La propuesta de reforma política del presidente Calderón supone modificaciones sustantivas a nuestro sistema político que van mucho más allá de meros cambios cosméticos.
En lo general, busca reposicionar a la ciudadanía dentro del conjunto del sistema político dotándola de más y mejores instrumentos de participación política que suponen un reto para nuestros gobernantes en los ámbitos de los poderes Legislativo y Ejecutivo en sus versiones locales, estatales y federales.
De ahí la propuesta de elección consecutiva de alcaldes, regidores, jefes delegacionales y legisladores. Los ciudadanos podrían aprobar o reprobar con su voto la gestión de sus gobernantes y representantes. Se trata de crear un mecanismo de pinza que busca, por una parte, inducir a los funcionarios y representantes a realizar una gestión más cercana a sus electores y, por otra, promover el interés de los ciudadanos en el desempeño de las personas por las que han votado.
Complementariamente se proponen tanto las candidaturas independientes como la iniciativa ciudadana para reforzar el poder ciudadano, lo cual nos habla de un avance neto en nuestro sistema democrático. Por otra parte se persigue mejorar el proceso de toma de decisiones en el que participan los tres grandes poderes, dotando al Judicial de la capacidad de presentar iniciativas de ley, así como al Ejecutivo del derecho a la iniciativa preferencial. Esta última se refuerza con el veto parcial que se propone para el Ejecutivo y con el veto en materia de Presupuesto de Egresos de la Federación.
En una perspectiva más amplia, el principio de elección presidencial por mayoría absoluta mediante el sistema electoral de segunda vuelta, busca consolidar el principio de mayoría del poder Ejecutivo, pero también invitar al ciudadano a reflexionar sobre el tipo de gobierno que desea cuando ninguno de los candidatos supere la mitad de la votación válida.
Se trata de una reforma no sólo inaplazable sino ineludible que recoge la experiencia de nuestra vida democrática y que amerita una respuesta seria de todas las partes, ciudadanos, partidos políticos, gobernantes y representantes.
David Torres Mejía
Descargar pdf