Si bien no hay definiciones claras de la población indígena en los censos en México, éstos permiten una valoración que la autora analiza para ofrecer una lectura de la situación en la que se encuentra este importante sector de nuestra sociedad.
Los censos mexicanos no definen a la población indígena, aunque tradicionalmente han incluido preguntas que permiten, bajo un enfoque u otro, estimar, caracterizar y dar seguimiento a la población indígena.
Hoy en día, una de las definiciones más ampliamente aceptadas manifiesta que un pueblo es considerado indígena “por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista, de la colonización o de las actuales fronteras estatales, y que, cualquiera que sea su situación jurídica, conserva sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas. Además, la conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos” (Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, 1990).
Esta definición destaca una de las grandes demandas de los pueblos indígenas: el reconocimiento de su identidad cultural, reconocimiento que es pieza fundamental en sus derechos humanos como colectivos diferentes, para su participación ciudadana y otras acciones basadas en la diferencia y el pluralismo culturales.
En respuesta a esta demanda y a recomendaciones internacionales para la captación de los pueblos indígenas, en los dos últimos recuentos censales de población se han incluido preguntas sobre la autoidentificación cultural que reivindican el derecho a reconocerse como parte de un pueblo.
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La definición también incluye otras características que sirven para distinguir la pluralidad cultural de los pueblos indígenas y entre las cuales destacan la territorialidad, la vestimenta y la lengua, algunas de ellas incluidas en la historia de los censos mexicanos. Se conservan las variables sobre habla de lengua indígena y el nombre de la lengua como distintivos de la identidad cultural específica.
Las variables sobre población indígena en el Censo
De acuerdo con lo anterior, la población indígena debería coincidir con las personas que se autoidentificaron como tales, dato que en conjunto con el resto de las variables censales puede brindar un panorama socioeconómico de esta población. Sin embargo, no es posible observar en esta población aislada un panorama integral que muestre tanto la dinámica demográfica como las variaciones intergeneracionales en la conservación o pérdida de la identidad ética y el habla de lengua indígena. Para dar cuenta de estos comportamientos es necesario el análisis de unidades de observación más amplias. El individuo, la unidad familiar de residencia, la comunidad y otros referentes territoriales de delimitación político-administrativa son unidades de observación que constituyen diversos focos de interés analítico y político, y a los que corresponden programas de desarrollo diferentes.
Dado que en la familia se transmite gran parte de los valores culturales y que en ella se puede percibir también la dinámica demográfica de generaciones, sin importar el cambio de identidad cultural, los indicadores que aquí se presentan están referidos a la “población en hogares indígenas”.
Se consideran hogares indígenas aquellos donde el jefe y/o cónyuge se declararon indígenas de acuerdo a su cultura y/o hablan alguna lengua indígena. Se ha estimado conveniente presentar dos tipologías de hogares a fin de diferenciar los perfiles sociodemográficos que exhiben los hogares donde el jefe o cónyuge habla alguna lengua indígena (hogares hli), respecto de aquellos donde alguno de los dos, o ambos, sólo se consideran indígenas pero no hablan alguna lengua de origen prehispánico (hogares pertenecientes, pert).
Es necesario destacar que el Censo de Población y Vivienda 2010 es el primero que incluye una pregunta exitosa sobre adscripción indígena (o étnica), por lo que los resultados son una fuente muy promisoria de reflexión, análisis y acciones sociales.
La población indígena
El Censo 2010 reporta 15.7 millones de mexicanos de tres años y más que de acuerdo a su cultura se consideran indígenas, lo cual representa 14.9% del total en estas edades. Gran parte de esta población, 9.1 millones, no habla ninguna lengua indígena, pero 6.6 millones mantienen viva la lengua materna a través de la comunicación en su vida cotidiana.
Sin embargo, aunque la transmisión de la lengua indígena se está perdiendo en gran parte de los pueblos indígenas, la población que habla alguna lengua indígena (6.9 millones de personas de tres años y más) mantiene un fuerte lazo de identidad cultural o étnica: 94.2% de los hablantes se consideran indígenas.
Los resultados censales muestran una elevada proporción (58.3%) de personas que declararon ser indígenas pero no hablan una lengua indígena, lo cual parece indicar que nos encontramos en un periodo de revitalización de lo étnico. Un primer acercamiento muestra que las 10 entidades con mayor proporción de hablantes de lengua indígena también reportan una importante proporción de identidad indígena que no necesariamente está vinculada con el habla (Oaxaca, Yucatán, Chiapas, Quintana Roo, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Campeche, San Luis Potosí e Hidalgo). Estados como Yucatán, donde se ha observado una considerable disminución intergeneracional en el habla de la lengua indígena, muestran que la identidad no relacionada con el habla puede ser un fuerte componente de las identidades indígenas. De hecho, las identidades no relacionadas con el habla de lenguas indígenas tienen mayor presencia en contextos urbanos (3.8 personas que se consideran indígenas por cada hli en localidades de 100 mil habitantes y más) que en los rurales (1.7 personas que se consideran indígenas de acuerdo a su cultura por cada hli en localidades de menos de 2 mil 500 habitantes), lo cual es congruente con la ya conocida pérdida de la lengua indígena en contextos diferentes de la comunidad, donde sin embargo se suelen mantener costumbres, creencias y vínculos con las comunidades de origen.
Estos procesos son más fáciles de apreciar a través del análisis del proceso intergeneracional de transmisión de la identidad indígena y conservación o pérdida de la lengua indígena en hogares donde el jefe o cónyuge habla lengua indígena o se considera indígena de acuerdo a su cultura. Cabe señalar aquí que para facilitar el lenguaje se habla de “pertenecientes o personas que se consideran indígenas” y, por otra parte, de “hablantes de lengua indígena”, pero la mayoría de estos últimos también se declararon indígenas, de manera que podemos decir que son un subconjunto de los primeros con características distintivas.
La población en hogares indígenas asciende a 20.8 millones de personas, de las cuales poco más de medio millón son menores de tres años de edad, a los que no aplican las preguntas sobre pertenencia étnica. De la población restante sólo 33.2% habla alguna lengua indígena y se considera indígena, 1.9% habla alguna lengua indígena pero no se considera indígena, 45.5% no habla alguna lengua indígena pero se considera indígena y 19.4% no habla alguna lengua indígena ni se considera indígena. La pirámide corresponde a una población joven, de base amplia pero en reducción, donde 32.3% es menor de 15 años, 61.2% tiene de 15 a 64 años y 6.4% es mayor de 65 años de edad. La mayor proporción de no hablantes y no pertenecientes entre las generaciones jóvenes (39.7% de los menores de 15 años respecto de 17.9% entre los de 15 a 64 años) señala la pérdida tanto del habla de lengua indígena como de la identidad cultural entre las generaciones más recientes).
Si se observan por separado la pirámide correspondiente a la población en hogares hli (conformada por 11.2 millones de personas) y la de hogares pert (9.6 millones), se aprecian procesos intergeneracionales de transmisión de la identidad y la lengua diferentes (ver Gráficas 1 y 2). Tanto en los hogares pert como en los hogares hli se percibe un proceso de pérdida de la identidad étnica entre los jóvenes: entre los hablantes hay una pérdida de la lengua pero no de la identidad; entre los hogares hli se observa además una marcada reducción de la base de hablantes y pertenecientes, disminución que no está presente en la base de la pirámide de hogares pert.
Adicionalmente, la pirámide de la población en hogares hli corresponde a una población de elevada fecundidad hasta hace dos décadas pero en reducción en los quinquenios recientes (lo que se refleja en una amplia base de niños y jóvenes, con reducciones sucesivas en las generaciones más recientes) y con considerables pérdidas migratorias (observables en el acentuado descenso de población, principalmente entre los 15 y 29 años).
Las notables diferencias en la dinámica demográfica de las dos poblaciones están altamente asociadas a contextos de vida y al acceso a condiciones de bienestar diferentes para cada población: 50.8% de la población en hogares pert vive en localidades de 15 mil habitantes o más, mientras que sólo 27.4% de la población en hogares hli se ubica en este tipo de localidades.
Dada la estrecha vinculación de la cultura con las actitudes y las decisiones que toman las personas en la búsqueda de bienestar y desarrollo, presentamos aquí una muestra mínima de las caracteristicas y condiciones de la población pert y la población hli, en el entendido de que en ambas poblaciones se concentra la población que se considera indígena de acuerdo a sus costumbres (ver Cuadros 1, 2 y Gráfica 3).
El Censo de Población y Vivienda 2010 ofrece información muy valiosa para el análisis de las condiciones de vida en localidades rurales, así como algunas variables asociadas a prácticas culturales indígenas que permitirán comprender de mejor manera la continuidad de las culturas indígenas y las dificultades que enfrentan.
El análisis de la información por localidades y municipios debe ser un paso obligado en el reconocimiento de la diversidad étnica que distingue a México. La reconstrucción de territorios a partir de la población que se considera indígena y de las lenguas habladas en dichos lugares dará pie a nuevas discusiones y delimitaciones de territorios tradicionales y zonas interculturales de residencia.
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patricia fernández ham fue Directora de Estudios Sociodemográficos del inegi.
muy bien
woww