Teófilo Huerta,
La segunda muerte y otros cuentos,
Plaza y Valdés, México, 2011.
Con el antecedente que entraña la materialización de esta publicación a partir de su particular historia de justicia y conquista, y con el ímpetu de su autor para defender con verdadero valor los derechos de su obra, además de lo que significa publicar un libro de forma impresa en estos tiempos digitales en un país como el nuestro, me siento muy honrada de comentar La segunda muerte y otros cuentos, de Teófilo Huerta, volumen que conocí desde su versión como proyecto editorial cuya impresión ahora celebro.
No pretendo más que exponer, en las siguientes líneas, mis razones para recomendar ampliamente este libro, pues nada mejor que compartir el pensar y sentir de quienes hemos tenido la oportunidad de conocer previamente la obra y hacer a los demás partícipes de lo mucho que, en lo personal e íntimamente, cada una de estas historias me ha provocado y que seguramente me harán volver al libro una y otra vez.
El cuento con el que Teófilo Huerta cierra la edición, titulado “Ironía”, me parece genial por la forma en la que este —y cada uno de los textos—, nos devela un poquito de la propia vida del autor. Hay mucho que decir de cada una de las historias que, a su manera, me sorprendieron gratamente y me hicieron reflexionar mucho más de lo que hubiera podido imaginar.
Son diecinueve cuentos que se transforman en infinidad de formas y oportunidades de jugar con las nociones de la muerte y todo lo “existente e inexistente” alrededor de ella. Historias breves, profundas, sensibles, divertidas, fantásticas, y sobre todo cargadas de un vivo ingenio que las hace verosímiles y cotidianas al punto de llevarnos a la reflexión de los misterios de la vida y la muerte.
Cuentos plagados de conceptos, imágenes, signos vitales para la mayoría de los mortales: la vida antes de morir, el infinito, las vidas pasadas, reencarnar, volver a nacer, morir en vida, vivir para morir, morir para dar vida, recomenzar cada día, morir tantas veces y de tantas maneras… morir de amor, morir de miedo, morir en la piel del otro.
“Últimas noticias”, por ejemplo, expone el tema de la inmortalidad humana. El caos y el desequilibrio social, económico y en todos los órdenes, que ocurriría si un día todos amaneciéramos inmortales: ¿pueden acaso imaginarlo? “La agenda”, por su parte, es un cuento que nos habla del transcurrir del tiempo, el llegar a mañana (muchas veces el anhelado mañana), la idea del futuro, del porvenir siempre como un horizonte mejor, esperanzador, pero ¡oh sorpresa!, ¿y si el mañana no llega? No está previsto en el calendario de nuestras agendas, nos lo han robado; saltarse un día sin más. “La mujer rojinegra”, a mi sentir cautiva, va causando enigma y al final sorprende también, ¿cómo sería ver la vida pasar desde un aparador?: una suerte de vida artificial.
Estas historias me hicieron pensar en las contradicciones o ciclos de la vida: mientras algo comienza, algo termina. Entre más intensa, vigorizante, llena de vida puede ser una emoción, un sentimiento, también morimos de ganas o matamos las ganas, y así tantas maneras de aludir a la muerte, enfrentarla, negarla, temerla, esperarla o cantarla: “Mátenme porque me muero”, y “Morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren”.
La vida vista y vivida a través de los libros; manera peculiar de vivir. En ello le va la vida a muchos, pocos quizá, muchos más de los que pensamos tal vez, quién sabe. Teófilo lo sabe a su manera, pues he aquí el fruto de ese sueño hecho papel.
La vida que deja de existir, las edades de la vida, el destino, momentos indescriptibles, el pasado que no se borra. Tener que vivir cuando se quiere morir y tener que morir cuando se quiere vivir. La vida rutinaria y la vida extraordinaria. Cuando es preferible enterrar a un amigo que enterrar la amistad, o a un gran amor cuando el ser amado vive lejos de nuestro alcance. ¿Cómo será vivir la vida desde arriba?, ¿cómo será morir y estar abajo?
“La envidia y el egoísmo de los seres humanos que no han aprendido a convivir y a amarse…” es una de las muchas frases que podrán encontrar en estos cuentos y que resultan inquietantes detonadores de estas y otras muchas reflexiones. La salvación del alma, cómo se vive la abundancia, el dolor, la miseria. La conquista de la voluntad humana, proeza narrada en “A la conquista del territorio perdido”, que bien se antoja emprender en pos de la patria, la justicia, la defensa de los derechos de los inmigrantes, nos narra la condena a muerte nada menos que por traición a la patria. Qué decir de “Vaya tránsito”, ¿cómo se puede ir a parar al infierno en una dantesca travesía y, ya muerto, tener la facultad de narrarlo, saberse muerto y vivir la experiencia? O bien “Sin claudicar”, el amor hasta la muerte, no morirse y no claudicar en el amor.
“La segunda muerte y otros cuentos”, la más larga de todas las historias, ofrece una interpretación bíblica que recrea la sentencia de la muerte eterna y la separación de la presencia de Dios. El llamado juicio final, condenados a vivir o a morir. Volver a vivir o volver a morir, ¿se imaginan estar en esta circunstancia de vida o de muerte? La historia nos adentra en el Bosque de la meditación y nos llena de reflexiones como la idea de ser “libres para forjar el destino y libres para perdonarnos”, aceptando sí o no “el pecado que entraña su perdón”. Es también si así lo queremos ver, la esperanza de vida después de la vida. El concepto humano de Dios, el castigo o la gloria eternos.
La pregunta de muchos es ¿cómo puede un Dios amoroso castigar eternamente a los pecadores? La respuesta de algunos: el hecho de que la muerte, al menos en lo que respecta a los humanos, no significa el mero hecho de “dejar de existir”. Teófilo Huerta hace una reinterpretación digna, que espero que cada lector descubra, para replantearnos la muerte física y la muerte espiritual.
En suma, la obra representa, para mí, un conjunto de historias que nos aportan, de forma muy sensible y creativa, elementos clave, profundos y hasta poéticos para repensarnos una vida mejor y no morir en el intento. ~
________________
VIRGINIA SÁYAGO es licenciada en Comunicación Gráfica por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Realizó estudios de diplomado en Antropología Visual en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Actualmente es subdirectora de Normatividad y Seguimiento de la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta.
* Texto leído en la presentación editorial realizada el 28 de septiembre de 2012 en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún del Museo Nacional de Antropología e Historia.