23_cultura_fundacion_poemas
Estación
Era alta la bóveda.
De un lado a otro las vigas
se doblaban sobre sí mismas,
sostenían el peso extendido del acero
que cubría la llegada de los trenes.
Cientos de personas
caminaban por esa entraña de metal
que se abría a la violencia de las máquinas.
Las farolas colgaban sin mecerse.
Era invierno, y en la estación,
bajo la gran cúpula,
se oficiaba la celebración de los que parten,
de los que caminan por los andenes
arrastrando una maleta,
los que llegan antes de partir,
los que esperan que algo de lo lejos
llegue de pronto.
Un dios cierto volvía la nieve lodo
entre los pies de la multitud.
Yo era joven
y esperaba al final del andén
sin saber adónde iban,
sin saber qué llevaban los trenes
que partían de mí.
El joven habla en el umbral
Hagan sonar más fuerte las campanas
que ya se acerca la hora
y aún no vienen los demás
y la mesa está servida
y no podemos dejar los alimentos
secarse al sol, abandonarlos
a los animales.
Que suenen más fuerte,
no importa que las copas estén rotas,
que se angoste el agua en el cuello de las botellas
y no tengamos con qué vestirnos de fiesta;
que suenen más fuerte las campanas
por las cosas que no se cumplieron,
por lo que se perdió y se dijo
durante ese largo silencio.
Vengan, vamos a apresurar el vino en la garganta,
que el aire está lleno de partículas de Dios
pero la fiesta es de los hombres.
Otro sermón de la montaña
Pasarán las mañanas,
el agua entre tus dedos,
primaveras, otras voces pasarán
por el cauce de tu sangre.
Pero en qué camino tus pies,
quién escuchará el ritmo
de tu respiración
y bajo qué cielo navegará la mirada
de aquellos a los que amas.
Bajo la luz, al pie de la montaña,
cómo seremos sorprendidos
cuando llegue el momento
de sembrar la tierra con gestos y sombras
y colores que vivieron en nosotros. ~
• Javier Peñalosa M. (Ciudad de México, 1981) es licenciado en Educación. Estudió creación literaria en la Escuela de Escritores de la SOGEM y gestión cultural en el Instituto Mora. Ha escrito guiones de ficción para televisión y es autor del libro de poesía Aviario y de la novela infantil El día que María perdió la voz.