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La grieta en el jabón: observación del micro-gesto ordinario
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El agua corriente y sus burbujas. Luego, el depósito en un charco y el tiempo del aire. Resequedad aliviada, humedad. Pero siempre un abandono en medio que deriva en profundas hendiduras. Cicatrices de tiempo, las hondas rajadas que son las arrugas del jabón. De los más simples objetos en nuestras vidas, quizás toquemos en promedio tres al día, los jabones están en todos lados, y a todas horas parecieran irrelevantes. Pero la artista australiana Honor Freeman los reivindica en su obra “Selección de Jabones” (“Soap Selection”), una serie de esculturas en porcelana que reproduce una serie de jabones erosionados por la combinación de su uso y el paso del tiempo.
El trabajo de Freeman habla de la cotidianeidad ignorada, de las texturas que nuestros ciegos ojos vuelven invisibles, de las cosas que por ser ordinarias consideramos feas. Al transferir sus formas a un preciado material como la porcelana, Freeman redime el destino de los jabones usados, y nos llama a observarlos de una nueva manera.
Parecen triviales, estos jabones de porcelana, pero la obra remite a unos de los principios básicos del arte: nos enseña a observar los detalles más simples de nuestras vidas de una manera diferente. Lo que normalmente ignoraríamos y tiraríamos a la basura se vuelve digno de ser observado, la belleza se sitúa en la sencillez, en lo más transitorio, en lo roído y destinado a la desintegración. Al preservarse en porcelana la lenta descomposición del jabón se detiene, y nos inspirara a detenernos también por un segundo. Selección de Jabones habla de la complejidad de lo simple, presentando así un paradigma que invita a ser aplicado a otros aspectos de nuestras vidas. Podemos empezar por observar de cerca al siguiente jabón que encontremos en la tarja del baño.
Las múltiples grietas hablan del uso constante del jabón, pero también del abandono por horas que produce estas cicatrices. Los ejemplares más pequeños de la serie representan a los jabones cuyo destino es el bote de basura o el unirse a otros en una amalgama que los haga más duraderos. Las hendiduras de cada pieza son testigo no sólo del paso del tiempo, sino también del micro-gesto humano que acumulado se convierte en destrucción. El jabón reutilizado ad infinitum representa también la imperfección de la vejez. Cada rajada en el jabón resultante del continuo intercambio entre humedad y resequedad derivada del gesto humano que se le impone, la acción humana imprimiéndose sobre el mundo físico incluso a través de los gestos más simples. En sus formas se lee una cartografía del micro-gesto más ordinario.
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