de su mundo visual y les deseamos Feliz Año
Nuevo.</p>
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