ARIEL RUIZ MONDRAGÓN: ¿Cuáles son, a su parecer, los aspectos más importantes del programa del partido Nueva Alianza?
SERGIO AGUAYO QUEZADA: El programa de Nueva Alianza me sorprendió y no porque, al igual que otros programas, está lleno de generalidades; es decir, es simplemente un listado de algunos de los grandes problemas nacionales y de lo que debería hacerse para atenderlos.
Ahora voy a ejemplificar lo que digo: ese partido habla de que hay desigualdad económica y lo que debería hacerse para combatirla, pero nunca nos dice cómo lo realizarían. Y así ocurre en otros temas, por lo que considero que, más que un programa de un partido político, se trata de una especie de trabajo escolar de preparatoria, porque es de un nivel bajo: fue juntar información y lanzarla.
Lo que me llamó más la atención, y que nos permite conocer un poco de sus orígenes, es la manera como abordan el tema de la educación. El partido Nueva Alianza se legalizó en 2005 como representación del sindicato magisterial encabezado por Elba Esther Gordillo Morales. En este sentido, hay algunos aspectos de su plataforma que me llaman la atención: primero, el gran espacio que esa organización le dedica al tema de la educación (12 páginas de las 63 que tiene el texto); segundo, que en ninguna parte de todo el documento se habla del sindicato, que simplemente no aparece.
Me voy a permitir citar algunas líneas del documento, a manera de ejemplo de lo antes dicho: la página 29 dice que “es necesario que el Estado impulse un programa social que incluya la educación de calidad como eje central”. Esto es un enunciado típico, y lo que uno pensaría que diría cualquier estudiante de preparatoria, insisto.
La parte dedicada a la educación abre en la página 31 con una afirmación impecable: “La educación es prioritaria y existe un amplio consenso sobre la necesidad de elevar su calidad”. Posteriormente reconoce que el sistema educativo vigente es “obsoleto e insuficiente en la práctica”, que “en México se ha abierto un debate necesario e indispensable sobre el rumbo de la educación”, y que “dicha discusión requiere espacios y canales de reflexión, así como diálogo con rigor académico y pluralidad de ideas”.
Nadie que esté en su sano juicio puede criticar esas afirmaciones, como tampoco puede uno criticar la afirmación de que “hacer responsable de la crisis estructural por la que atraviesa la educación a uno solo de los actores es, por decir lo menos, una posición simplista que esconde, incluso, intereses particulares, de negocios o ideológicos” (página 34). Totalmente de acuerdo.
Luego, la plataforma electoral critica que se compare a México con otros países en materia educativa, y considera que es simplista pretender replicar las “fórmulas exitosas” que ha habido en otros países. En la página 41 menciona que “es imprescindible generar un compromiso integral del Estado y de los distintos actores políticos y sociales con la educación, de mucho mayor alcance y calado”.
Por supuesto que tiene razón; sin embargo, este es el tipo de generalidades que aparecen no solamente en el programa de Nueva Alianza, sino en todos los programas de los partidos políticos. Otra vez: no hay una explicación puntual de cómo van a hacer para resolver esos problemas desde las esferas de poder que alcancen a través del voto. Esto significa un problema terrible: más que un programa de acción es un rosario de buenas intenciones y de lugares comunes. Esto incluso en el caso de la educación, ya que todos asumimos, y sus miembros mismos lo reconocen, que Nueva Alianza está formado por integrantes del magisterio.
En ese sentido, también hay que destacar que Nueva Alianza evade un compromiso explícito, tal vez porque esa organización no está dispuesta a asumir ninguno. En otras palabras, lo que se desprende de su plataforma electoral es un deseo de cumplir con las exigencias legales de presentar un programa ante el Instituto Federal Electoral (ife), pero al mismo tiempo evitar en todo lo que se pueda cualquier responsabilidad que ellos tendrían como maestros y de tratar de hacer un programa detallado de cómo vamos a alcanzar la educación de calidad que postulan, y qué deberían hacer al respecto el Estado, los padres de familia, los estudiantes y, finalmente, los maestros.
Por lo anterior, el de Nueva Alianza es un programa demagógico. Es una vergüenza que en el 2012 el ife y la sociedad acepten este tipo de documentos superficiales.
¿Los candidatos de Nueva Alianza, empezando por el presidencial, siguen los lineamientos de su plataforma?
Hay un problema relacionado que también quiero mencionar porque es muy común: los programas que presentan los partidos en el ife a veces tienen poco que ver con lo que proponen sus candidatos durante las campañas. Por ejemplo, en una reunión escuché a Gabriel Quadri, candidato de Nueva Alianza a la presidencia de la república, y me llamó la atención que hablara de que una de sus propuestas es la privatización de Petróleos Mexicanos. Como partido y como candidato tienen derecho a proponerlo, y es una propuesta concreta; pero resulta que la privatización de Pemex no está en el programa.
También hablé con Patricia Arendar, directora ejecutiva de Greenpeace, quien me dijo que en una reunión que se realizó el 4 de mayo de 2012 en el Club de Industriales, le preguntó a Quadri sobre la razón de esta incongruencia: que él haga propuestas que no están en el programa. El candidato le respondió que el programa registrado ante el ife no es el bueno, sino que lo válido es lo publicado en su página electrónica personal como candidato y en la página del partido que lo arropa.
En otras palabras: estamos ante una simulación monumental, porque los programas no son en realidad programas sino un listado de buenas intenciones, y porque, al menos en el caso de Nueva Alianza –no he hecho la comparación con los otros tres candidatos, así que no puedo opinar con conocimiento de causa–, resulta que el programa no sirve de nada ante lo declarado por Gabriel Quadri, su candidato a la presidencia. Es, por tanto, una burla a la ciudadanía.
En esa línea, ¿qué le ha parecido el desempeño del candidato presidencial de Nueva Alianza? Pareciera que está intentando llenar con ocurrencias el hueco programático del partido que lo postuló.
Es un buen término: es a través de lo que se le va ocurriendo que sustituye la falta de claridad de la plataforma del partido que lo postula. Pero lo que Nueva Alianza quiere es mantener el registro, y para eso Quadri le está sirviendo; está desempeñando un papel de defensa de los intereses de Elba Esther Gordillo, y cumple bien, pero ciertamente no representa un ejercicio democrático que pueda apreciarse.
¿Qué orientación ideológica tiene Nueva Alianza, en su opinión?
Para mí, su orientación es la defensa de los intereses del magisterio y de los negocios de Elba Esther Gordillo y su familia. Tal vez debería ser más respetuoso, pero a mí no me inspira el más mínimo respeto como partido.
Ahora bien, su programa sí tiene algo de aquí y algo de allá, y Quadri incorpora algunas propuestas adicionales, más bien conservadoras. Pero es un pozole que provoca una pésima digestión porque, después de leer sus documentos, uno no se queda con la impresión de que sea un partido que tenga un proyecto de país; más bien son un partido con un proyecto de negocios, empresarial, de preservación de intereses.
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SERGIO AGUAYO QUEZADA es profesor-investigador de El Colegio de México y analista político. Es autor de Vuelta en U. Guía para entender y reactivar la democracia mexicana (Taurus, 2010) y La transición en México: Una historia documental 1910-2010 (FCE, 2010), entre otros libros.
ARIEL RUIZ MONDRAGÓN es editor. Estudió historia en la UNAM. Ha colaborado en revistas como M Semanal, Metapolítica yReplicante.