Ciertas fotografías causan un doble impacto: en la mirada y en la memoria. El juego doble inicia con el golpe ocurrido en la mente del fotógrafo (el motivo que lo impulsa a disparar), al que sigue la pericia técnica necesaria para completar el proceso de transmitir esa impresión visual a la del papel.
José Luis Cuevas, de la serie “Estado del tiempo”, 2001-2007.
La imagen de un cajero automático que permanece incólume pese a la rotura del vidrio que lo resguarda está roto es de José Luis Cuevas, fotógrafo mexicano nacido en 1973. Es parte de la serie “Estado del tiempo”, título que si bien alude al clima también puede interpretarse como una ironía sobre los tiempos que atraviesa el país. El negativo tiene por lo menos un lustro, aunque podría haber sido tomado ayer si leemos el vidrio quebrado como símbolo de una estabilidad ilusoria. La vulnerabilidad de lo que se supone fuerte. Lo que el vidrio protegía no es menos simbólico: una máquina dispensadora de billetes que con su forma y función reproduce a su vez otro sistema de ideas, la economía.
Esta fotografía es el afortunado indicio de una acción desafortunada. Que el vidrio roto constituya el primer plano de la foto replica acto en imagen, es decir, con la composición misma se rompe de nuevo el vidrio para que un asalto de cajero se sublime de acto violento en acto estético. Así, resulta una imagen adecuada tanto para la prensa como para una galería: su tratamiento técnico y visual produce sus propios valores porque es la huella de un acontecimiento cotidiano, no su mero registro, y en su calidad de indicio se aleja de los otros valores, los producidos por el actual estado de avances tecnológicos: lo inmediato, lo asequible, etcétera.
La fotografía como disciplina es proclive a ser absorbida por esos mismos valores ultratecnológicos. En estos días no importa si cubre la noticia un transeúnte con la cámara de su teléfono o un fotoperiodista profesional, porque la autoría de las fotos de acontecimientos noticiosos se encuentra en un segundo plano, tras la necesidad del registro omnipresente de los hechos. Por eso adquiere nueva vida el trabajo de autores que se acercan a un hecho desde su subjetividad, para encontrar (recrear) el interés visual de una escena en vez de perseguir esa meta inalcanzable de lo objetivo: justamente desde su cualidad polisémica la fotografía se constituye como un medio capaz de transmitir verdades alternas. Escribe Michel Frizot que la fotografía no re-produce un acontecimiento sino que produce otro: el fotográfico, que en este caso permite al vidrio quebrado y al cajero trascender el teatro de la nota cotidiana.
Aunque el instante decisivo preconizado en el siglo XX por y alrededor de la figura del documentalista Henri Cartier-Bresson quedó ya muy atrás, la sensación de instante exacto, como la que transmite esta foto de “Estado del tiempo”, sigue siendo virtud en la práctica fotográfica contemporánea. Ocurre con esta imagen de José Luis Cuevas: si bien encontró el momento, lo trabajó para lograr que el hecho se expresara por sí mismo, lo que aparentemente es una contradicción. En fotos importa la realidad fotográfica, no la realidad real (¿queda algo de lo real una vez filtrado por los medios?). Trabajar los hechos es recrearlos con ojos de autor; interpretar el tiempo que se documenta.
Un cajero automático permanece con la pantalla prendida aunque se haya vulnerado el vidrio de su cabina. Todo indica que no es fácil apagarlo. La situación se parece a la ocurrida cuando un fotógrafo activa el obturador y con esta acción comienza una cadena de procesos que terminan en la imagen visible: al apretar el botón pone en marcha un mecanismo que ya no puede detenerse. ~
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DANIELA BOJÓRQUEZ (Ciudad de México, 1980)
ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas y del Programa Jóvenes Creadores del FONCA. Es autora de los libros de cuentos Lágrimas de Newton (Ficticia / F,L,M., 2006) y Modelo vivo (Instituto Mexiquense de Cultura, 2010). Ha expuesto su trabajo fotográfico de manera individual y colectiva en: Galería José María Velasco (INBA), Traeger & Pinto Arte Contemporáneo, Centro Cultural Mexiquense y FARO de Oriente, entre otros espacios. ([email protected]).