Valiosa ha sido la tarea del Estado en la construcción de la Red Nacional de Bibliotecas. Es un proyecto que inició oficialmente en 1983 a raíz de un compromiso suscrito por la Secretaría de Educación Pública y los gobiernos de las entidades. Dos años después, en 1985, el titular de la sep, Jesús Reyes Heroles, creó la Direccción Nacional de Bibliotecas que, junto con la Dirección General de Publicaciones, se integraría en 1988 al conaculta, entonces de reciente creación.
El Atlas de infraestructura cultural de México de 2003, coordinado por Alfonso Castellanos Ribot, reporta que la red pasó de 351 bibliotecas en 1983 a 6 mil 610 en 2003, casi 19 veces más en un lapso de 20 años. También Castellanos Ribot, en “Estadísticas básicas de la cultura en México” (síntesis de un estudio del conaculta coordinado por Francisco Toledo, Enrique Florescano y José Woldenberg: Cultura mexicana: revisión y prospectiva, Taurus, México, 2008), señala que, para noviembre de 2007, la cifra subió a 7 mil 210. Mientras, en su sitio de Internet, la Dirección General de Bibliotecas actualiza: en agosto de 2010 la red sumó 7 mil 296 bibliotecas, distribuidas en 2 mil 277 municipios, el 93% del total en el país.
Pero la expansión de la red no es el único criterio relevante para la evaluación de su estatus actual y su futuro, e incluso distrae la atención de otros asuntos igualmente cruciales. Refirámonos inicialmente a las bibliotecas de mayor tamaño dentro de la red, el primer nivel. Según el Atlas, cada entidad tiene una coordinación estatal de bibliotecas públicas que se ocupa de una biblioteca central y un número variable de bibliotecas regionales y municipales. Así, el primer nivel de la red nacional cuenta con 31 bibliotecas centrales estatales con un acervo mínimo inicial de 10 mil volúmenes cada una. Tienen una extensión promedio de mil 200 metros cuadrados, una capacidad de atención simultánea de 250 usuarios y entre 25 y 30 bibliotecarios.
Mientras, en la Ciudad de México, cada una de las 16 delegaciones tiene una coordinación delegacional de bibliotecas que se ocupa de una central delegacional y un número también variable de delegacionales. Las bibliotecas centrales delegacionales se equiparan a las bibliotecas centrales estatales, ya que también fueron creadas con un acervo mínimo de 10 mil volúmenes. Su tamaño oscila entre los 400 y los 2 mil metros cuadrados, tienen un promedio de 60 empleados en tres turnos diarios, aunque no se especifica la capacidad máxima de usuarios que atienden simultáneamente.
Así, 47 de las 7 mil 296 bibliotecas de la red —el 0.64% del total— tienen un mínimo de 10 mil volúmenes.
No sabemos mucho más. No se indica el número de volúmenes que conforma el acervo de cada una de las 47 bibliotecas del nivel uno de la red. No se informa qué áreas de conocimiento son cubiertas ni el porcentaje o la cantidad de títulos dedicados a cada una de ellas. Tampoco se señala si hay un conjunto de obras clásicas del saber universal que constituyan una suerte de base común. Se desconoce cuántos volúmenes corresponden a escritores, historiadores e intelectuales mexicanos. Se ignora cuántos más se refieren a la historia, la cultura y las artes de la entidad que ofrece cada biblioteca central.
Foto tomada de FlicrCC / Pedro Vásquez Colmenares
Pareciera exagerado requerir información de esta índole acerca de las 7 mil 296 bibliotecas, aunque no debería serlo porque sin duda resulta imprescindible para hacer una evaluación del acervo de ese 0.64% que constituye el tronco de la Red Nacional. Lo que se desea saber es cuáles bibliotecas del nivel uno, y de la Red Nacional de Bibliotecas en general, cumplen con las disposiciones relativas al establecimiento de los fondos señalados por la Federación Internacional de Asociaciones y Bibliotecarios de Bibliotecas y la unesco en las Directrices ifla/unesco para el desarrollo del servicio de las bibliotecas públicas (2001). Sólo así se puede hacer un diagnóstico puntual.
El Atlas señala un segundo nivel constituido por las bibliotecas regionales en las entidades, con un acervo mínimo inicial de 6 mil volúmenes. Para 2003, contábamos con 218 a lo largo del país, el 3.29% del total de la red. Se localizaban en ciudades intermedias, con un área promedio de 250 metros cuadrados, una capacidad de atención simultánea de 80 usuarios y de 7 a 10 empleados.
¿Cuántas tienen, en 2010, un acervo mínimo inicial de 6 mil ejemplares? No lo sabemos tampoco, pues ni la versión actualizada a septiembre de 2008 del documento Estadísticas básicas de la cultura en México (accesible por Internet) ni la página de la Dirección General de Bibliotecas se refieren a las bibliotecas regionales ni a la clasificación en niveles. Sabemos, según el Atlas, que entre 2003 y 2010 la cifra pasó, como señalamos, de 6 mil 610 a 7 mil 296 bibliotecas, es decir se abrieron 686 más al público, pero no cómo se encuentran distribuidas en la clasificación del conaculta, que virtualmente desapareció.
Basémonos en la información con la que contamos y sumemos los niveles uno y dos. La red tendría, para el 2010, las 31 bibliotecas centrales estatales, las 16 bibliotecas centrales delegacionales y, en principio, las 218 regionales. Suman un total de 265 bibliotecas con un acervo mínimo inicial de al menos 6 mil volúmenes. El 3.63% del total.
El 96.36% restante corresponde al tercer nivel de la red, 7 mil 31 bibliotecas municipales y delegacionales, con un acervo mínimo inicial de mil 500 volúmenes (equivalente a seis libreros de seis repisas, 2 metros de alto y 80 de ancho, es decir, aproximadamente 40 libros por nivel). Las bibliotecas municipales cuentan con una área de entre 60 y 120 metros cuadrados, ofrecen atención simultánea a un promedio de 40 usuarios, y tienen entre 1 y 3 empleados. En tanto, las bibliotecas delegacionales tienen un área de entre 40 y 150 metros cuadrados y un bibliotecario por cada turno, pero no se precisa la cifra de usuarios que atienden.
Supongamos que las 686 bibliotecas abiertas al público entre 2003 y 2010 hubieran sido de carácter regional, con un mínimo inicial de 6 mil volúmenes. La cifra total de los niveles uno y dos ascendería a 951 bibliotecas, el 13% de la red. Sólo que resulta inverosímil. Si entre 1983, año de la creación de la red, y 2003, fecha de la edición del Atlas, se hubiera creado la totalidad de las 218 bibliotecas regionales que se reportan, contaríamos con un promedio de 10 bibliotecas por año. Si se hubiera sostenido ese ritmo, entre 2004 y 2010 se hubieran abierto 70 más, para un total de 288, más las 47 del nivel 1: 335 bibliotecas. El 4.5% de la red con una base de 6 mil volúmenes. Las cuentas del conaculta ocasionan confusión.
El Atlas señala que las 6 mil 610 bibliotecas de entonces atendían 2 mil 445 municipios, el 90.6%, mientras que 226 municipios, el 9.4%, no contaban con biblioteca. Según estos datos, la cifra total de municipios en México habría sido en 2003 de 2 mil 671. El Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos del inegi (2004) reporta, sin embargo, 2 mil 448. El censo del 2006 reporta un ligero aumento: 2 mil 454 municipios, seis más, o 217 menos en comparación con la cifra del Atlas. Para 2010, la Dirección General de Bibliotecas retoma la cifra del inegi de 2004 y señala que las 7 mil 296 bibliotecas están repartidas en 2 mil 277 municipios, el 93% del total; y el 7% restante, 171 municipios, no contarían con biblioteca. Es decir, más cobertura porcentual que en 2003, pero menos municipios según las cifras del mismo año del conaculta.Supongamos que las 686 bibliotecas abiertas al público entre 2003 y 2010 hubieran sido de carácter regional, con un minímo inicial de 6 mil volúmenes. La cifra total de los niveles uno y dos ascendería a 951 bibliotecas, el 13% de la red. Sólo que resulta inverosímil. Si entre 1983, año de la creación de la red, y 2003, fecha de la edición del Atlas, se hubiera creado la totalidad de las 218 bibliotecas regionales que se reportan, contaríamos con un promedio de 10 bibliotecas por año. Si se hubiera sostenido ese ritmo, entre 2004 y 2010 se hubieran abierto 70 más, para un total de 288, más las 47 del nivel uno: 335 bibliotecas. El 4.5% de la red con una base de 6 mil volúmenes. Las cuentas del conaculta ocasionan confusión.
El Atlas asienta que para 2003 el total de libros de la red sumaba 33 millones 79 mil 263 volúmenes, 0.33 libros por habitante. Las Directrices de la ifla/unesco indican que el mínimo ideal es de 1.5 a 2.5 libros por persona. El promedio de la red representaba apenas una quinta parte de la cifra más baja recomendada. Para el 2006, el porcentaje bajó. Según las Estadísticas básicas de la cultura en México (septiembre de 2008), la cifra de volúmenes fue de 35 millones 374 mil 643 volúmenes que, para una población de 103 millones 100 mil habitantes, representaba el 0.29 por ciento.
A 27 años de su creación, la red de bibliotecas del conaculta es geográficamente nacional pues llega al 93% de los municipios, pero está muy lejos de las recomendaciones de la unesco.
¿Es una ficción?