En el nombre de la patria
Ernesto Lumbreras
Felipe Garrido, selección,
introducción y notas,
La patria en verso.
Un paseo por la poesía cívica en México,
Conaculta-INBA / UANL / Jus,
2012, México, pp. 263.
La patria en verso. Un paseo por la poesía cívica en México es una antología realizada y anotada por Felipe Garrido. De entrada, destaco del título de la obra el artículo indefinido “un” y el adjetivo “cívica”, pues el primero nos advierte de la existencia de otros posibles recorridos y el segundo nos especifica la naturaleza de la empresa antológica. Visto en su conjunto el libro es una puesta en escena —es decir, una puesta a examen y a debate— de los significados y de las significaciones de la patria en la historia de México a partir de los distintos abordajes e interpretaciones de sus poetas. El paseo en cuestión es un amplio recorrido que inicia, en términos cronológicos, con fragmentos de un poema de José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827) titulado “Aviso patriótico a los insurgentes a la sordina” y concluye con el poema “Los muertos” de María Rivera (1971).
En ese arco de tiempo, el concepto y el sentido de la patria resulta, inevitablemente, diverso y en algunos casos, contradictorio. El puntual y ameno correlato del antologador, dirigiéndose al lector en un atento y hospitalario “tú” —invitándolo al diálogo y, por qué no, a una hipotética discusión—, ofrece no solo el apoyo y la guía para una mejor lectura respecto de la información que aporta sobre las obras y los autores y, muy destacadamente, sobre el contexto —el yo del creador y su circunstancia, diría Ortega y Gasset— en el que se escribieron y publicaron cada uno de los poemas; las notas introductorias escritas por Garrido van más allá de la historiografía literaria y presentan, en la sintonía de la muestra seleccionada, las paradojas del tema de la patria así como sus metamorfosis a la hora de abordar la especificidad de los tópicos derivados del mismo: hazañas bélicas y caudillos, mártires y figuras ejemplares, villanos y traidores.
Se puede reconocer en este volumen los tres grandes momentos que fueron determinantes a la hora de discutir y de plantear las ideas y los sentimientos vertebrales sobre la patria mexicana. Las guerras de Independencia serían el primer episodio estelar del imaginario patriótico; el siguiente momento lo encarna la Intervención francesa, con sus épicas batallas y la final restauración de la República; el tercer gran capítulo, donde se vuelve a replantear el concepto de nación y los posibles proyectos del mismo, es la Revolución mexicana. En paralelo con cada uno de estos hitos de nuestra historia patria, los poetas de las distintas generaciones darán testimonio lírico del suceso o harán la loa o la elegía respectiva, sumando este cruce entre poesía e historia a sus obsesiones artísticas y/o militantes.
La lírica mexicana del siglo xix se nutre del elemento nacionalista consustancial a la escuela romántica, en un espectro que puede ir del mesianismo de Byron a la postura ética y republicana de Victor Hugo. Por eso mismo, en general los poemas cívicos de este periodo son, casi siempre, hiperbólicos y maniqueos. Ciertamente, la selección realizada por Felipe Garrido sobre este periodo pone de relieve a algunas grandes excepciones, los poemas de Ignacio Rodríguez Galván y Guillermo Prieto o las versiones de “Adiós, mamá Carlota”, la de Vicente Riva Palacio y de Juan A. Mateo; estas últimas dan lugar a la lírica popular, imprimiendo una variante satírica y mordaz al tema de la patria, ausente en la poesía escrita con “mayúsculas”. Otros de los aciertos del paseo son los entrecruzamientos temporales que propicia el antólogo; disponer en secuencia un poema de Salvador Novo o de Rubén Bonifaz Nuño con otro de Manuel M. Flores o de José Rosas Moreno nos participa, no solo de las variantes estilísticas de cada periodo literario sino, de manera categórica, de las versiones de la patria, cambiantes en el devenir del tiempo y entre cada unos de los hitos mencionados.
Con la muestra de La patria en verso podrían establecerse tres o cuatro cimas de cada una de estas versiones; en algunos casos, esas posibles cimas funcionan en la tradición de la poesía escrita en México como parteaguas y, en algunos casos, como bisagras. Uno de estos enclaves es, sin lugar a dudas, el “Himno Nacional” de Francisco González Bocanegra, resumen y clímax de la retórica romántica nacionalista; otro momento de esplendor, con un cambio cualitativo de por medio, es el poema de Amado Nervo “La raza de bronce”, comparecencia de cuatro figuras históricas y simbólicas de los pueblos indígenas, tres precortesianas y una del México independiente. Sin embargo, una ruptura total con la línea incondicionalmente celebratoria y prosopopéyica estará presente en “La suave patria” de Ramón López Velarde; por primera vez en la historia de nuestra lírica, esa sagrada nomenclatura laica, la patria, se torna carnal y equívoca, contradictoria e infantil, maternalmente pródiga y sentimentalmente trágica. La lección del poeta zacatecano tendría algunas bifurcaciones en la generación siguiente, pienso en la poesía civil de Pellicer y en la lírica mordaz y políticamente incorrecta de Salvador Novo. Otro quiebre relevante es una serie de poemas escritos por poetas que vivieron de cerca la noche de Tlatelolco; en ese apartado, al que pertenecen los poemas “Tlatelolco 68” de Jaime Sabines, “El mapa” de Juan Bañuelos, “Alta traición” de José Emilio Pacheco y “1968” de Marco Antonio Campos, reunidos en el presente libro, la querida patria es una abstracción dolorosa, matricida, y a veces, contradictoriamente amorosa. Aunque no figuran en esta antología, los poemas “El espejo de piedra” de José Carlos Becerra, “La hora y el sitio” de Guillermo Fernández y “Nueve años después” de David Huerta también ponen de manifiesto este quiebre generacional —“esa náusea del alma” diría Álvaro de Campos— en torno del territorio de significados de la patria.
La última parte de La patria en verso es una visión de nuestro presente mexicano, violento e injusto, de esplendorosa crueldad y de impune corrupción. Las fanfarrias bélicas de los cantos de los poetas del siglo xix se han trocado ahora en desgarradoras elegías donde el único héroe triunfante no es otro que la muerte, una muerte envilecida de codicia y estupidez. Desde esa emboscada nos hablan los poemas de Jorge Esquinca, Carmen Villoro y María Rivera. Con la sola complicidad a la palabra del poeta, Felipe Garrido nos abre la puerta y nos acompaña por las estaciones pasadas y presentes de una patria en permanente mudanza, puesta en jaque en reiteradas zozobras y renacida, una y otra vez, por la sangre de sus muertos y por la belleza de la justicia. ~
——————————
ERNESTO LUMBRERAS ha publicado los libros de poesía El cielo y Encaminador de almas y la colección de ensayos Del verbo dar. Emboscadas a la poesía. En 1992 ganó el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes por su libro Espuela para demorar el viaje. En 2008, Editorial Aldus publicó Caballos en praderas magentas. Poesía 1986-1998.