Fuimos…
Fuimos
lo que quedó de la tempestad.
Todavía en la tierra
se escucha nuestro lamento,
como el eco de una gaviota
en una playa.
Ese mismo sonido
que desgarró
nuestros huesos.
Después de muertos
nadie nos podrá quitar
la arena que enterramos
en nuestras uñas.
Nos acostarán apuntando
al sol.
Alguien dirá una oración
por nosotros.
¿Quién guardará nuestro amuleto
por siglos?
He visto ovillado al sol…
He visto ovillado al sol
en la rama oscura
de mi alma.
Lo he visto
emprender el vuelo,
en el invierno
de mi memoria.
Vuelve siempre
a este territorio,
donde los árboles
de la conciencia
son pájaros
de muchos colores.
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Christhian García Mirafuentes (Ciudad de México, 1980) ha publicado poemas en Parteaguas, El Heraldo de Aguascalientes, Letralia y La Palabra y el Hombre. Obtuvo mención honorífica en el Concurso Desiderio Macías Silva en 2004 y en el Premio Nacional de Poesía Salvador Gallardo Dávalos en 2010.