Bebé verde
Un bebé verde corretea entre dos cuentos rectangulares —cayó del aire— tan mínimo, tan solo, cayó del aire justo al enterarme, según el poeta, de que “lo minúsculo es lo enorme”, “lo minúsculo es lo peculiar”.
Cumpleaños
De vuelta de todo aquello ¡tanto como era! Casi plena paz el regreso sin lastre.
Podemos ascender ahora hasta donde el pensamiento alcanza luz de noche. Hasta el origen verdadero del deseo.
Canción culpable
Qué tenían que ver tantos gritos, esas palabras, qué tenían que ver con aquel parque de sol cuando cogidos de la mano cantamos. ¿Puede decirse que fue culpa de la primavera? También podría decirse entonces que una canción se tragó empeños vírgenes de éxtasis con blancuras de luna.
El té
Olvidé contar los tres minutos y el té se cargó demasiado. La culpa la tuvo ese blog donde el tiempo desaparece. Yo me había construido un crepúsculo con los colores del amanecer pero la luz no era ni de uno ni de otro. Porque el sol está siempre alto cuando me levanto.
De día armónica, de noche flores
Nos mira sin palabras. En la pequeña armónica sopla flojísimo cuatro acordes, solo cuatro, y alarga después su mano. Acallada niña morena. ¡La misma de la noche!
Sin espejo
Queridas, por favor, ¿podéis decirme si tengo bien pintados los labios?
Sorprendidas, divertidas, las dos jóvenes continúan andando.
La simpática anciana de pelo rojizo, ya tranquila, cruza la calle y entra en un café.
En fin
Le gustaba tanto llevar la contraria a su mujer, que cuando iba solo en el coche, ponía el gps para no hacer caso alguno de lo que esa voz femenina le indicaba.
(relato sumergido)
Estoy tan feliz, que podría ser un buen momento para morirme.
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Colaboradora frecuente de estas páginas, TERESA DE PAZ es licenciada en sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Fundó la Editorial Arnao en 1980. Ha publicado minificciones en revistas como Metamorfosis y El País Semanal.