The Happiness Project,
Charles Spearin,
Arts & Crafts, 2009.1
Sería poco preciso encasillar la recomen-
dación de esta entrega en el ámbito de la
música solamente. Es más
bien una pieza de arte so-
noro que incluye un trata-
miento musical. Un día
cualquiera en su natal To-
ronto, Charles Spearin,
parte del colectivo musical
canadiense Broken Social
Scene, se da a la tarea de
investigar qué es la felici-
dad para quienes habitan
cerca de él, gente común y
corriente con actividades
y raíces distintas. Conven-
cido de que cada voz tiene
una cadencia y una melo-
día particulares, una vez
que analiza las cintas en
las que diferentes personas
hablan de su concepto de
la felicidad, decide añadir
un instrumento y una me-
lodía que se asemejen a ca-
da una de esas voces. Así,
les asigna un tema musical
cuya métrica y ritmo están determinados
por la melodía que cada quien tiene al fra-
sear oraciones.
Los personajes son muy diversos.
Anna trabaja con mujeres con alguna
discapacidad y habla de la felicidad
que a ella le provoca convivir con gen-
te que siempre está feliz. Otra mujer
nació sorda y su manera de hablar tie-
ne una cadencia muy peculiar. Escu-
chamos también a Mr. Morris, cuyo
acento es claramente indio y habla de
lo fácil que es ser feliz simplemente
porque el amor existe. Encontramos
también a Ondine, una niña de alrede-
dor de cinco años cuyas palabras no
acertamos a descifrar del todo, aunque
el mensaje queda clarísimo. Todos
ellos (y algunos otros) crearon sus pie-
zas musicales.
Pasamos muchas horas al día ha-
blando y escuchando a gente hablar y
no nos detenemos a analizar el registro
melódico que cada quien lleva en la
voz. Mucho menos nos detenemos a
pensar, por lo menos no diariamente,
en qué es para nosotros la felicidad.
Aun cuando los temas y personajes
que aparecen en The Happiness Project
son completamente diferentes entre sí,
lo que hermana a las distintas piezas es
el tono que el ser humano tiene al ha-
blar del tema. Sería interesante escu-
char la contraparte, un proyecto en el
que se hablara del odio o la ira, pero
eso seguramente Charles Spearin ya lo
tiene contemplado. ~
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1 Algunos de los tracks se pueden escuchar en
www.myspace.com/charlesspearin. La distri-
bución en México de este disco es a través de
www.arts-crafts.com.mx, cuya oferta musical,
dicho sea de paso, es extraordinaria.
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