No es un grupo vulnerable, pero merece toda nuestra atención. Se trata de los migrantes con estudios superiores y experiencia profesional. Como mexicanos y como agentes de cambio, nuestro Estado debe apoyarlos.
La migración internacional de personas altamente calificadas ha sido objeto de escasa atención en México, pese a que desde hace dos décadas el fenómeno registra tasas de crecimiento más elevadas que las del resto de los flujos migratorios y a que son evidentes las limitaciones que impone este fenómeno tanto al desarrollo científico y tecnológico del país como a nuestra capacidad de innovación.
El tema en otras latitudes es, en cambio, objeto de múltiples investigaciones que atienden, por ejemplo, su inusitado dinamismo, el protagonismo de las mujeres en este tipo de migraciones y las consecuencias que este fenómeno puede tener en el desarrollo presente y el futuro de las naciones de origen y destino.
La emergencia y creciente importancia de la migración calificada hacen relevante la necesidad de contribuir a dar respuesta a preguntas como las siguientes: ¿Cuáles son las dimensiones, modalidades y características de la migración calificada en México? ¿Cómo se articulan dichas modalidades con el proceso global de la migración? ¿Cuáles son sus principales causas y consecuencias?
En este ensayo se examina la corriente migratoria de personas altamente calificadas en el corredor México-Estados Unidos y se sugieren algunas propuestas orientadas a reducir sus costos y maximizar sus beneficios potenciales para el desarrollo del país. En primer lugar, se precisan las principales características de la migración internacional calificada México-Estados Unidos y se reflexiona brevemente sobre sus implicaciones y principales determinantes. Por último, se valora el tipo de políticas y acciones para encarar los desafíos que este fenómeno plantea a nuestro país.
El ascenso de la migración calificada en el sistema global
Vivimos en un mundo donde los saberes científico y técnico adquieren cada vez más centralidad en los diferentes ámbitos de la vida económica, social y cultural. Las economías más desarrolladas son usuarias in extenso de la ciencia y la tecnología y operan como enormes imanes que atraen cuantiosos flujos de especialistas capaces de generar ideas o productos y de aplicar conocimiento en complejos procesos de producción e innovación.
De hecho, desde los años noventa se desató una verdadera competencia entre las naciones de mayor desarrollo relativo por atraer migrantes calificados, lo cual transformó a este flujo en el más dinámico de las migraciones internacionales. Los países ponen en juego incentivos como las oportunidades de empleo, salarios más elevados, infraestructura científica y profesional y un ambiente institucional propicio. También son relevantes las facilidades de integración social que los gobiernos de los países avanzados están ofreciendo a este tipo de migrantes y sus familias, así como a los estudiantes extranjeros que terminan exitosamente sus maestrías y doctorados en áreas estratégicas.
Sin duda, lo limitado del desarrollo científico y tecnológico de las naciones emergentes, la carencia de infraestructura adecuada y la brecha salarial con los países avanzados son factores que animan a migrar a las personas altamente calificadas, o a los jóvenes doctores —recién egresados— a no regresar a sus países de origen.
La interacción de esas fuerzas de atracción y expulsión explica, por ejemplo, que el número de migrantes con estudios de licenciatura y posgrado, de 25 años o más de edad, residentes en países de la OCDE, haya aumentado de 12 a 20 millones entre 1990 y 2000. Este flujo explica casi la mitad del aumento total de la inmigración de personas en esas edades a los países de la OCDE, y de ellos 6 de cada 10 proceden de países en vías de desarrollo. A su vez, entre 2005 y 2009 el número de trabajadores inmigrantes calificados en los países de la ocde creció 20 por ciento.
En la Gráfica 1 se puede ver que en la última década del siglo pasado un tercio de los migrantes internacionales calificados se dirigía de los países emergentes a Estados Unidos; otro tercio, de esas naciones hacia Europa; el resto corresponde a intercambios poblacionales entre las propias naciones en vías de desarrollo.
Es importante precisar que América Latina y el Caribe es la región del mundo con el mayor crecimiento relativo de la migración calificada hacia los países avanzados, con un aumento de 155% en el periodo 1990-2007, seguida muy de cerca por África (152%) y Asia (145%). Más recientemente, la crisis económica mundial de 2008 redujo el ritmo de crecimiento de los inmigrantes internacionales hacia los países desarrollados.
Dinámica de la migración calificada México-Estados Unidos
México es el país latinoamericano con más migrantes internacionales altamente calificados hacia los países de la ocde, mayoritariamente hacia Estados Unidos. Esta migración obedece no solo a los factores arriba enunciados; también tienen gran importancia el carácter fronterizo con Estados Unidos, la larga tradición histórica de la migración —que echa sus raíces en el siglo XIX—, y el poder de atracción que ejercen las propias redes sociales que los migrantes mexicanos han construido en ese país con el paso del tiempo.
Entre los principales rasgos de este movimiento migratorio sobresalen los siguientes:
1. El número de migrantes altamente calificados nacidos en México y residentes en Estados Unidos creció 2.4 veces entre 2000 y 2012, al pasar de 411 mil a 1 millón 15 mil. Esta última cifra representa poco menos de 1 de cada 10 connacionales en Estados Unidos (ver la Gráfica 2).
2. A la par del fenómeno migratorio general, la migración de personas altamente calificadas tuvo un crecimiento acelerado en los primeros años de la década pasada, y se ha contenido en años recientes. Así, el aumento neto por año en 2000-2005 fue de 61 mil migrantes de nivel profesional, y de 11 mil con posgrado; en el segundo lustro, fue de 65 mil y 7 mil, respectivamente. Recientemente, el crecimiento neto anual descendió de un promedio de 13 mil en 2010 a mil migrantes con título profesional en 2012.
3. Del número de migrantes mexicanos altamente calificados residentes en Estados Unidos en 2012, un total de 862 mil (84.9%) posee estudios de nivel profesional (profesional asociado y licenciatura) y el resto (153 mil) tiene un posgrado (15.1%). Las cifras representan para México una proporción muy significativa de los profesionistas mexicanos: poco menos de uno de cada diez mexicanos con título profesional y uno de cada cuatro con posgrado vive en Estados Unidos. Además, conviene precisar que alrededor de la mitad de los mexicanos calificados realizó sus estudios en México y el resto en Estados Unidos, lo que revela los vínculos con otras modalidades migratorias entre ambos países.
4. Esta emigración calificada combina diferentes tipos de flujos. Incluye los movimientos de estudiantes, científicos y académicos; también los de quienes se desempeñan en puestos ejecutivos y de gestión, y los de técnicos y profesionales que no encuentran empleos en México donde puedan realizar su potencial, entre otros. Algunos de estos flujos tienen un carácter más o menos permanente o de largo aliento; implican movimientos circulares y proyectos transitorios, lo que impone en cada caso complejos desafíos en materia de políticas públicas. En todo caso, el gran reto de la movilidad calificada y de talentos es que esta no se traduzca en una pérdida definitiva, sino en una oportunidad que abre la globalización.
5. De las características sociodemográficas de los connacionales con altas calificaciones que viven en Estados Unidos, destaca la menor edad respecto de los nativos estadounidenses con esa escolaridad y los inmigrantes de otros países. Alrededor de 35% de quienes poseen títulos profesionales o de posgrado tienen menos de 35 años de edad (entre los nativos y otros inmigrantes las proporciones son de 26.4 y 33%, respectivamente). En cambio, 37.3% de los mexicanos con esa escolaridad tiene 45 años o más de edad (entre los nativos se eleva hasta 54.2% y a uno de cada tres entre los inmigrantes oriundos de otros países).
6. Asimismo, llama la atención la presencia ligeramente mayor de las mujeres altamente calificadas, tanto entre la migración mexicana (50.6%) como entre la inmigración de otros países (52.2%). Considerando las tendencias imperantes en décadas pasadas, estos parámetros describen tanto el logro educativo de las mujeres como el hecho de que para ellas la migración es una opción tan importante como para los varones.
7. En cambio, los mexicanos altamente calificados que viven en el vecino país del norte tienen una participación desventajosa en el mercado de trabajo con relación tanto a la población nativa como a otros inmigrantes. Entre los rasgos de este movimiento, destacan los siguientes:
• Los migrantes mexicanos laboran tanto en unidades productivas y de servicios como en centros de investigación e instituciones educativas.
• 45.4% se desempeña en ocupaciones profesionales y de servicios; 12.7% en ocupaciones gerenciales, financieras y de negocios, y 12.2% en ocupaciones de apoyo administrativo. A distancia le siguen las ocupaciones de la construcción y minería (7.8%), de la producción (6.7%) y las relacionadas con el transporte (5%).
• Los salarios de los inmigrantes mexicanos altamente calificados son significativamente inferiores no solo a los percibidos por los nativos estadounidenses con credenciales académicas equivalentes, sino también a los de los inmigrantes de otros países. Así, el ingreso promedio anual de la población ocupada con nivel profesional y de posgrado es de 65 mil dólares para los nativos, 67 mil dólares para otros inmigrantes y casi 45 mil dólares para los nacidos en México.
• Los mexicanos con nivel de licenciatura ganan el equivalente a 74 y 75% del ingreso de los nativos estadounidenses y de otros inmigrantes, respectivamente.
• Alrededor de 13% de los connacionales altamente calificados se encuentra en situación de pobreza (de acuerdo con la norma estadounidense), en contraste con solo 5.3% de los nativos y 9% de otros inmigrantes.
• Vista la retribución salarial desde el otro extremo, destaca que 76.1% de los migrantes mexicanos calificados tiene un ingreso superior en 50% o más al valor de la línea de la pobreza; en el caso de los nativos la proporción se eleva hasta 90.6%, y a 86% entre los inmigrantes de otros orígenes.
El difícil retorno a México
México ocupa el sexto lugar a nivel mundial con más migrantes internacionales altamente calificados. Sin embargo, ese posicionamiento no se corresponde con la escala de la migración de retorno.
De acuerdo con el más reciente censo de población, en 2005-2010 regresaron a nuestro país, provenientes de Estados Unidos, alrededor de un millón de personas, de las cuales casi 61 mil (5.6%) poseen alta escolaridad. Esto representa 40 mil profesionistas, 16 mil maestros y poco más de 5 mil doctores. Las características de estos migrantes ilustran la índole de los problemas y oportunidades nacionales para hacer de la migración de retorno una estrategia para la promoción del desarrollo empresarial, el desarrollo científico y técnico, y la capacidad de innovación.
Del total de migrantes de retorno altamente calificados:
• Casi 6 de cada 10 (58%) son varones, y la gran mayoría tiene entre 30 y 45 años de edad. 74% formaba parte de la población económicamente activa en 2010 y la gran mayoría (95%) estaba ocupada en el año del levantamiento censal.
• En términos laborales, en su mayoría son trabajadores remunerados (72%), 16.5% trabaja por cuenta propia y solo 9.6% es empleador.
• Asimismo destaca que, entre las ocupaciones principales, 49% son profesionistas y técnicos y 22.8% funcionarios y directores; el resto se distribuye en otras ocupaciones.
• La mayoría trabaja en el sector servicios (52.2%), seguido por el comercio (13.3%), la construcción (12.4%) y finalmente en el Gobierno y los organismos internacionales (7.3 por ciento).
El perfil laboral de los migrantes de retorno deja ver el gran reto que significa para México que la migración internacional calificada no se traduzca ni en una pérdida definitiva (brain drain) ni en un desperdicio de talentos (brain waste). Las acciones que puedan emprender Gobierno y sociedad para maximizar los beneficios y minimizar los costos de la migración altamente calificada deben considerar que las trayectorias laborales de los mexicanos en México y Estados Unidos a menudo se aleja de las pautas seguidas por los inmigrantes de otras naciones, quienes se desempeñan principalmente en ocupaciones profesionales.
¿De la fuga a la circulación de talentos?
Uno de los contenidos que ha pasado inadvertido en los medios mexicanos del proyecto de reforma a la ley de inmigración que actualmente se discute en el poder legislativo de Estados Unidos es el de la amplia variedad de programas de visas dirigido a ampliar la oferta de capital humano para los sectores de alta tecnología e innovación en ese país. La iniciativa presentada busca, además, fortalecer los programas de retención de estudiantes graduados en universidades estadounidenses que han obtenido un doctorado en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas y obtenido un empleo, condicionando a sus empleadores a pagar un impuesto para educación y capacitación, con el fin de apoyar la formación de la próxima generación de trabajadores estadounidenses en las áreas de alta tecnología.
Al respecto, de acuerdo con un informe de la Casa Blanca, los inmigrantes representan 13.6% de todos los graduados universitarios empleados, pero constituyen 50% de los que tienen títulos de doctorado que trabajan en ocupaciones de matemáticas y ciencias de computación, y 57.3% de los que tienen títulos de doctorado en ocupaciones de ingeniería. Alrededor de dos terceras partes de los extranjeros que tienen títulos de doctorado los obtuvieron en Estados Unidos, lo que sugiere que muchos de ellos emigraron siendo niños o fueron a estudiar en universidades en Estados Unidos y se quedaron allá.
El enfoque de la iniciativa que actualmente se discute en el Senado del país vecino responde a la convicción de que el reclutamiento de los inmigrantes altamente calificados propicia, como lo señala el informe de la Casa Blanca, que “la nación eventualmente esté bien posicionada en la competencia global por las nuevas ideas, los nuevos negocios y los empleos del futuro”.
Si bien la propuesta de reforma a la ley de inmigración en Estados Unidos está dirigida a ofrecer un camino para regular el flujo no autorizado, en su gran mayoría formado por trabajadores no calificados, no hay duda —como podrá advertirse por su cuantía y perfil— de que tendrá también profundas implicaciones para la migración calificada.
En ese sentido, resulta relevante tomar en cuenta el curso que ha seguido el debate internacional de la migración calificada, así como los objetivos y características de las políticas de inmigración que promueven los países receptores. Cabe recordar que numerosos estudios pusieron de manifiesto desde los años sesenta que el enfoque tradicional que concibe la migración internacional como “fuga de cerebros” resulta parcial e insuficiente. Esto es así porque en el mundo global actual este enfoque no es capaz de concebir la migración calificada como un fenómeno dinámico y complejo, ni de considerar sus beneficios reales y potenciales (recepción de remesas y establecimiento de redes de contacto con centros generadores de conocimiento en otros países), no solo en el presente inmediato sino también en el mediano y largo plazos.
Asimismo, no debe pasarse por alto que el desarrollo de las comunicaciones y los transportes ha hecho posible no solo que los contactos con la diáspora se multipliquen, sino que aumente la probabilidad de retorno del conocimiento (codificado y tácito) y de los propios migrantes a sus países de origen luego de experiencias laborales (breves o largas) en los países avanzados. De esta manera, los migrantes calificados tienen el potencial para actuar como verdaderos agentes difusores de las nuevas tecnologías e impulsores de la formación de capital humano.
Opciones de política
Para tener una opinión más informada acerca de los costos y los beneficios reales y potenciales que la migración internacional calificada puede representar para los países emisores, es preciso contar con evaluaciones de mediano y largo plazos. México puede y debe aprovechar los hallazgos de las evaluaciones realizadas en otros contextos y contrastarlas con las trayectorias seguidas en el corredor México-Estados Unidos para evitar trasplantar acríticamente las orientaciones y líneas de política.
Especialmente, no debe pasarse por alto que México tiene particularidades que obligan a introducir matices a las opiniones optimistas (o pesimistas) que se apoyan en algunas experiencias nacionales, o en información fragmentaria referida a algún sector productivo en una coyuntura singular. Pero también existen particularidades que invitan a reflexionar sobre el potencial que el fenómeno puede tener para el desarrollo científico-técnico y la capacidad de innovación de México, como la localización fronteriza con Estados Unidos, la tradición del fenómeno migratorio y la intensa integración de ambas economías luego del Tratado de Libre Comercio, por mencionar algunas de las más evidentes.
Desde el punto de vista de las necesidades de investigación, debe reconocerse el limitado conocimiento de los procesos de reintegración de los migrantes calificados mexicanos con experiencia laboral en campos profesionales en Estados Unidos. Asimismo, son escasas las evaluaciones no solo de los programas oficiales en la materia, sino también de la dinámica particular de los procesos de reintegración de científicos y tecnólogos. Tampoco se sabe mucho sobre las motivaciones de quienes regresaron y meses o años más tarde deciden volver a Estados Unidos.
Se requiere desarrollar políticas multifacéticas que vayan más allá de los programas de factura clásica dirigidos al segmento más calificado de la diáspora, esto es las intervenciones dirigidas ya sea a prevenir el éxodo definitivo de personal especializado, a alentar su regreso o a garantizar su reintegración al país de origen. Para ello resulta indispensable consolidar el marco institucional y aprovechar la circulación de talentos entre ambos países. La reforma migratoria podría alentar esta modalidad y con ella la formación de redes. Incluso para quienes ya no pueden (o no quieren) regresar, debe entenderse que sus conocimientos, contactos y experiencias pueden representar un activo enorme cuando se movilizan a favor del desarrollo de México.
Las políticas de retención, promoción del retorno e impulso a la movilidad internacional de talentos exigen una vinculación de la política migratoria con la estrategia nacional de desarrollo. Por sí sola, la política migratoria sería infructuosa. Es imprescindible sumar voluntades y recursos para crear en el país condiciones institucionales y productivas que efectivamente reduzcan la brecha tecnológica con Estados Unidos y mejoren las condiciones de trabajo (infraestructura y equipamiento) de los científicos y talentos nacionales. A este respecto, es alentadora la decisión del presidente Enrique Peña Nieto de sostener un aumento sistemático de recursos al sistema nacional de ciencia y tecnología, así como de alentar los intercambios con Estados Unidos en materia de educación superior.
En este sentido, es muy relevante promover una cultura empresarial que reconozca el valor de la innovación como fuente de competitividad internacional y de un mayor retorno de las inversiones productivas. La actual proporción de posgraduados contratados en el sector productivo privado es verdaderamente reducida. Asimismo, los centros de investigación y las universidades están llamados a desempeñar un papel aún más relevante en el desarrollo de las estrategias de innovación abierta y a ser el vínculo primordial de participación nacional en las redes globales del conocimiento.
En suma, en el mundo de hoy el gran desafío es que los talentos nacionales, donde quiera que estén, piensen en México y para México.
1 Los autores agradecen la colaboración del actuario Carlos Fuentes Villalba.
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RODOLFO TUIRÁN es subsecretario de Educación Media Superior de la SEP. JOSÉ LUIS ÁVILA es académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.