La nostalgia va más allá de su definición académica. Es una cápsula del tiempo. También se convierte en cuarto de pánico, en burbuja de seguridad, en un instante de sensatez, en la referencia de lo que nunca, jamás regresará.
La radio antes del agobio de la información. Como ventana abierta al entretenimiento y, sobre todo, como ejercicio para entrenar la imaginación y la razón, hacerlas diestras en la construcción de imágenes a partir de lo escuchado, sustituir los ojos con los oídos.
1 Noticiero de abc Radio, Tere Vale lo convirtió en revista informativa, de la que destacó el espacio dedicado a sus conversaciones con Juan José Arreola. Alguna vez pregunté a José Miguel González Avelar por qué no las transcribían para convertirlas en libros, argumenté que no debieran perderse. Quizá no existen.
2 Hoy se llama Domingo seis el espacio radiofónico de Tomás Mojarro, convertido en diálogo virtual con sus personajes, en llamado constante a sus valedores, con el propósito de que adquieran conciencia de lo que él y Jerásimo denuncian constantemente y con verdad.
3 Los monólogos de la Doctora corazón, difundidos por XEW —que solo escuché una vez, en ocasión de un largo viaje sentado en el asiento de un autobús—, explican la ingenuidad de los mexicanos de esa época. El famoso y popular personaje opinó y orientó desde su clínica de almas.
4 En cuanto en algún lavamanos me encuentro con mezcladoras Helvex, recuerdo el anuncio con el fondo musical de la Quinta Sinfonía de Beethoven, y evoco esa estación radiofónica que, bajo el nombre de xela «Buena música desde la Ciudad de México», educó el gusto y el oído de muchos mexicanos.
5 Arturo Durán López me avisaba de viva voz o por teléfono que ya era hora de buscar en el cuadrante Radio Educación, para escuchar El lado oscuro de la luna, donde juntos descubrimos intérpretes, voces, grupos y bandas, canciones que alegraban el ánimo, ritmos que nos hicieron trabajar un rato más.
6 Mucho se ha escrito sobre La hora nacional. No la escuché con la puntualidad necesaria, porque los secretarios de Gobernación ocasionalmente intervienen en sus guiones y formato, y la convierten en una emisión que no merecen sufrir ni los sordos. Pero tuvo aciertos al difundir la cultura, la historia y valores éticos y cívicos que dieron a los mexicanos carta de identidad.
7 Con amigos de la cuadra escuché las aventuras de Carlos Lacroix, con ese apasionante inicio: «Pasos apresurados de Lacroix, en un momento se detiene y grita: ¡dispara, Margot, dispara!». En el programa participaron Arturo de Córdova y Marga López, más la imaginación y fantasía de los radioescuchas, quienes en frenesí buscaron el rostro ideal y terso a Margot, y el recio porte varonil a Carlos Lacroix.
8 El monje loco, con la voz de Salvador Carrasco, cuyo timbre y risa quiso infundir miedo o, al menos, deseo de saber qué sucedería, porque como lo anunció al inicio de cada capítulo: «Nadie sabe, nadie supo, la verdad sobre el pavoroso caso de [aquí mencionaba el misterio a desentrañar]», para después rematar con una risa macabra.
9 Francisco Huerta Hernández inició su carrera de periodismo civil cuando convenció a los propietarios de la radiodifusora abc a abrir los micrófonos a los radioescuchas en 1976. Convirtió su espacio en una Voz pública. Causó malestar entre innumerables políticos, hasta que la concesión estuvo de por medio.
10 Los domingos, en casa de Roberto Esperón, escuchamos Kalimán, el hombre increíble; años después se convirtió en un cómic semanal cuya tirada llegó a tres millones de ejemplares cada ocho días.
11 Fui el encargado de llevar el coche al mecánico, y regresar por él una vez que el “maestro” Orozco llamaba para avisar que estaba listo. La hora de entrega era puntual, coincidía con la transmisión de Porfirio Cadena, el ojo de vidrio; momento de reverencia cívica para los mecánicos al escuchar las aventuras de lo que nunca fueron los héroes de la Revolución.
12 De haber necesitado una rápida y cabal comprensión del Bosón de Higgs o Partícula de Dios, debí estar atento a El explicador, de Enrique Ganem, quien seguramente aclaró a los radioescuchas cómo se come ese conocimiento y en qué consiste.
13 Si Paco Huerta abrió los micrófonos a los radioescuchas, Carlos Ramos Padilla abrió la cabina a buena parte de representantes políticos y sociales en Radio 13 primero, luego en abc Radio, con La tertulia. Allí se entrenaron muchos de los que hoy son santones.
14 No seguí con puntualidad El banquete de Platón ni El ágora, donde Ikram Antaki se convertía en personaje de Borges, en ese Funes el memorioso que recuerda y aclara lo que parecen fenómenos oscuros del pensamiento.
15 La historia de la radio en México coincide con la de la XEW. Propongo digitalizar y retransmitir buena parte de su programación, ofrecerla al nuevo radioescucha, ajeno a la idiosincrasia de quienes fueron sus destinatarios originales.