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El montaje en el viento: La obra de Miwa Yanagi y la fotografía escenificada
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La categorización de la fotografía como “arte” levita siempre sobre la lucha entre espontaneidad y montaje. El argumento que aboga por la fotografía como retrato del instante exacto de un hecho extraordinario, atribuye su mérito al tino de plasmar lo espontáneo y congelarlo. A esta perspectiva se apegaron las prácticas fotográficas que sacaron a la cámara del estudio y la introdujeron al mundo y a la calle, dejando atrás al retrato montado para retratar al mundo en su movimiento natural. Pero mientras más historia acumula la fotografía como medio, los ciclos de su evolución inevitablemente se revierten, y una parte de la fotografía contemporánea tiende a volver al estudio para retomar el papel de la fotografía como espacio apegado a lo escenificado y el montaje. La fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz es claro ejemplo de esta tendencia que acerca a la fotografía artística con el lenguaje ultra-controlado de una sesión modelada. Cada una de las fotografías de Leibovitz es altamente planeada, aspectos como luz, vestuario y escenario son cuidados hasta el último detalle. El resultado es una línea cada vez más tenue entre la fotografía de arte y el anuncio de revista, y esta aproximación a la fotografía ha sido criticada por “construir falsedades”. Sin duda resulta una experiencia completamente distinta montar una escena para fotografiarla, que salir a la guerra a tomar fotos o ser Henri Cartier-Bresson cuando salía al metro neoyorquino a fotografiar a la viejita de la esquina. En estos casos, el artista es víctima o beneficiario de las circunstancias, pero lo último que tiene es control sobre lo que va a fotografiar ese día.
En oposición, el montaje otorga la ventaja de tener control sobre la imagen y el mensaje que transmitirá la fotografía. Este lenguaje del montaje controla las partes de la escena cual herramientas para construir una imagen final. Tal es el caso de la fotógrafa japonesa Miwa Yanagi, cuya práctica se enfoca en el papel de las mujeres en la sociedad, la manera como son percibidas y la manera como actúan dentro del espacio social. Cada aspecto de sus fotografías, al igual que las de Leibovitz, es controlado con miras a crear escenas increíblemente detalladas. Las escenas que representa son producto de un ambiente planeado, donde el montaje escénico llega a tal detalle que revela imágenes de sutilezas sorprendentes. Ningún aspecto de la obra es alterado digitalmente, por lo cual el montaje y superposición escénica deben existir en la escena fotografiada.
Representada en el pabellón de Japón en la Biennal de Venecia de 2009, Miwa Yanagi expuso Windswept Women: The Old Girls’ Troupe, una serie de cinco fotografías de gran formato, presentadas en marcos de cuatro metros de alto. La serie presenta como tema central a cinco mujeres gigantes cuyos cuerpos permanecen en pie a pesar de encontrarse rodeadas de vendavales extraordinarios que amenazan con tumbarlas. Ellas, sin embargo, se mantienen firmes en su posición, a pesar de que el turbulento ambiente en el que se encuentran desplaza sus cabellos, pechos y brazos por los aires de manera incontrolable. La diversidad de edades de las mujeres retratadas habla de las distintas etapas de la vida y los estereotipos que se les imponen a cada una. Las mujeres atacadas por el viento se presentan extrañamente incómodas en el paisaje desolado que las rodea, bailan a la vez que sufren, parecen libres a pesar de estar ancladas. Estas contradicciones, presentadas a través del lenguaje del montaje fotográfico, hablan de la vida femenina, los lazos humanos, el paso del tiempo y su relación con la inestabilidad e inmortalidad.
El cuidado otorgado a la producción de estas imágenes se refleja incluso en las dimensiones de la instalación final, demostrando que no es sólo la fotografía final lo que es una obra de arte, sino la circunstancia misma que hizo posible tal imagen. Atendiendo al detalle de la escenificación de la imagen, la artista dirige las dimensiones del mensaje que entrega al observador. Las arrugas en las piernas de las mujeres y las texturas de sus amplios pechos son tan importantes como la profundidad del concepto que empuja a la obra. Miwa Yanagi es ejemplo de una generación de fotógrafos cuya práctica de escenificación híper-controlada, alejada de la espontaneidad y hermana del montaje, conduce hacia un nuevo lenguaje fotográfico.
Fuentes de las imágenes:
Sitio web oficial de de Miwa Yanagi
El Japan Times sobre de la presencia de la artista en la Bienal de Venecia 2009.
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