Thursday, 14 November 2024
Artículos relacionados
El sitio en que su nombre crece (Ernesto de la Peña, 1927-2012)
Almanaque | Este País | Cecilia Kühne | 01.11.2012 | 0 Comentarios

201209111908ernesto

Podía decir el nombre de Dios en treinta lenguas. Escribió en todos los géneros conocidos, fue experto en asuntos bíblicos, míticos y religiosos pero también muy versado en todas las ramas del arte, la historia y la cultura del mundo. Con un alma que de tan elevada fue completamente terrenal.

Para propósitos de almanaque, que no de medición o calendario, vale la pena decir que nació en la Ciudad de México en noviembre. Justo un mes como el que ahora le permite leer estas líneas pero en el año de 1927. El hilo del tiempo —que también devanaba con cuidado— indica que todavía no es momento de que llegue el párrafo para escribir que Ernesto de la Peña se ha ido. Y no porque su muerte no valga la pena; porque todavía estamos penando por su ausencia.

Considerado uno de los 17 sabios del fin de milenio, Ernesto de la Peña sucumbió desde niño a los libros, la música y las palabras bien dichas. Estudió en escuelas particulares hasta la preparatoria y después cursó la carrera de Letras Clásicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Poco después —porque era curioso, porque no era suficiente— se inscribió en El Colegio de México y estudió chino y sánscrito. Escuchó y se enamoró de toda la poesía del mundo y su diversidad de mapas: las mitologías china, hindú o grecolatina; las religiones judeocristianas, las enseñanzas musulmanas y de las muchas maneras de nombrar a la Gloria y al Infierno. Hasta escribió en uno de sus libros, para quien se atreviera a la cocina celestial, la receta para la confección de ángeles: “Tómese un dios que ame las jerarquías y un teólogo asesor que las defina. Constrúyase un modelo a escala de los siete cielos. No deje de rodearlo de un cíngulo de estrellas fijas y remátelo con un lugar llamado Empíreo. Piense y, de ser posible, sienta la música de las esferas y perciba los arquetipos de Platón”.

Poeta, traductor, un “erudito inútil” como se nombró y lo nombraron varios, además de filólogo y lingüista fue también ejemplar hablante como comunicador pues compartió horas de sabiduría con sus radioescuchas durante más de veinte años, respondió todas las preguntas de buena gramática y sintaxis, así se ocuparan de temas sencillos o complejos (el amor o los textos apócrifos de Santo Tomás, por ejemplo).

A pesar de ser amante de la palabra escrita, conocedor de literatos, poetas y filósofos publicó su primer libro Las estratagemas de Dios hasta 1988, a la edad de 61 años. Con él ganó el Premio Xavier Villaurrutia e inauguró un género literario en México: la “teodicea lúdica”, decía, mostrando la sonrisa cobijada por su esplendorosa barba blanca. Leyéndolo, algunos reconocieron muchas y distintas interpretaciones de clásicas metáforas, parábolas impecables pero divertidas, la diferencia entre las palabras mágicas y la palabra sagrada y cómo ambas son capaces de transportar el alma a otras humanidades y deseos. Incluso después de deshacer el pacto con el Diablo.

Más de ochenta años de vida y vinieron premios, conferencias, cursos, exposiciones y muchos libros más, todos de títulos perfectos: Las máquinas espirituales; El indeleble caso de Borelli; Mineralogía para intrusos; Los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan —con traducción directa del original griego al español—; El centro sin orilla; Las controversias de la fe y La rosa transfigurada.

Pero con el maestro siempre había más. Todo el tiempo algo que nos faltaba porque no le faltaba nada. En una de las últimas entradas de su blog escribió que en su libro Palabras para el desencuentro (de poesía insólita, desgarradora, bella e increíble), la presencia de la muerte se integraba a sus palabras. Porque tendía un velo incómodo en las noches de sueño, porque la muerte también puede ser una anfitriona permanente para involucrarnos con pensamientos más elevados. Y escribió al final que hay mucha poesía en la imagen de un hombre que trata de explicarse las cosas.

Poesía, pues, fue también su vida entera.

Y que nadie crea que el Maestro, el ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes, del Premio Alfonso Reyes, con tantas menciones, certámenes y medallas vivía en el Topus Uranos de Platón, porque se equivocaría rotundamente. Ernesto de la Peña fue una persona afable que logró bajar a la Tierra, con “el alma a la intemperie”, el altísimo mundo de las Ideas para que lo disfrutáramos nosotros. Los demás. Los que abatidos por la grandeza siempre hemos mirado todo desde abajo. ~

——————————
CECILIA KÜHNE (Ciudad de México, 1965) es escritora, editora y periodista. Cursó la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM y estudios de maestría en Historia de México. Editó la sección cultural de El Economista por más de seis años. Fue directora del Museo del Recinto a Don Benito Juárez y becaria del FONCA. Es coautora del libro De vuelta a Verne en 13 viajes ilustrados (Editorial Universitaria de la Universidad de Guadalajara, México, 2008).

Dejar un comentario



Darse del todo al Todo sin hacernos partes
Este texto estará disponible en el transcurso del mes. Por favor, visite el sumario general o el sumario del suplemento de Cultura regularmente. Los títulos subrayados indican que el artículo completo ya está disponible. Suscríbase a Este País y reciba la versión impresa cada mes a la puerta de su casa o cómprela con su […]
Palabras de amor y gratitud de un intruso bendecido
Ernesto de la Peña es una de las figuras que se han convertido en faros para la humanidad. Su infatigable trabajo como lingüista, académico y divulgador del conocimiento alumbra senderos que las generaciones por venir seguramente seguirán. La erudición de su obra acompañará a todo aquel que desee recorrer el camino del saber. Una vez […]
Y el cocodrilo hacía poesía
Y de pronto resulta que han pasado cien años. Y así el horizonte sea negro, la tempestad furiosa, el sol esté nublado y ausente toda la poesía, todavía tendremos el recuerdo. Y con él vamos a hacer un homenaje. En esta ocasión al nacimiento de Efraín Huerta. Poco tiene que ver con el nombre del […]
Ernesto de la Peña para intrusos
En un sentido homenaje a uno de los eruditos de la lengua más reconocidos y estimados de nuestro país, Quirarte nos habla de los hitos de la extensa labor cultural de Ernesto de la Peña: escritor, lingüista, académico y, sobre todo, un divulgador incansable del saber y el conocimiento. Ernesto de la Peña era un […]
Robert (Bob) Pastor (1947-2014)
Pastor dedicó sus mayores esfuerzos a tender puentes entre México y Estados Unidos. A unas semanas de su fallecimiento, el autor de esta nota lo recuerda con palabras entrañables. Conocí a Bob en 1988, unas semanas antes de la elección presidencial de julio de ese año. Fue en la casa de Martha y Adolfo Aguilar […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (152.730)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (65.679)
...

Con toda la barba (47.626)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (30.407)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (26.501)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez