Respeto al vino: ha esperado su momento sin angustia.
Respeto su reposo en el pausado tiempo de bodega.
Respeto su apego a la delicia,
su paciencia a lo oscuro,
su paso por las venas de un roble que pervive.
Respeto su color intenso, su cascada de líquidos rubíes.
Respeto al vino, pues cercanos míos
sucumbieron a su sabor y a sus aromas.
Lo respeto: él no tiene la culpa del alma de nosotros.
Se comparte sin saber lo que allí dentro tiene de riesgo y de aventura.
Respeto al vino, que me observa en silencio
mientras sirvo dos copas.
Ya solo queda el recuerdo de este vino
en los labios de la mujer que ahora me besa. ~
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EDUARDO LANGAGNE (Ciudad de México, 1952) es poeta y traductor, maestro en Letras Latinoamericanas por la UNAM; promotor cultural desde los años setenta. Siendo muy joven obtuvo el Premio Casa de las Américas, de Cuba, y en 1994 el Premio de Poesía Aguascalientes. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Su libro más reciente, Reposo del Guerrero, en Edición de la Universidad Externado de Colombia, apareció hace un par de meses. Es Director General de la Fundación para las Letras Mexicanas.