Desde las discusiones de qué universidad es la mejor hasta qué nación es más competitiva, los índices están en todas partes. Como dice un artículo reciente en The Economist,1 la tentación de producir una lista ordenada que evalúe desde el mejor hasta el peor en cualquier tema es muy grande.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (imco) ha encontrado en la elaboración de índices una posibilidad real de influir en la política pública en México. Si los congresos, gobernadores, presidentes municipales y presidentes de la República no tuvieran este tipo de herramientas que sistemáticamente evalúan su desempeño en relación con el de sus pares, probablemente harían caso nulo de nuestras recomendaciones de política pública.
Sin embargo, hay riesgos importantes en la construcción de índices, como también dice el artículo de The Economist. En muchos lugares del mundo, las estadísticas son incorrectas. Las metodologías de cálculo de muchos indicadores cambian, y especialmente en países subdesarrollados es difícil construir series de tiempo largas de muchos indicadores. Más aun, los índices no toman en cuenta errores estadísticos, y diferencias mínimas pueden traducirse en decenas de posiciones de diferencia en la posición de países.
Namibia. Foto tomada de Flickr/CC/jthetzel
Quizá los problemas metodológicos más graves están en los índices cuya base son encuestas de percepción. Éste es el caso de las estadísticas que compila el Foro Económico Mundial (fem), que hace encuestas de opinión con empresarios de todos los tamaños en 139 países, sobre una gama de variables que integran una definición coherente de competitividad.
Aclaro que la calidad de las encuestas no es necesariamente culpa del fem. Somos corresponsables los institutos de competitividad asociados al Foro, que le ayudamos a compilar las encuestas a nivel nacional. Dicho esto, también quienes responden la encuesta tienen en mente objetivos distintos según el país en el que estén, y hay que tener cuidado al leer los resultados porque también la gente puede contestar estratégicamente.
Por ejemplo: todo parece indicar que los empresarios en naciones tan diversas como Colombia, Brasil, Botswana y Namibia, responden en muchos reactivos premiando a sus países como si tuvieran anteojos color de rosa, mientras que quienes responden la encuesta en México sufren de un dejo de pesimismo que se refleja en sus respuestas.
Algunos ejemplos
1. Carreteras
Nadie disputaría que la calidad de las carreteras en México es con casi toda seguridad mejor que la de la mayoría de los países africanos. Sin embargo, los empresarios de Namibia, Botswana, Gambia, Rwanda y Etiopía calificaron mejor la calidad de su infraestructura carretera en la última encuesta del fem que los empresarios mexicanos. Quizás un empresario en algún país remoto —que tal vez no ha visto un camino mejor que el derrotero polvoriento que sale de su fábrica— se siente muy feliz de tener ese camino, mientras que un pequeño empresario mexicano sabe que el Arco Norte de la Ciudad de México es de concreto hidráulico y que no tiene un solo bache, pero también que es una carretera costosa y que el margen de utilidad de sus productos no es suficiente para usar esa infraestructura de transporte. La realidad sobre el costo de la carretera —en África y en México— altera nuestra percepción sobre su calidad.
La construcción de infraestructura carretera es uno de los logros que más se mencionan en los informes del gobierno mexicano. Para la Gráfica 1 usamos un dato duro, el porcentaje de carreteras pavimentadas, en la base de datos de Mathematica,2 y la calificación del 1 al 7 que los encuestados por el fem en el mundo dieron a la pregunta concreta: “¿Cómo evalúa las carreteras de su país?” (1=extremadamente subdesarrolladas; 7=extensas y eficientes bajo estándares internacionales).
En esta gráfica, los países que se ubican cerca de la recta bisectriz son los que en la encuesta del fem obtuvieron una calificación que hace justicia al estado real de las carreteras, de acuerdo al dato duro. Mientras más arriba y a la izquierda esté un país, más embellecieron la realidad las percepciones de quienes contestaron la encuesta; mientras más abajo y a la derecha, más deformaron negativamente.
Nótese el premio que los encuestados dieron a las carreteras en Brasil, Namibia, Chile, Estados Unidos, Canadá y Colombia. El caso de Namibia es sorprendente. Probablemente me hace falta un viajecito por allá, porque los empresarios de ese país evalúan sus carreteras igual que sus pares de Chile, Canadá y Estados Unidos. (A lo mejor, lo que hace falta es que los empresarios de Namibia vayan a Estados Unidos). Estos tres países tienen más carreteras pavimentadas que Namibia. Los empresarios colombianos y brasileños le dieron la calificación de 2.89 y 2.93, respectivamente, a las carreteras de sus países. Una calificación que empatara la percepción con el dato duro sería ligeramente inferior a 2. Namibia, Brasil y Colombia aquí nos anotaron gol. Salieron más arriba que nosotros en este indicador sin tener carreteras mejores que las nuestras.
Una posible explicación sería que —quizá, lanzo la hipótesis— el gobierno colombiano mantiene pavimentadas el 15.8% de las carreteras más importantes, lo que realmente hace una diferencia para el sector productivo. También, puede ser que el gobierno chino no nos esté diciendo la verdad respecto al número de carreteras pavimentadas, porque obtiene una calificación parecida a la de México y supuestamente el 81% de las carreteras (si se le cree a la estadística oficial) están pavimentadas. Esa estadística implicaría que los chinos tienen más caminos pavimentados que Estados Unidos como porcentaje del total, cosa difícil de creer.
Sin embargo, el que México sea comparable con India en esta medición tan simple no es nada halagüeño. Dicho esto, la comparación estática tampoco nos ayuda a entender de dónde veníamos y a dónde vamos: si hace seis años nuestra calificación en este rubro era comparable a la de Colombia y Brasil, quiere decir que se avanzó mucho, pero no lo suficiente para alcanzar a Estados Unidos (o a China; otra vez, si creemos en su estadística oficial). ¿Será que a los empresarios mexicanos, como conocen las carreteras de Estados Unidos, no les gustan las de acá? ¿Será que no les gusta el precio?
En este indicador, la correlación estadística entre el dato duro y la encuesta es de 36%, lo cual nos invitaría a pensar, con leve margen de duda, que son eventos estadísticamente independientes.
2. Aeropuertos
La pregunta del fem en este tema es “¿Cómo evaluaría la infraestructura de transporte aéreo en su país?” (1=extremadamente subdesarrollada; 7=extensa y eficiente bajo estándares internacionales).
En el pilar de Infraestructura del Índice del fem, en la variable “Calidad de la Infraestructura Aérea”, México fue ubicado por los encuestados en la posición 65, por debajo de países como Mauricio, Etiopía, Namibia y Túnez. El fem usa un dato duro: el número de asientos/kilómetro originados desde los aeropuertos de cada país. Como la ingeniería inversa de este indicador es ligeramente difícil, podemos compararlo con otro dato duro, el número de aeropuertos por millón de habitantes en el país. La percepción no corresponde con lo mostrado por los datos duros. México cuenta con 1,561 millones de asientos/kilómetro disponibles, cifra más de 10 veces mayor a la reportada por cada uno de los países mencionados (ver la Gráfica 2).
La percepción premia en grande a India y China, y en menor medida a Chile y Canadá. México, Rusia, Colombia, Brasil y Namibia (para ser consistentes en la comparación) tienen un castigo.
En este indicador, la correlación entre dato duro y percepción es de 5.9%. Con toda certeza son dos eventos estadísticamente independientes.
3. Violencia
Las estadísticas sobre violencia son difíciles de seguir. No hay compilaciones completas. Los datos duros de la estadística penal, que se producen a nivel local, excepcionalmente se compilan en estadísticas nacionales que se publiquen internacionalmente. Los incentivos para no publicar estadísticas internacionales sobre el tema son muy altos.
Muchos de los indicadores duros en la estadística nacional se refieren a niveles de variables, mientras que las percepciones de la gente parecieran estar más correlacionadas con la tasa de cambio de las variables. Si hay más homicidios en Washington o Río de Janeiro que en la Ciudad de México, pero el fenómeno va a la alza acá y a la baja allá, las encuestas reflejarán más esa tasa de cambio que el nivel absoluto.
Naciones Unidas periódicamente hace una compilación de estadísticas nacionales de tendencias criminales y operación de sistemas de justicia (unodc, 2005-2006). Solamente hay datos para 68 naciones; curiosamente no están, en la letra B, ni Bélgica ni Brasil. En la C no está Colombia, y si adelantamos a la F, tampoco está Francia. No está Rusia; de hecho, de los bric (Brasil, Rusia, India y China) solamente está India.
El dato de Naciones Unidas se comparó con el del fem, respondiendo a la pregunta específica: “¿Hasta qué punto la amenaza de terrorismo impone costos a su país?” (1=costos significativos; 7=no hay costos). Lo presentamos en escala inversa (ver la Gráfica 3).
La moda está entre 1.21 y 1.49 homicidios por cada 100 mil habitantes. En este caso, los ejes están al revés que en las dos gráficas anteriores (mientras más cerca de la esquina inferior izquierda, mejor). Tanto Estados Unidos como México están por arriba de la moda, pero Estados Unidos tiene un ligero castigo por percepción, mientras que México tiene un ligero premio. Hay que tomar en cuenta que son datos de 2005 y la película ya cambió. Es altamente probable que México hoy esté del lado del castigo por percepción.
La correlación estadística entre ambas variables es de solamente 9.4 por ciento.
4. Educación
En el pilar de Educación del Índice del fem, en la variable “Calidad de la Educación en Matemáticas y Ciencias”, México fue ubicado por los encuestados en la posición 128, por debajo de países como Trinidad y Tobago, Túnez, Kazajstán, Brasil, Colombia, Argentina e Indonesia.
La percepción no corresponde con lo mostrado por los datos duros. México obtuvo una puntuación promedio en los componentes de Matemáticas y Ciencias de la prueba pisa 2009 de 417.21, cifra superior a la registrada en todos los países mencionados.
Otra vez, nadie debe sentirse satisfecho con los resultados del sector educativo mexicano. De la misma forma en que los padres de familia en México, de acuerdo a encuestas recientes, están muy contentos con la educación que reciben sus hijos, los empresarios de los países mencionados están más contentos que los empresarios mexicanos con sus sectores educativos.
Quizá nuestro reto es más grande que el de otras naciones, ya que estamos obligados a especializarnos en sectores intensivos en capital humano, lo cual no necesariamente ocurre en muchos de los países mencionados.
Apunte final
Una maestra de contabilidad del itam decía que los estados financieros son como el chicle: son para masticarse, no para tragárselos. Con los índices pasa lo mismo. Nos aportan información, pero no necesariamente dan toda la necesaria para entender la situación competitiva de un país, de la misma forma en que la boleta de calificaciones de un escolapio no necesariamente es un reflejo fiel de su inteligencia o dedicación, aunque la correlación con ambas sea muy alta.
La definición de lo que se quiere medir puede alterar las posiciones ordinales en un índice. Sin embargo, debe haber una equivalencia entre escalas, como la hay en las mediciones de temperatura; en las ciencias sociales, dicha equivalencia es inexacta.
Los índices de competitividad que produce el imco usan muy pocos indicadores de percepción, a diferencia de los del fem. La gran ventaja de usar datos duros se ve eclipsada por un gran problema: los datos duros apuntan al pasado, mientras que los indicadores de percepción apuntan al futuro. Percepción y realidad no necesariamente tienen que estar correlacionadas: simplemente están viendo en direcciones opuestas. Para darse una idea completa, hay que ver ambas. En este sentido, los indicadores del imco y del fem son complementos perfectos. Siguiendo la analogía entre los estados financieros y los índices, el índice de imco es como el estado de resultados del año pasado, mientras que los índices de fem son como el flujo de efectivo proyectado a un año.
Sin embargo, el índice del fem y el de imco tienen una alta correlación. El fem mide 139 países y el imco 49, por lo cual la correlación entre ambos índices existe para una versión reducida de la base de datos del fem. El pasado se convierte en el destino de las naciones cuando las tendencias son muy definidas y casi irreversibles. Cuando un índice está bien construido, da información útil y fidedigna, pero que hay que analizarlo con cuidado.
Resulta interesante que tanto en datos duros como en percepción, en infraestructura de transporte aéreo y carretero México sale mejor evaluado que los denominados bric (Brasil, Rusia, India y China). Esto es consistente con lo dicho por De la Calle (2007) y Chacón (2010). México ya no debe aspirar a ser parte de los bric, ni debe compararse con los bric. México ya fue un país como los bric y está en un estadio diferente de desarrollo, el cual no cuaja aún, pero “ahí va”.
Es posible que si un país recibe castigos de percepción en la mayoría de las variables que componen un índice, su calificación en el índice sea baja. Como es una lista ordinal, el que otros países se autopremien es un castigo implícito, si nosotros no estamos haciendo lo mismo.
Es importante también considerar que los índices evalúan cuestiones que van más allá de la política pública. Por ejemplo, en la encuesta del fem, México sale bajo en la variable que mide la utilidad de los consejos de administración. El gobierno no debería sentirse culpable por esta confesión autocrítica de los empresarios encuestados. Por el contrario, la labor de la autoridad está en hacer que las cosas funcionen. Ésa es la mejor manera de subir en los índices de competitividad: incidiendo en cómo funciona la sociedad, no cambiando la construcción de los indicadores.
Dicho lo anterior, el esfuerzo por usar herramientas de comparación para castigar a nuestros políticos no debe estar en conflicto con nuestros esfuerzos de atracción de inversiones y talento. Para ello, un número grande de empresarios debe responder las encuestas del fem, y debe hacerlo cuidando este delicado balance: ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
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A. Chacón, “To Bric or not to Bric”, imco, 2010, disponible en http://imco.org.mx/es/temas/macroeconomia/to_bric_or_not_to_bric
L. de la Calle, “¿Qué más?”, 2007, disponible en http:// www.eluniversal.com.mx/columnas/63671.html
unodc, “The Tenth United Nations Survey of Crime Trends and Operations of Criminal Justice Systems” (Tenth cts, 2005-2006), 2005-2006, disponible en http://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/Tenth-CTS-annotated.html
World Economic Forum, “The Global Competitiveness Report 2010-2011”, 2010, disponible en http://www.weforum.org/reports
1 The Economist, “International Rankings: Wrong Numbers”, 6 de enero de 2011, disponible en http://www. economist.com/node/17849159?story_id=17849159
2 La base de datos toma fuentes como Naciones Unidas, Banco Mundial y otros. Es curada por Wolfram Inc., en Champaign, Illinois, e.u. (www.wolfram.com).
*Es Director General Adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad.