Desde hace algunos años, los métodos de medición de la pobreza consideran no sólo los niveles de bienestar material de las personas, sino también dimensiones como los derechos económicos, sociales y culturales. Se trata de evaluar el desarrollo social en su conjunto, de acuerdo con los derechos consagrados en la Constitución. Fernando Cortés presenta los resultados, en muchos casos desoladores, de la más reciente medición.
Foto tomada de Flickr/CC/Rickynorris
El 10 de diciembre de 2009, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (coneval) dio a conocer las cifras oficiales de pobreza que se obtuvieron al aplicar el nuevo método multidimensional a los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (enigh) levantada en el tercer trimestre de 2008. Daba así cumplimiento a la Ley General de Desarrollo Social (lgds) que establece que la nueva medición de la pobreza debe ser multidimensional y que debe satisfacer una serie de requisitos.
El nuevo método reemplazó al de medición de pobreza por ingresos, habitualmente calificado como “unidimensional”,1 que pertenece a la clase de enfoques que sitúa la medición de la pobreza en el ámbito del bienestar. La idea que comparten estos enfoques es que el bienestar de una persona depende de su consumo, pero dadas las restricciones de información para medirlo, con frecuencia se emplea como aproximación el gasto2 o bien el ingreso, que suelen contrastarse con una línea de pobreza (lp): si el ingreso es menor que la línea, la persona es pobre, y no lo es en caso contrario.
Es indudable que el ingreso sería un buen indicador aproximado del bienestar individual en una economía total y absolutamente mercantilizada. Pero es sabido que en varios países de América Latina, la oferta de bienes y servicios no proviene en su totalidad del mercado, como es el caso de la educación, la seguridad social y la salud, así como la electricidad y el agua, etcétera. En estos casos la medición de la pobreza por ingreso hace invisibles algunos componentes de la pobreza (Hammill, 2009: 7 a 11).
La Ley General de Desarrollo Social y la pobreza
Las funciones del coneval según la lgds (Art. 81) son:
1. Establecer los lineamientos y criterios para la definición, identificación y medición de la pobreza y,
2. Normar y coordinar la evaluación de las políticas y programas de desarrollo social.
Desde un inicio, la lgds establece una conexión entre la medición de la pobreza y la evaluación de los programas sociales: la medida de pobreza debe servir para evaluar los programas, las políticas y la política de desarrollo social.
A su vez, la lgds señala que la pobreza involucra un espacio de bienestar, otro de derechos económicos, sociales y culturales (desc) y un tercero territorial. Plantea que el desarrollo social debe “garantizar el pleno ejercicio de los derechos sociales consagrados en la Constitución, asegurando el acceso de toda la población al desarrollo social” (Art. 1).
A lo largo del texto se hace referencia explícita a los siguientes derechos sociales (lgds , Art. 6): salud, alimentación, vivienda, educación, un medio ambiente sano, trabajo y seguridad social.
También se deja claramente establecido que la información para realizar las mediciones de pobreza debe provenir del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) y que los cálculos se deben efectuar cada dos años con representatividad estatal y cada cinco años a escala municipal (lgds , Art. 37).
El Artículo 36 de la lgds señala que el coneval tendrá que generar una medida de pobreza que tome en cuenta al menos las siguientes dimensiones: rezago educativo promedio en el hogar, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación y grado de cohesión social. Lo anterior, aunado al ingreso corriente per cápita como indicador del bienestar.
En síntesis, la lgds establece las siguientes restricciones: (1) vínculo entre programas sociales y medición de la pobreza; (2) pobreza definida en el espacio del bienestar y de los derechos económicos, sociales y culturales; (3) lista de las dimensiones que deben considerarse; (4) el nivel geográfico del que deben ser representativas las mediciones y (5) las fuentes de información y la periodicidad de su cálculo —de ellas derivan una serie de lineamientos que deben tomarse en cuenta al momento de elaborar la metodología—.
La metodología de la medición multidimensional de la pobreza
La medición multidimensional de la pobreza considera inicialmente dos de los tres espacios que establece la lgds, uno referido al bienestar y otro a los desc. En el espacio del bienestar, una persona será pobre si el ingreso per cápita de su hogar es inferior a la línea de pobreza. El coneval se dio a la tarea de construir, con datos de la enigh de 2006, una nueva canasta alimentaria —una para las zonas rurales y otra para las urbanas— cuyo valor es la nueva línea denominada “de bienestar mínimo”. También construyó una canasta completa (alimentaria y no alimentaria) que una vez evaluada originó la línea de bienestar. Estas dos líneas constituyen los umbrales que permiten distinguir a las personas que están en situación de carencia en el ámbito del bienestar.
La identificación en el plano de los derechos es un poco más compleja porque involucra varias dimensiones. Con base en los señalamientos de la lgds, pero dejando de lado la cohesión social,3 se consideran las siguientes carencias: rezago educativo promedio del hogar (C1), acceso a los servicios de salud (C2), acceso a la seguridad social (C3), calidad y espacios de la vivienda (C4), acceso a servicios en la vivienda (C5) y acceso a la alimentación (C6). Para determinar la carencia en cada una de estas dimensiones es necesario referirse a los indicadores o variables y a los umbrales. Los detalles de los procedimientos empleados se pueden consultar en el documento electrónico Metodología de la Medición Multidimensional de la Pobreza en el sitio del coneval (www.coneval.gob.mx).
Con la información que proporciona la enigh es posible saber si una persona específica presenta o no alguna de las seis carencias. Sin embargo, hace falta ir un poco más allá, establecer en qué condiciones cada individuo es carente o no. Esta calificación se basa en que los derechos sociales son indivisibles e indisolubles, y que ningún derecho es superior a otro. Una persona en particular será calificada como carente si presenta al menos una carencia en el ámbito de los derechos.
De acuerdo con las ideas anteriores, se puede identificar si una persona es carente en el espacio del bienestar o en el de los derechos, pero aún no se sabe si es o no pobre de acuerdo con la medición multidimensional. La definición del coneval establece que “una persona es pobre si es carente tanto en el espacio del bienestar como en el espacio de los derechos” (coneval 2009: 20).
El coneval ajustó aún más la mirada en la identificación de los pobres. En el espacio del ingreso definió una línea de bienestar mínimo equivalente al valor de la canasta alimentaria, y así identifica un subgrupo cuya carencia económica es más profunda. Una operación equivalente se realizó en el espacio de los derechos sociales, pero fue necesario determinar un número de carencias que divida a la población en dos grupos, uno formado por los que tienen más carencias y otro por los que tienen menos. Los estudios realizados permitieron concluir que dicho número es tres,4 es decir, en el espacio de los derechos se diferencian las personas que presentan tres o más carencias de las que tienen dos o menos.
Con base en esta información se procedió a definir la categoría de pobres extremos según la medición multidimensional: “Una persona es pobre extremo si simultáneamente su ingreso no alcanza a superar el valor de la línea de bienestar mínimo y presenta tres o más carencias en la satisfacción de sus derechos sociales”. Y se califican como pobres moderados a “todas las personas que siendo pobres no son pobres extremos”.
Considerando que el objeto de la política social es la totalidad de la población del país, se distinguen tres grupos adicionales: (1) vulnerables por carencia social, formado por todas aquellas personas que no son carentes en la dimensión de bienestar pero sí lo son en el espacio de los derechos; (2) vulnerables por ingreso, conformado por las personas que no tienen carencias en sus derechos pero sí en el espacio del bienestar económico, y (3) la población sin carencias en derechos y con un ingreso superior a la línea de bienestar económico.
Por último, hay que considerar que la cohesión social refiere al ámbito territorial, a diferencia de los derechos y el bienestar, que son propiedades de los individuos. La cohesión social se incluyó en la medición como una característica del contexto territorial que recoge el efecto del entorno en el cual ocurren los procesos sociales que originan, mantienen o refuerzan la pobreza. Medir la cohesión consiste en hacerla observable en colectividades que ocupan un territorio. Se introduce a la medición como un tercer espacio diferenciando contextos con alta o baja cohesión social.
Cuantificación de la pobreza multidimensional en México5
Para lograr la representatividad estatal de las mediciones de pobreza, la enigh del año 2008 aplicó alrededor de 70 mil cuestionarios de hogares, 45 mil más de los que levantó la encuesta en 2006. El coneval, con la colaboración del inegi , diseñó un “Módulo de Condiciones Socioeconómicas” (mcs) para recabar la información adicional necesaria para el cálculo de la pobreza multidimensional. En 35 mil hogares se aplicó el instrumento completo y el módulo, y en los restantes 35 mil una versión recortada del cuestionario y el módulo; el recorte se hizo sobre la información del gasto de los hogares.
Debido a que las enigh anteriores a 2008 no proporcionan la información que se requiere para calcular la pobreza multidimensional, no es posible construir una serie retrospectiva con cifras comparables.
El cálculo de la pobreza multidimensional en el México del año 2008 permite distribuir a la población en cinco grupos. (Ver Gráfica 1.)
La incidencia de la pobreza multidimensional en 2008 fue de 44.2%, lo que equivale a 47.2 millones de mexicanos, que se subdividen a su vez en 11.2 millones en pobreza multidimensional extrema (que presentan en promedio 3.9 carencias) y 36 millones en pobreza moderada, que tienen una media de 2.3 carencias. La medición muestra 35.2 millones de personas (incidencia de 33%) vulnerables por carencia social con un promedio de 2 carencias, y 4.8 millones vulnerables por ingreso (que no tienen carencias sociales). Escapan a la pobreza y a la vulnerabilidad casi 20 millones de mexicanos que representan 18.3% de la población.
La identificación de cuatro subpoblaciones —dos de pobres y dos vulnerables— da pie para elaborar políticas sociales diferenciadas, al mismo tiempo que proporciona información básica para evaluar programas sociales. De este modo, por ejemplo, los programas cuya meta es reducir las carencias en salud o educación, que antaño se evaluaban por su impacto sobre la pobreza monetaria, pueden hacerlo desde el 10 de diciembre de 2009 por su efecto en las dimensiones correspondientes del espacio de los derechos sociales.
La medición multidimensional de la pobreza permite analizar su composición en ámbitos desagregados, como es el caso de la pobreza multidimensional rural y urbana que se presenta en las Gráficas 2a y 2b.
En primer lugar, hay que notar que la suma de los pobres multidimensionales y de los vulnerables en los ámbitos rural y urbano coincide con el total nacional. En segundo lugar, como es bien sabido, la incidencia de la pobreza extrema es mucho más marcada en las áreas rurales que en las urbanas; los promedios ponderados reconstituyen la incidencia de la pobreza multidimensional en el país. En tercer lugar, se observa que la incidencia de la vulnerabilidad por carencia social es similar en las zonas rurales y urbanas, lo que es un indicio de que el incumplimiento de los derechos sociales es generalizado en el país. En cuarto y último lugar, la incidencia de los vulnerables por ingreso es más pronunciada en las zonas urbanas que en las rurales.
El mismo tipo de ejercicio se puede realizar por entidad federativa. Esta información es particularmente útil en un país cuya organización política es federal y que además presenta profundas desigualdades territoriales en su desarrollo económico y social, según se aprecia en los ejemplos de las Gráficas 3a y 3b.
Dada la diferencia numérica de la población de Sonora y Chiapas, se debe centrar la atención en la incidencia de la pobreza multidimensional. Las gráficas muestran que es muchísimo más elevada en Chiapas (76.7%) que en Sonora (26.7%). Por otra parte, en Sonora 30% de la población no tiene problemas de bienestar ni de cumplimiento de sus derechos sociales, mientras que Chiapas está en el extremo opuesto: sólo 5.5% de su población se encuentra en esa condición. Sin embargo, a pesar de las diferencias señaladas, el promedio de carencias en los grupos formados por los pobres moderados y extremos es sólo ligeramente mayor en Chiapas (3.1 versus 2.5), lo que es un indicador, nuevamente, de que para los pobres la insatisfacción de los derechos sociales es bastante homogénea sobre el territorio nacional.
La información está disponible para las 32 entidades federativas del país y se puede consultar en el Anexo. Debido a que la medida permite desagregar la medición sobre divisiones de la población en categorías mutuamente excluyentes y exhaustivas, como es el caso de la distribución por unidades político-administrativas, la suma de los pobres y vulnerables que resulta de las medidas multidimensionales —o las incidencias ponderadas por sus correspondientes tamaños de población— conforma los respectivos totales nacionales. Esta información sirve para saber cuánto aporta cada estado a la formación de la pobreza nacional y, por tanto, ayuda a hacer más eficiente la focalización territorial de los programas sociales.
Otra partición de interés es la separación de la población en indígena y no indígena. (Ver Gráficas 4a y 4b.)
La enigh levantada en 2008 incluyó por primera vez en la historia de estas encuestas preguntas que permiten identificar la etnia de los entrevistados. Con base en esta información ahora es posible hacer un cálculo que permite comparar la incidencia de la pobreza en la población indígena respecto a la pobreza existente en el país o en relación con otras subpoblaciones. El cuadro es claramente desolador: sólo 3.1% de los indígenas no son pobres ni carentes, contra 19.3% de los no indígenas.
Las sumas del número de pobres indígenas o no indígenas —o de las incidencias ponderadas— en pobreza multidimensional, ya sea extrema o moderada, conforman el total nacional, lo mismo que la población en condición de vulnerabilidad. En consecuencia, sería posible conocer la contribución de la condición indígena a la pobreza y a la vulnerabilidad nacional.
En las gráficas anteriores se apreciaba que entre los pobres las carencias en la satisfacción de los derechos sociales presentan una distribución pareja en las zonas rural y urbana, y aun en ámbitos estatales tan diferentes como Sonora y Chiapas. Sin embargo, esto no ocurre en la partición indígena/no-indígena: las carencias promedio son mucho más elevadas entre los pobres indígenas.
La medición multidimensional también permite simular los efectos que podrían tener sobre la pobreza acciones específicas de política pública. Por ejemplo, en el caso de que se decidiera una política de cobertura universal en salud y seguridad social, la pobreza multidimensional extrema se reduciría de 10.5 a 3.8% de la población y la moderada de 33.7% a 28.1 por ciento. (Ver Gráfica 5.)
También se puede calcular la pobreza multidimensional de acuerdo con el grado de cohesión social de las entidades federativas. (Ver Gráficas 5a y 5b.)
En los estados de alta cohesión social, en comparación con los de baja, la incidencia de pobreza multidimensional es sensiblemente más reducida, y es mayor la proporción de no pobres ni vulnerables. Por otra parte, la incidencia de la vulnerabilidad según carencias sociales es más pronunciada en las entidades de alta cohesión social.
Consideraciones finales
Inicia la segunda década del siglo xxi y la medición de la pobreza por ingreso aún juega un papel importante (Mora, 2010). Por ejemplo, el primero de los Objetivos del Milenio (Naciones Unidas 2005: 11) —reducir la pobreza extrema a la mitad en el año 2015— refiere a la pobreza unidimensional, como también lo hacen las mediciones internacionales del Banco Mundial diseñadas para comparar la pobreza entre países. También se observan aproximaciones diferentes entre aquellos que optan por una mirada multidimensional, ya que pueden diferir en las teorías subyacentes: necesidades (Doyal y Gough, 1991) o capacidades (Hammill, 2009: 7 y 8).
No es el propósito de este artículo entrar en esta discusión, menos aún en la sección final, sino señalar que se trata de un campo abierto donde se han propuesto múltiples soluciones; una buena muestra de ellas se encuentra en Kakwani y Silber (2008a y 2008b).
La corriente dominante en la concepción multidimensional de la pobreza, en el campo de la Economía, toma pie en los trabajos de Amartya Sen (1985, 1992), cuyo modelo explicativo descansa en las nociones de “capacidades” y “funcionamientos”. El Índice de Desarrollo Humano ( idh ) ( undp , 1997) es un primer intento de llevar al campo de la medición la teoría de capacidades.6 En la actualidad no son pocos los esfuerzos en curso para “operacionalizar” las diversas dimensiones de las capacidades (Alkire, 2008; Nussbaum, 2006). Aun más, basándose en la perspectiva de Sen, la Universidad de Oxford está operando el programa Oxford Poverty and Human Development Iniciative (ophi). Dirigido por Sabina Alkire, su propósito es construir un marco multidimensional para reducir la pobreza basado en la experiencia y los valores de la gente (www.ophi.org.uk).
Si bien la medición multidimensional de la pobreza en México no puede escapar a los problemas y discusiones sostenidas en la academia, agrega una dimensión práctica: la necesidad del Estado mexicano de contar con una medición de la pobreza que le permita evaluar su política social. Es precisamente este anclaje en las acciones del gobierno el que permite vislumbrar una solución a varios de los problemas que se discuten en la academia.
La lgds , al establecer que la medición debe dar cuenta de los espacios “bienestar” y “derechos sociales” (vinculados a la política económica y a la política social, respectivamente), identifica dos ámbitos que al ser de naturaleza diferente abren el camino para que la medición no desemboque en un número (por ejemplo, un punto en el eje de los números reales) sino en por lo menos un par de números (un punto en un plano) que den cuenta de las dos dimensiones. En esta perspectiva no cabe, desde el punto de vista lógico, el intento por generar una medida única, cómo es el caso de diversas aproximaciones conceptuales (capacidades o necesidades), para medir el bienestar de las personas. Por otra parte, la misma ley explicita cuál es el número mínimo de dimensiones a tomar en cuenta en el espacio de los derechos, y especifica cuáles son éstas. Adoptando la perspectiva de derechos, la selección de umbrales se facilita cuando hay alguna ley o acuerdo internacional que los establece. En el caso en que no los haya se puede recurrir a expertos.
El índice de pobreza fgt , acrónimo de los apellidos de sus autores, Foster, Greer y Thorbecke (1984), es el estándar en la medición unidimensional de la pobreza y es sabido que permite la agregación en el espacio del bienestar. En el espacio de los derechos también es posible la agregación porque éstos son dicotómicos (se satisfacen o no), indisolubles (forman un conjunto inseparable de derechos) e indivisibles (no tienen jerarquía entre sí). La suma de las carencias en cada una de las dimensiones de los derechos respeta estas características.
La solución propuesta por el coneval al problema planteado por la lgds no sólo toma en cuenta consideraciones de metodología sino también la disponibilidad de información para satisfacer los requerimientos de calcular cifras de pobreza multidimensional, cada dos años con representatividad al nivel de los estados de la federación y cada cinco en los municipios. Las restricciones de la información limitan los indicadores que se pueden emplear para medir cada dimensión. Por ello, se ha planeado desarrollar una serie de estudios detallados que permitan ahondar y conocer con mayor exactitud la situación de la población en los espacios del bienestar y de los derechos. Se requiere de un conocimiento más profundo y preciso para aumentar la probabilidad de éxito de la política social.
A pesar de los avances que se logran con la medición multidimensional de la pobreza, está previsto no descontinuar por ahora el cálculo de la pobreza por ingresos, que distingue entre pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio, cuya serie empieza en 1992. La decisión de continuar el cálculo de la serie antigua toma en cuenta no sólo que el gobierno mexicano ha adquirido, con base en dichas mediciones, compromisos de reducción de la pobreza, sino también la necesidad de disponer de información de largo plazo que siga la pista de su evolución.
En efecto, como ya se ha señalado, la medición multidimensional inicia en 2008; este año 2011 se conocerán las cifras de 2010. La serie de pobreza por ingresos se remonta a 1992 y distingue entre la pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio, cuyas tendencias se aprecian en la Gráfica 6.
Las tres líneas exhiben el mismo perfil; un pico en 1996, que expresa los efectos de la crisis económica iniciada en diciembre de 1994, una reducción sistemática desde 1996, aunque a tasa decreciente, alcanzando valores inferiores a los de 1994 a partir de 2002, y una elevación entre 2006 y 2008 como consecuencia del alza en los precios de los alimentos y el inicio de la recesión económica mundial reciente.
________________________________
Alkire, Sabina (2008), “Choosing Dimensions: The Capability Approach and Multidimensional Poverty”, Nanak Kakwani y Jacques Silver (eds.), The Many Dimensions of Poverty, Palgrave McMillan, New York.
Alkire, Sabina y James Foster (2007), “Counting and Multidimensional Poverty Measurement”, ophi Working Paper Series, Oxford Poverty & Human Development Initiative (ophi), Oxford, ( ophi Working Paper, 7), recuperado de http://www.ophi.org.uk/pubs/Alkire_Foster_CountingMultidimensionalPoverty.pdf (2008, 18 de junio).
coneval (2009), Metodología para la medición multidimensional de la pobreza en México, www.coneval.gob.mx.
coneval (2010), “Construcción de las líneas de bienestar 2008”: Documento metodológico (mimeo.).
Cruz Otero, Edith (2003), ¿Qué miden el índice de marginación y el índice de desarrollo humano? Estudio de caso: municipios de México, 2000, tesis para optar por el grado de Maestría en Población, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales ( flacso , sede México).
De la Torre, Rodolfo (2005), “Ingreso y gasto en la medición de la pobreza”, en Székely M., Números que mueven al mundo: La medición de la pobreza en México, sedesol / cide / anuies / M. A. Porrúa, México.
Doyal, Len e Ian Gough (1991), Theory of Human Need, MacMillan, Londres.
Foster, James, Joel Greer y Erik Thorbecke (1984), “A Class of Decomposable Poverty Measures”, Econometrica, vol. 52, núm. 3, pp. 761-766.
Hammill, Mathew (2009), Income Poverty and Unsatisfied Basic Needs, Cepal México, documento LC/MEX/L.949.
Kakwani, Nanak y Jacques Silber (eds.) (2008a), The Many Dimensions of Poverty, New York, Palgrave Macmillan.
Kakwani, Nanak y Jacques Silber (eds.) (2008b), Quantitative Approaches to Multidimensional Poverty Measurement, Palgrave Macmillan, New York.
Mora, Minor (2010), “El desafío del análisis multidimensional de la pobreza”, Minor Mora, Julio Boltvinik, Satya R. Chakravarty, James Foster, David Gordon, Rubén Hernández Cid y Humberto Soto de la Rosa, Medición multidimensional de la pobreza en México, El Colegio de México / coneval , México.
Naciones Unidas y Gobierno de la República de México, Los objetivos de desarrollo del milenio en México: Informe de avance 2005, México.
Nussbaum, Martha (2006), “Poverty and Human Functioning: Capabilities as Fundamental Entitlements”, en Grusky D. y Ravi Kanbur, Poverty and Inequality, Stanford.
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo ( pnud ) (2003a), Informe sobre desarrollo humano. México 2002, Mundi-Prensa, México.
Sen Amartya (1985), Commodities and Capabilities, Elsevier, Amsterdam-New York.
Sen, Amartya (1992), Inequality Reexamined, Oxford University Press, New York.
undp (1997), Human Development Report, 1997: Human Development to Eradicate Poverty, New York.
_________________________
1 Es unidimensional en el espacio del ingreso, pero multidimensional en el espacio del consumo.
2 Desde el punto de vista conceptual se prefiere el gasto al ingreso por ser una mejor medida del consumo permanente. Sin embargo, un estudio elaborado por De la Torre (2005) mostró que en México el ingreso y el gasto presentan pocas diferencias en los estratos sociales en pobreza.
3 El bienestar y los desc tienen la misma clase de referencia —las personas—, en tanto que la cohesión refiere a sistemas sociales desplegados sobre el territorio, lo que hace que su incorporación a la medición de la pobreza multidimensional requiera un tratamiento distinto. Un poco más adelante se explica la forma como se introdujo la cohesión social en la medición de la pobreza.
4 Para mayores detalles se puede consultar el documento metodológico en el sitio del coneval (www.coneval.gob.mx).
5 La información que se emplea en este artículo se encuentra en el sitio del coneval (www.coneval.gob.mx).
6 El Índice de Desarrollo Humano suele calcularse en unidades geográficas tales como países, regiones de un país o, como en México, en entidades federativas y municipios, a pesar de que la teoría refiere a personas (Cruz, 2003).
Es necesario tener cifras mas actualizadas, estas son del 2008 hace 5 años, se pueden hacer algunas estimaciones y tener cierta certeza con base en estos datos. Es lo que tenemos. Anteriormente no tenìamos ni estos datos. Es una gran ayuda-
Es el mas actualizado y mas completo que he leido con empleo de indicadores nuevos y mas robustos en la medicion en la pobreza en Mexico.Enhorabuena y gracias por compartirnos su informacion que es el esfuerzo de todo un equipo de trabajo .Mi mas sincero reconocimiento.
Dr. Roberto W. Burke Cruz.
Excelente artículo, gracias por compartir la infomación. Ahora yo les comparto esta liga http://www.alguienteniaquedecirlo.mx/quienes-somos.php cuya agrupación de vecinos está dispuesta a ayudar a quienes más lo necesitan.
Aunque ya salieron los resultados el día de ateayer, sobre la medicion de la pobreza, actualizados al 2011, por el propio CONEVAL, el artículo mantiene validez en lo escencial. Está redactado de manera concreta y digerible para quienes no sean expertos en la materia. Bien hecho.
Es el artículo más acabado en este campo del conocimiento.Tan actualizado como lo permiten las cifras. Es un material de lectura indispensable para los estudiosos del tema y para los tomadores de decisiones. El Colegio de Hidalgo está emprendiendo investigaciones sobre la pobreza en el estado. Creo necesario encontrar líneas de colaboración académica en beneficio del conocimiento de esa realidad local.
Este artículo me parece muy interesante, ilustrativo y muy bien explicado, en hora buena.