Jorge Aguilar Mora es uno de los más asiduos y brillantes estudiosos de la literatura sobre la Revolución Mexicana de 1910. Sus ideas son a menudo iluminadoras e imprevistas, enriquecedoras y novedosas. EstePaís | cultura ofrece a sus lectores la advertencia inicial que Aguilar Mora escribió para reunir los cinco ensayos que conforman el volumen que Ediciones Era acaba de poner en circulación. Agradecemos al autor y a los editores la autorización para reproducir el prólogo, y a Alberto Paredes su intermediación.
Para los textos presentes
Mucho se ha escrito sobre la Revolución Mexicana de 1910. En su propio momento se publicaron innumerables artículos en periódicos, folletos y libros. Y desde entonces las prensas mexicanas no han dejado de producir obras de los más variados géneros sobre ese periodo de nuestra historia: biografías, crónicas de batallas, historias de los hechos, reflexiones sobre los acontecimientos, cuentos, novelas, etc.
Como todo hecho histórico, la Revolución es una fuente inagotable de reflexión y de conocimiento. Sin embargo, la desmesurada cantidad de personajes y de hechos vuelve a este periodo en particular un horizonte donde aún nos esperan tal vez las más sorprendentes revelaciones sobre nuestro pasado y sobre nosotros mismos.
La Revolución Francesa de 1789 no sólo alteró el camino de la historia de Occidente, también cambió nuestra manera de pensar sobre la historia y sobre nuestro acontecer en ella. La historia se volvió otra historia; el mundo, otro mundo… la condición de la vida y de las ideas sufrió un cambio de naturaleza.
La Revolución Mexicana tuvo el mismo efecto en nuestra nación: nos hizo entrar en otra historia y transformó la esencia de nuestras ideas. Al menos nos dio acceso a esas nuevas condiciones; novedad y metamorfosis que no siempre hemos aprovechado, ni mucho menos practicado.
Estos dos siglos de lo que llamamos modernidad se han definido desde el principio por la persistencia y la dureza de la idea de progreso, a la que se ha caracterizado como un avance lineal, acumulativo e irreversible frente a etapas anteriores y supuestamente inferiores de la historia.
Si se mira atentamente estos doscientos años se percibirá que esa idea era, al menos en un punto, un espejismo: no hay nada irreversible en la historia humana.
A principios del siglo XIX, Laplace fue quizás el mejor exponente del determinismo físico. Su especulación es famosa: si en un momento dado pudiéramos conocer el estado exacto de todos los elementos del universo, seríamos capaces de predecir la situación del siguiente momento.
En la historia de los actos humanos —sus deseos, sus pensamientos, sus pasiones, sus intenciones, sus acciones— sucede exactamente lo contrario: conocer el estado anímico de todos los seres humanos en un instante específico sólo permitiría que nuestra sorpresa fuera mayor cuando viéramos que la actualización humana del siguiente instante era completamente impredecible.
Mucho se ha escrito sobre la Revolución Mexicana de 1910; pero no hemos escrito lo suficiente sobre ese caudal de historias contenidas en la narrativa sobre la Revolución. Para mediados de la década de 1940 se habían publicado alrededor de doscientas novelas y otros tantos cuentos sobre la Revolución. Una extraña ceguera nos ha hecho confiar sólo en los documentos y en los hechos históricos como fuentes de conocimiento, y hemos dejado de lado este acervo de literatura donde, sin embargo, podríamos encontrar las claves profundas de aquellos documentos, de aquellos hechos, y de la Revolución misma. Con la académica y necia división entre “historia” y “literatura”, se ha creado una visión maniquea del acontecer humano: por un lado, lo “positivo”, lo “real”, y por otro, lo imaginativo, lo ficticio.
No obstante, si tenemos como trasfondo un conocimiento sólido de los hechos, veremos que las novelas y los cuentos sobre la Revolución aportan elementos de comprensión y de conocimiento indispensables. Gracias a esos textos podemos recorrer el camino que va de los hechos a la voluntad íntima de los actores históricos; gracias a ellos podemos ver el cuerpo completo de la historia: sí, el cuerpo exterior, pero también sus órganos, su sangre, su desarrollo mismo. Y veremos que la Revolución fue no sólo un acontecimiento político, social, económico, sino antes que todo humano. Acontecimiento humano… hay que decirlo así, como un pleonasmo, para que dejemos de verlo como un oxímoron. Las novelas dicen ese pleonasmo de la historia: todo comienza en la voluntad humana, de uno, de dos, de tres, de miles; y fue así como se creó “la bola”.
Los ensayos presentes son una contribución a pensar estas novelas como biografías de esa “bola”, como espacios donde se despliega lo esencial de los hechos: la decisión de sus personajes. Y son un intento de sacar esos textos de la estrecha categoría en la que han sido encerrados, “Novela de la Revolución”, para proyectarlos hacia la literatura mexicana, primero, la literatura latinoamericana, después; y finalmente, hacia la literatura, punto.
Esperamos que los lectores se convenzan de que muchos textos narrativos sobre la Revolución están entre los mejores de la literatura del siglo XX en español.
Todos los ensayos de este libro tuvieron ya una primera publicación. Cinco de ellos como prólogos y los demás en revistas o volúmenes conjuntos.
La idea original de este libro no me pertenece, le pertenece a Roberto García Bonilla. Quiero dejar aquí el testimonio de mi agradecimiento por su entusiasmo para que estos textos se reunieran.
Y sin la generosidad y la amistad de Marcelo Uribe, este libro tampoco existiría. Para él va también mi agradecimiento. ~
——————————
JORGE AGUILAR MORA (Chihuahua, 1946) es autor de las novelas Cadáver lleno de mundo, Si muero lejos de ti y Los secretos de la aurora. Ha publicado los libros de poesía US Mail Special Delivery, No hay otro cuerpo, Esta tierra sin razón y poderosa, y Stabat Mater. También es autor de los ensayos La divina pareja: Historia y mito en Octavio Paz; Una muerte sencilla, justa, eterna: Cultura y guerra durante la Revolución Mexicana, y Un día en la vida del general Obregón.
* Jorge Aguilar Mora, El silencio de la Revolución y otros ensayos, Ediciones Era, 2011.