A partir de este número y hasta junio, nuestro autor presentará los resultados del monitoreo que hace del conjunto de las encuestas realizadas en el país de cara a la elección presidencial. Ofrecemos así un claro panorama de la opinión pública respecto al voto que emitiremos en tan solo unos meses.
Como en todas las elecciones federales desde el año 2000, Este País presenta a sus lectores un monitoreo de las tendencias en la intención de voto que registran los aspirantes a la presidencia. Este monitoreo se encuentra activo y recopilará las encuestas publicadas en el periodo que comprende del 24 de junio de 2011 al 1 de julio de 2012, es decir casi un año completo. Poco más de la mitad de este lapso ya ha transcurrido –aquí presentamos el análisis de la primera mitad–, pero los meses que faltan serán de vital importancia pues en ellos se definirán las preferencias de los ciudadanos. Hasta que no emitan su voto y estos sean contados, los resultados estarán en el aire, pero las tendencias van conformando una opinión pública cuya medición revela la aceptación de los candidatos, de sus propuestas y campañas, así como sus probabilidades de ganar la elección.
El periodo analizado en esta ocasión abarca del 24 de junio de 2011 al 8 de marzo de 2012. El análisis se organiza convencionalmente: casi siete meses divididos en cinco periodos; un total de 28 encuestas (ver Cuadro 1). De ellas, once corresponden a Consulta Mitofsky (39.3%); cuatro a GEA-ISA (14.3%); tres a Parametría, Buendía y Laredo (10.7%), y dos a Ipsos-Bimsa (7.1%). Cada una de las siguientes casas ha realizado una encuesta solamente: Ulises Beltrán, Con Estadística, Grupo Reforma y Covarrubias (ver Cuadro 2). Conforme avance la contienda se sumaran más encuestadoras y medios; tomaremos en consideración sus trabajos siempre y cuando se encuentren publicados, sean nacionales y se hayan realizado mediante entrevista personal, cara a cara.
Pierde puntos el candidato puntero
La intención de voto efectiva promedio del periodo del 24 de junio de 2011 al 8 de marzo de 2012 muestra que el puntero Enrique Peña Nieto (EPN) bajó 10.8 puntos porcentuales (pp.) al pasar su intención de voto efectiva —esto es, sin contar a los que no responden o no han decidido aún por quién votar— de 57.6 a 46.7%. Josefina Vázquez Mota (JVM) avanza 9.6 pp., es decir aumenta de 21 a 30.6%. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) crece 0.7 pp., al pasar de 21.4 a 22.2%. Gabriel Quadri de la Torre (GQDT) sube a 0.4 pp. y tiene una intención de voto promedio también de 0.4% (ver Cuadro 3 y Gráfica 1). En los últimos siete meses, todos los candidatos crecieron a costa del puntero. De los 10.8 pp. que pierde EPN, gana JVM el 89.7%, AMLO el 6.5% y GQDT 3.7% (ver Gráfica 2).
Estos cambios en la preferencia del electorado implican que la abismal distancia entre EPN y JVM –que en el tercer trimestre de 2011 era de 36.6 pp.–, para la primera semana de marzo de 2012 bajó a 16.1 pp., es decir una reducción de 20.5 pp. (56%). De ser negativa (-0.5 pp.), la diferencia entre JVM y AMLO pasa a 8.4 pp., es decir aumenta 8.9 pp., y en términos relativos se incrementa 18.5 veces (ver Gráfica 3).
La intención de voto promedio y sus tendencias dentro de los periodos considerados para cada candidato se pueden describir, con cierta precisión, con una línea recta, como se presenta en la Gráfica 1. No es válido proyectar estas tendencias ya que estos fenómenos no son lineales; la ecuación de la recta solo describe y representa el periodo analizado que ya pasó. Incluso, en la última medición se presentan las desviaciones más importantes; parece ser que se revierte la tendencia de caída de EPN, al pasar de 46.1 a 46.7%. JVM, por su parte, permanece con la misma intención de voto (30.6%) y frena su espectacular avance. amlo declina ligeramente (-0.5 pp.), de 22.7 a 22.2%, y GQDT cuenta con una intención de voto de 0.4%, lo que lo hace aparecer en el espacio electoral.
Todo esto muestra que, después del embargo mediático entre precampañas y campañas, inició una nueva etapa en la contienda. Es claro que los cuatro candidatos tienen que afinar sus estrategias e incluso redefinirlas y cambiarlas. La disminución de EPN era esperada, pero el bajo incremento de amlo muestra que la propuesta “amorosa” solo ha servido para mantenerse en la misma posición, y que EPN y JVM se alejan peligrosamente. Si no logra acercarse a la candidata será presa del voto útil, cuando sus seguidores piensen que votar por él no llevará a ninguna parte. Esta historia fue la de Cuauhtémoc Cárdenas en 2000 y la de Roberto Madrazo en 2006.
Ahora se entiende que la estrategia mediática de amlo lo ubique en alguna encuesta “a modo” en el segundo sitio, cuando claramente va en el tercero en la “encuesta de encuestas” y a una distancia mayor que la que arrojan los márgenes de error asociados a este tipo de investigaciones. Pero no es cuestión de cambiar el efecto o las mediciones, sino las causas que son las estrategias de campaña. Lo mismo se puede inferir para jvm: el punto de inflexión indica un agotamiento de la estrategia inicial. Esta operó y la llevó a la candidatura y al segundo sitio, pero de continuar en la misma línea —en la nueva etapa— puede estancarse o sufrir incluso un retroceso. La Gráfica 4 muestra las tendencias lineales, las diferencias y la ecuación que describe la intención de voto promedio para EPN y JVM y para JVM y AMLO. Obsérvese el punto de inflexión entre las últimas y las penúltimas mediciones y su desviación de las rectas.
Cabe destacar que los resultados de las encuestas aleatorias son datos que poseen distribuciones probabilísticas que forman un álgebra, esto es un campo como el de los números. Por ello, pueden ser objeto de todas las operaciones aritméticas: suma, resta, multiplicación, división, etcétera. De ahí la validez de establecer los promedios y tendencias de la intención de voto que señalan estas encuestas para cada uno de los candidatos –independientemente del tamaño de la muestra o de la metodología–, lo cual certifica científicamente los ejercicios de “encuesta de encuestas”.
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ENRIQUE ALDUNCIN es director general de Alduncin y Asociados.