Friday, 22 November 2024
Artículos relacionados
La invención y la memoria
Cultura | Este País | Rodolfo Omar Montero | 01.01.2012 | 1 Comentario

En este breve ensayo, nuestro autor desestima la labor de investigación que algunos escritores realizan a fin de que sus obras narrativas resulten verosímiles. Para ello, cita a autores como Juan Marsé, Daniel Sada y John Banville —entre otros—, quienes afirman que el trabajo del escritor de novelas y cuentos consiste en inventar, no en documentar.

A Daniel Sada,
por el gozo, por lo aprendido.

Señor, salva este momento.
[…] Sálvalo
en la memoria o rescátalo
para la luz que declina
sobre esta página,
aunque apenas la toque.
“Plegaria”, David Huerta

I. La invención

A propósito de los relatos y los recursos útiles para su invención, oí contar a Daniel Sada hace unos meses —en una presentación de Ese modo que colma— que un famoso escritor catalán había comentado en la ceremonia donde le otorgaban un importante premio que “el problema de la literatura actual era que estaba llena de intelectuales”. Los asistentes reímos, pero creyendo, quizá, que no habíamos entendido el chiste, o para que no se desviara la atención hacia la identidad de ese escritor, explicó que sus narraciones no informaban acerca de nada: “No las escribo para cultivar a mis lectores, para eso está la Wikipedia”. Otra vez reímos.

En aquella presentación de su último libro de cuentos Daniel Sada se refería, en esencia, a una parte del discurso que Juan Marsé leyó cuando recibió el Premio Cervantes, ahí dijo:

No me considero un intelectual, solamente un narrador. Los planteamientos peliagudos, la teoría asomando su hocico impertinente en medio de la fabulación, el relato mirándose el ombligo, la llamada metaliteratura, en fin, son vías abiertas a un tipo de especulación que me deja frío y me inhibe; bastante trabajo me da mantener en pie a los personajes, hacerlos creíbles, cercanos y veraces.

Y más adelante:
Porque yo soy ante todo un lector de ficciones, un amante incondicional de la fabulación. Tan adicto soy a la ficción, que a veces pienso que solamente la parte inventada, la dimensión de lo irreal o imaginado en nuestra obra, será capaz de mantener su estructura, de preservar alguna belleza a través del tiempo.1

II. Los hechos y la verdad

La apretada ars narrativa de Daniel Sada, en forma de alegato a favor de la invención y en contra de los datos presuntamente documentados con los cuales algunos escritores pretenden vertebrar sus narraciones (y luego publicitarlas, ellos o sus editores), me recordó una entrevista a John Banville en la cual le preguntan si Benjamin Black —heterónimo con el que firma sus crime fictions— se documentó para escribir su primera novela: El secreto de Christine. Banville contesta, con leve impaciencia, que los novelistas no deben investigar sino crear, que el trabajo de un novelista consiste en inventar. “Los hechos y la verdad no son lo mismo”, concluye. Otro recuerdo. Le preguntan a Sada en un programa de televisión por qué el desierto es un escenario recurrente en sus narraciones, “porque en el desierto no hay nada, ahí, entonces, hay que inventarlo todo”, responde.

De modo que las obras de Sada y Banville no sólo comparten una devoción a los ejercicios descomunales de estilo, también comparten los afanes de la invención. Esto no significa que nunca hayan recurrido, ni uno ni otro, a alguno de los polimorfos bancos de información que tienen a la mano para condimentar aquí o allá alguna de sus novelas (y cuentos en el caso de Sada), o para hacer que revolucione alguna parte del dispositivo narrativo, pero en la vida pública de ambos abundan los gestos que ponen un acento en la invención, en la creación, supongo que no sólo para dejar clara su ya de por sí perspicua capacidad de fabulación, sino para desmentir ciertas modas mediáticas que promueven a la realidad como método de composición y dar la espalda a la idea de que se puede hacer literatura con una base de saberes fácticos.

III. La memoria creadora

¿De qué recursos dispondrá quien supedita la invención a la indagación? ¿Cuál es la batería de esta postura? La respuesta es casi obvia: la memoria. O digamos, atendiendo al crepitante discurso de la neurociencia, que los distintos sistemas mnemotécnicos son su punto de partida.

Varias de las operaciones de la memoria —si se entiende como un sistema dinámico, como memoria creadora— son antenas de la invención. El narrador puede suscitar, dirigir y controlar la conservación y el recobro de sus registros sensoriales, pero a sabiendas de que no graba, almacena y recupera datos como una computadora: la memoria creadora es en sí misma un proyecto. Otra vez Banville, ahora en un diario:

…qué afortunados somos los escritorzuelos, que nada de lo que nos sucede, por muy terrible que sea, carece de una utilidad redentora. Me imagino en la consulta del médico, recibiendo el peor pronóstico posible, con la boca reseca de terror y, al mismo tiempo, tomando nota de mis reacciones y almacenando todo para usarlo en el futuro, aunque el futuro, para mí, se haya acortado cruelmente de pronto.2

La memoria creadora maniobra, entonces, en dos fases, la que registra y la que recupera: la que recrea.

IV. Salvar y rescatar

Un montón de narradores ha optado, a la hora de inventar, por una memoria diligente, por salvar y recuperar con actividad descomedida sus experiencias, por explotar la compleja interacción entre lo rememorado y el presente, por servirse de los fallos, las imprecisiones y las transgresiones de tan singular flujo. Estos narradores se han aproximado al acto de remembrar con la conciencia de que su flama ilusoria y el alto grado de falsedad de lo recordado no son desventajas sino posibilidades creadoras. El Salvador Elizondo de la Autobiografía y de Elsinore, el Alejandro Rossi de Edén. Vida imaginada, el Sebald de Austerlitz, el Günter Grass de El tambor de hojalata, casi todo Sergio Pitol —casi todo John Banville, casi todo Daniel Sada— son un ejemplo de ello. Los evoco no para agotar un listado, me puja el intento de rescatar momentos de lectura para la luz que declina sobre esta página, aunque apenas la toque. ~

1 Discurso íntegro de Juan Marsé al recibir el Premio Cervantes, publicado por El País.
2 John Banville, “Es un trabajo peculiar, este de escribir”, texto publicado el 25 de julio de 2010, en El País Semanal.

________________
RODOLFO OMAR MONTERO (Ciudad de México, 1978) es narrador y editor.

Una respuesta para “La invención y la memoria
  1. Sylvia Casarrubias dice:

    «Exelente» Felicidades Omar. Me gustó mucho como desarrollaste el tema.

Dejar un comentario



Breve historia de un instante decisivo
  Escucha el texto en voz de su autor   A Gerardo Guzmán Montoya I A los treinta años de edad y con varios de experiencia de trabajo en periódicos, Therese Frare decide regresar a la universidad para graduarse como periodista. La vida universitaria le devuelve algo de la energía creativa malversada en la rutina […]
Foto rayada: la tachadura como mácula
Existe un sin fin de razones para querer tachar, magullar y destrozar una fotografía. Todos hemos sido adolescentes. Todos hemos perdido un amor que añoramos, tuvimos y nos vimos perder. Yo sólo he quemado la fotografía de un hombre en mi vida, y ni siquiera fue uno de los importantes. Durante mi breve carrera como […]
¿Cómo ven a México las jóvenes latinoamericanas?
Si la visión que se tiene de México en otros países contrasta con la que tenemos los mexicanos de nosotros mismos, ¿qué nos pueden decir de la idiosincrasia, la cultura y las circunstancias nacionales quienes nacieron lejos y ahora radican aquí, quienes han mantenido una relación directa y prolongada con esta tierra? México es, con […]
México, entre la percepción y la realidad
MADRID.- Todos los martes por la noche, después del noticiario estelar, Televisión Española (TVE) transmite el programa Españoles por el mundo. La producción es sencilla: un reportero y un camarógrafo viajan a alguna ciudad del planeta para conocer por qué sus compatriotas han decidido irse del país (“por amor” o “por trabajo”, es lo más […]
El espejo roto: percepciones de México entre los extranjeros
¿Por qué a México le importa tanto su imagen? ¿Cuánta atención se nos presta en el mundo? La percepción que se tiene del país, ¿varía sustancialmente de una parte a otra? ¿Corresponde nuestra imagen a la realidad medida? El siguiente artículo se ocupa de estas preguntas. —¡Qué país! —exclamaba—, ¡Dios, qué país!… Cada vez que […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (153.095)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (65.883)
...

Con toda la barba (47.961)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (30.512)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (26.604)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez