20 años en la vida de una publicación men-sual independiente es un camino largo. Para Este País son 2 décadas, 4 lustros, 240 meses y 240 números de la revista. Son épocas buenas y épocas menos buenas, vacas gordas y vacas flaquísimas, empeños, avatares, desvelos y aventuras a veces imposibles. Son también un tejido de texturas diversas, un entramado que combina ilusiones y proyectos con desencantos y desasosiegos. Cuando se cumplen 20 abriles desde que vio la luz el número 1, al cabo del trayecto, sabemos que un par de décadas es sólo el primer trecho de un recorrido mayor, apenas un avance en el deseo y la responsabilidad de ser parte del debate nacional, acaso una pequeña huella en la historia reciente del país, el otro, el nuestro.
Fiel a su vocación original de análisis a partir de información cuantitativa, anclada en una tradición que con firmeza ha resistido los embates de las adversidades y las crisis, en este aniversario la revista presenta la primera de doce entregas conmemorativas en las que desplegará a lo largo de un año algunos de los temas que históricamente han sido eje de la reflexión en estas páginas.
Hoy, refrenda su compromiso como espacio abierto y plural para la discusión de las ideas pero también asume un reto de renovación; apela a la complicidad de los lectores en este esfuerzo y comparte con ellos el desafío de mirar al futuro.
Este País transforma su fisonomía y revitaliza su contenido. Se muda a otro papel y elige poner color a sus páginas interiores, flexibiliza su diseño para facilitar la tarea del lector y busca con estos ajustes generar nuevos y distintos niveles de lectura. Se vuelve gráficamente más versátil y cambia también de familias tipográficas. Ahora se viste de Georgia y Formata.
Este País cambia para fortalecerse, cambia para perdurar. Con los lectores andará el camino.