Une critique radicale ne peut être qu’une critique collective, et interne au groupe social concerné. Lévy-Leblond 1
Ya que es relativamente común que un investigador biomédico miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) tenga empleos remunerados en 2 instituciones diferentes — sea doble tiempo completo, tiempo completo en una y tiempo parcial en otra, o tiempo completo en una y clases por asignatura en una universidad — y dada la imposibilidad de cumplir cabalmente ambas jornadas laborales (al menos en las 2 primeras opciones), surge la duda sobre la moralidad de esa situación no obstante que el reglamento del SNI 2008 vigente (art. 32, fracción I) a la letra dice “Tener un contrato o convenio institucional vigente y demostrar… que presta servicios por al menos 20 horas a la semana para realizar actividades de investigación científica o tecnológica en alguna de las dependencias…”.2 Nótese que algunas universidades prohíben a sus investigadores tener 2 tiempos completos o aplican un criterio de “compatibilidad” que permite laborar un máximo de 8 horas a la semana en otro sitio.
Aunque ignoro la proporción de investigadores que se encuentra en dicha situación, es habitual que los profesores de numerosos posgrados en biomedicina y especialidades médicas trabajemos y cobremos tanto en una institución del sector salud (hospitales y centros de investigación) como en una universidad. Dicha remuneración doble por una jornada laboral es seguramente inmoral y contraria al reglamento del SNI. ¿Cómo entonces se explica tal irregularidad? Parece que esta anomalía se remonta a la época previa al SNI cuando la situación descrita era “normal y legal” y semejante a la de países desarrollados donde un investigador puede tener dos o más afiliaciones.
Además, el afán de muchas instituciones de contar con el mayor número posible de posgrados e investigadores reconocidos ha sido reforzado por los criterios de evaluación académica ahora imperantes e ilustrados por el mismo SNI y el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Conacyt. El hecho de que algunos posgrados en realidad sean interinstitucionales (formalmente o en la práctica) y sus profesores tengan, entonces, 2 patrones se refleja también en la tendencia de otorgar créditos a ambas instituciones en los artículos publicados. Si bien, este proceder parece congruente con los salarios percibidos y es similar a la práctica común en otros países, en realidad resulta controvertido pues se puede contraargumentar que esa conducta no es ética ya que el mismo trabajo se contabiliza dos veces (una por institución) mientras que cada institución considera sólo los recursos por ella invertidos; en otras palabras, dicho proceder de los académicos y los administradores conduce a una seudoproductividad puesto que “…se atiende a lo que se produce, olvidando lo que se consume” .3 En sentido estricto, un investigador con 2 plazas de tiempo completo debería tener el doble de producción respecto a aquél adscrito a una sóla institución. Por ello, la ponderación apropiada de la productividad individual e institucional requiere considerar tales dobles plazas y afiliaciones.
Subrayo que la objeción moral a las dobles plazas también aplica a otras remuneraciones simultáneas tales como la propia beca del SNI, el salario extra por desempeñar un cargo universitario (coordinador general o de un programa de posgrado, director de instituto, jefe de departamento, etc.) y los llamados estímulos por desempeño académico que otorgan numerosas instituciones de investigación. Así, un investigador III o emérito con doble tiempo completo y estímulos por productividad puede acumular ingresos comparables a la dieta de un diputado; cabría entonces averiguar quiénes, si los legisladores o los investigadores, contribuyen más al desarrollo y bienestar social.
Paradójicamente, cada día egresan de los posgrados nacionales investigadores que difícilmente obtienen un puesto de trabajo en el área de su preparación. Por ello, parecería necesario modificar el reglamento del SNI para prohibir los dobles o triples nombramientos (en lugar de depender de la conciencia moral de cada investigador) y utilizar las plazas que queden vacantes para contratar investigadores jóvenes. Ya que este sólo mecanismo sería insuficiente para la demanda, debería ser precedido por un incremento substancial de la inversión en ciencia y tecnología que permita la creación estratégica de nuevos centros de investigación y la apertura sistemática de más puestos laborales, así como por una adecuación de los posgrados tendiente a aminorar la discrepancia entre egresados y puestos de trabajo disponibles so pena de que el número de doctores “ninis” y de cerebros en fuga siga creciendo .4 Cabe recordar que hace más de 40 años, la falta de puestos de trabajo para los jóvenes investigadores en Francia prácticamente suprimió la distinción entre el éxito y el fracaso en su desarrollo académico. 5
La exigencia de los investigadores de una mayor inversión en ciencia y tecnología debe ir acompañada del reconocimiento de que el SNI tiene consecuencias negativas – aunque menos visibles – como propiciar diversas modalidades de conducta científica impropia. Me refiero en particular a las cotidianas autorías espurias, prácticas que no sólo son soslayadas en las simplistas y, a veces sesgadas, evaluaciones académicas sino que favorecen transgresiones mayores como plagios, fraudes y falsificaciones .6 Así, es necesario discernir si el investigador tiene una línea de investigación propia o, si por el contrario, sus publicaciones corresponden a diversos campos; por pertenecer, por ejemplo, a cofradías o sociedades sexuales como la conyugal. 7 De igual manera, los autores que cometen plagio 8 deberían ser sancionados y no permanecer impunes; mucho menos, ser promovidos de categoría en el SNI o presidir alguna sociedad académica, como la Asociación Mexicana de Genética Humana. En un enésimo editorial sobre plagio Nature reitera, “… those who climb the academic ladder on the back of dishonest publication records often imbue their students with the same disrespect for scientific method and academic principles” .9 El paralelismo con los premios Xavier Villaurrutia 2012 y FIL 2012 otorgados a escritores señalados por plagio es insoslayable. Cabe preguntarnos qué valor tiene atribuir el plagio a la permisividad y tolerancia extremas propias de América Latina 10 y, a la vez, impulsar con nuestra pasiva complicidad esa y otras conductas impropias .11 Por cierto, Culcyt ilustró un número completo sobre plagio con la lapidaria sentencia de PC Hoffer: “los plagiarios son como las cucarachas; por uno que ves hay mil que no ves” 12.
La ocasional renuncia espontánea a una doble plaza o al SNI, al margen de si tranquiliza o no la conciencia de ese investigador, no influye sobre la inmoralidad gremial inherente a las dobles remuneraciones que además está auspiciada por algunas instituciones. Hay que subrayar que, como toda violación a la moral, tales retribuciones múltiples por una misma jornada laboral requieren una justificación racional, imparcial y pública. 13 Como no soy un “experto crítico de la ciencia” ni de la conducta de los científicos, abrigo la esperanza de que este escrito aliente la autocrítica comunitaria y que algún colega probo y sin conflicto de interés pueda argumentar más lúcidamente sobre aspectos aquí señalado .14
Horacio Rivera Ramírez es médico por la UNAM (1975), especialista en genética humana y doctor en Ciencias de la Salud por la Universidad de Guadalajara (2006). Ha realizado 3 estancias de entrenamiento e investigación en laboratorios de vanguardia en citogenética humana en París, Pavía y Salisbury. Pertenece al SNI donde tiene nombramiento de Nivel III.
1 Lévy-Leblond J.M. Introduction, en: (Auto)critique de la science, A. Joubert y J.-M. Lévy-Leblond, eds, Éditions du Seuil, París, 1973, p. 15
2 Reglamento del Sistema Nacional de Investigadores 2008 (actualizado 2011). http://consultoria.conacyt.gob.mx/SNI/Documents/Reglamento_SNI_actualizado_2011.pdf
3 Muñoz J., Sobre ética personal y normatividad, Bol. Soc. Mex. Cien. Fisiol. 4: 5-6, 1997.
4 Tejeda A.G., Fuga de cerebros, por crisis de confianza, La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2011/06/15/sociedad/042n2soc
5 Sareyan J.- P., Les jeunes chercheurs: entre la intégration et la critique, en: (Auto)critique de la science, A. Joubert y J.-M. Lévy-Leblond, eds, Éditions du Seuil, París, 1973, pp. 297-305.
6 Enciso A. Separan de sus cargos a dos científicos de la UNAM por alterar imágenes de estudios, La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2012/11/20/politica/015n1pol
7 Rivera H., Ética en las publicaciones científicas, en Emparan-Legazpi A, Martínez-Covarrubias SG, eds, Recomendaciones para Elaborar una Tesis. Guía para Estudiantes de Posgrado. Universidad de Colima, 2011, pp. 22-45.
8 Rivera H, La fosfoglucomutasa 4 y otras aportaciones (sic) del occidente de México al genoma humano. CULCYT Año 6 (35): 41-3, 2009. http://www2.uacj.mx/IIT/CULCYT/
9 Editorial. Repeat after me. Nature 488: 253, 2012.
10 Vasconcelos S., Leta J., et.al., Discussing plagiarism in Latin American science. EMBO Rep. 10: 677-682, 2009.
11 Silva-Herzog Márquez J, Celebración del plagio, Reforma www.emedios.com.mx/testigospdfs/20120206/49c31f-be8e2b.pdf
12 Garza-Almanza V. Número especial sobre plagio. CULCYT Año 5 (25): 4-40. 2008. http://www2.uacj.mx/IIT/CULCYT/
13 Reader, et. al., Morality and scientific research, en Research Ethics., University Press of New England, Hanover, NH, 1997, pp. 20-30.
14 Lévy-Leblond J.-M, Y a-t-il une hiérarchie dans la contestation?, en: (Auto)critique de la science, A. Joubert y J.-M. Lévy-Leblond, eds, Éditions du Seuil, Paris, 1973, pp. 329-335.
Aviadores con sello UNAM
Sr. Rector, el pizarrón lo ha arroyado, las frases progresistas agotadas están y he aquí un solo tropiezo:
La Dra. Ofelia Collera Zúñiga dejo de asistir a laborar a su centro de trabajo, el Instituto de Química de la UNAM, desde el año 2008, so pretexto de sus múltiples enfermedades. Desde entonces, la Dra. Collera suele aparecer única y exclusivamente los días de quincena para firmar la nomina y de esta forma justificar que sigue viva, conservando así todos sus derechos (ó privilegios) que la ley le otorga. En febrero de 2013, apareció su nombre en la lista oficial de los investigadores vigentes en el Sistema Nacional de Investigadores (SIN, ver anexo). Efectivamente Sr. Rector, como buen “chico de pizarrón” lo entiende usted a la perfección: Durante cuatro años las autoridades del Instituto de Química han dado el visto bueno para que la Dra. Ofelia Collera Zúñiga no asista a su centro de trabajo y siga cobrando un salario. Las administraciones del Dr. Raymundo Cea Olivares y el Dr. Gabriel Cuevas (miembros honrosos del YUNQUE) han expedido documentos oficiales donde afirman que la Dra. Collera sigue laborando normalmente y por lo tanto no se le puede levantar un acta por abandono de su centro de trabajo y seguir perteneciendo al SNI.
¿En qué quedamos Sr. Rector?
¿Progreso o dinosaurios?
De las entrañas de la Universidad pueden salir demonios, y estos duermen a la diestra de dios padre.