117 infames errores ortográficos
“Más error hubiera sido callarnos”, eso fue lo que dijo el secretario de educación, Emilio Chuayfett Chemor, para hacer manifiesta su indignación por los presuntos 117 errores ortográficos que se encontraron en los libros de texto gratuitos que se imparten en todas las escuelas del país. Agregó además que se buscará a los culpables.
Pues bien, a mí que no me busquen, aquí estoy, me llamo Rocío Franco López y desde hace 16 años me desempeño como editora y correctora de estilo, y de ellos, seis años los he dedicado a editar libros de texto, tanto para la iniciativa privada como para la misma Secretaría de Educación Pública (SEP), de la que fui empleada todo el año anterior, 2012. Sí, quizá yo sea culpable de alguna de esas erratas. Y no las defenderé, tampoco busco justificación. Sólo quisiera explicar el procedimiento con el cual se hacen los libros de texto y al final que cada quien juzgue, si es que tiene algo que juzgar.
En efecto ha sido un grave error todo lo que hemos callado las huestes de editores y trabajadores de la letra y del papel durante años.
Libros de educación secundaria en la iniciativa privada
La reforma educativa actual comenzó en 2006, para conseguirla se comenzaron a reformar los programas de todos los niveles de educación básica (a saber desde preescolar, primaria, secundaria, y ahora también bachillerato); el cambio más importante se ha dado en el nivel de secundaria. Para conseguir el cambio, había que comenzar por modificar los materiales que usan los maestros en las aulas (con lo cual según se dice, se les facilita el trabajo), y en vista de la dificultad que ello implicaba, la misma SEP ideó una suerte de licitaciones que funcionan a grandes rasgos de la siguiente forma.
La secretaría publica los programas en el Diario Oficial de la Federación (DOF), después de lo cual hace pública una fecha para la entrega de los libros, que desde 2006 son elaborados por las empresas editoriales de la iniciativa privada. A partir de la fecha de publicación de la licitación se tienen aproximadamente entre cuatro y cinco meses para entregar a la SEP cuatro ejemplares tentativos de la obra que se propone sea adquirida por la dependencia, luego de lo cual, la SEP se toma entre cuatro y diez meses (ha habido años en los que la SEP se toma el tiempo que quiere para responder a las editoriales, sin aviso alguno y sin que medie formalidad ninguna) para dar su veredicto, que es “aprobado” o “no aprobado”.
Si el libro es aprobado, la SEP regresa los ejemplares a la editorial en turno y le especifica los cambios que quiere hacer a la obra (éstos pueden ir desde un sencillo cambio de imagen o algunas erratas hasta cientos de cambios de raíz en el desarrollo del contenido, y para hacer estos cambios se dan invariablemente 20 días naturales), luego de lo cual, el libro se entrega de nuevo para la aprobación de la SEP (que a veces se demora tres o cuatro vueltas, pidiendo cambios de distinta índole), y una vez aprobado definitivamente, la secretaría “compra” el libro, lo imprime y lo distribuye a lo largo y ancho de la república para ser entregado de forma gratuita en las secundarias públicas cuando comienza el año escolar.
Si el libro es “no aprobado”, es devuelto a la editorial con un informe detallado (no siempre), del porqué del rechazo. Para las editoriales, un rechazo representa grandes pérdidas económicas y también humanas (si un editor no logra que sus libros aprueben, en muchos casos es despedido, esto también puede aplicar para los autores), y claro, también pérdidas de tiempo (aproximadamente seis meses de trabajo echados al bote de la basura). En muchos casos los libros se retoman y se reeditan para el siguiente ciclo escolar, es decir, para la siguiente convocatoria de la licitación.
(Olvidaba decir que los cuerpos dictaminadores también son personal contratado de manera eventual, a quienes se les paga muy poco por aprobar o rechazar un libro de texto, y a quienes les es imposible dar continuidad al trabajo. ¿Qué pasa si este año yo entrego a dictaminación un libro de primero y el año siguiente el libro de la misma serie de segundo? A menudo sucede que los dictámenes se contradicen de un año a otro, y a uno como editor le es imposible dar continuidad a una serie didáctica.)
Al interior de las editoriales se trabaja de la siguiente manera. Por lo general, hay equipos editoriales bastante especializados. Hay editores que se encargan de paquetes de asignaturas completos y tienen a su cargo, por ejemplo, todo Ciencias (es decir, Biología, Física y Química), o Humanidades (Español, Historia, Geografía); esos editores, a su vez, buscan editores subalternos que se hacen cargo de las obras, ya sea por asignaturas o por obras, de tal forma que puede haber un mismo editor que lleve los libros de Español de los tres grados de secundaria o un editor por obra (uno para Español 1, otro para Español 2, etc.).
Y aquí comienza a complicarse el asunto. Para cada obra, es necesario todo un equipo editorial conformado de las siguientes personas: dos o más autores (debido a los requerimientos programáticos de la SEP es imposible que una sola persona se haga cargo de la autoría); editor responsable (o en jefe); editor a secas; uno o más revisores técnicos (un especialista en la materia de la que trate la obra, por decir, un biólogo o un historiador, que dé fe de que lo que escribe el autor es correcto, actual, didáctico y obedece a los requerimientos del programa educativo); asistente editorial (que no siempre existe); iconografista (investigador de imágenes, que se encarga de seleccionar las más adecuadas, de tramitar los permisos correspondientes, y de encargar las imágenes particulares necesarias como fotografías o ilustraciones); claro, un ilustrador y un fotógrafo; y entre tres y cuatro correctores, uno de estilo y tres de pruebas (porque se hacen al menos tres pruebas del libro, antes de decidir que está totalmente bien, y lo mejor es entregar cada prueba a la revisión de un par de ojos diferente cada vez); un diseñador gráfico y un diagramador (que en ocasiones puede ser la misma persona)… creo que no me faltó nadie, ¿puede usted contar cuántos son los personajes? Si llevó bien sus cuentas, son algo así como entre 12 y 15 personas, las cuales son todas coordinadas por el editor a secas, quien está a cargo de la obra y de supervisar a todos estos personajes a lo largo de todo el proceso. (Esto es un caso ideal, en el que la editorial está dispuesta a invertir, a veces la editorial quiere reducir los gastos al máximo y de estos personajes sólo hay cinco en un equipo, quienes obviamente deben multiplicar sus capacidades para cubrir todos los procesos.)
Ahora, regresémonos un poco. Por favor, regrese al quinto párrafo y lea de nuevo cuánto tiempo se da para que estas 12 personas hagan todo lo que ya expliqué. No, no se equivoca, el tiempo estándar es de entre cuatro o cinco meses para hacer esta cantidad ingente de trabajo. Podría demorarme más, y escribir otro largo párrafo en el que explique las particularidades de las funciones que deben cumplir cada uno de mis 12 personajes, pero no quiero aburrir a nadie. El caso es que (para adentrarnos más en la industria editorial), por lo general, todas estas personas son trabajadores independientes (o para mejor decirlo a la gringa, son free-lancers), claro, con ello las casas editoriales se evitan contrataciones, antigüedades y prestaciones.
¿Qué cómo se nos paga? Con un hermoso recibo de honorarios o una factura, que casi siempre se entrega y se tramita al final del proceso, es decir, si a uno lo contratan en febrero y el libro debe entregarse a la SEP en junio, uno entrega su recibo a trámite en junio, y casi siempre cobra hasta julio (si la casa editorial para la que se trabaja es respetuosa, hay editoriales que se demoran en pagar sus facturas hasta 90 días, en el caso de que paguen, porque también hay otras que no pagan).
¿Qué qué debe uno hacer para subsistir en este trabajo? En primer lugar excelentísima ortografía, no vaya a ser que un día el mismo secretario de educación se ponga a revisar los libros y encuentre erratas. En segundo lugar ser multifacético y poseer además de muchos conocimientos (de todo tipo: gramaticales, técnicos, culturales, discursivos, etc.), un sinfín de talentos, mucha paciencia, exagerada capacidad de organización y coordinación, don de mando y prudencia, la paciencia entera del divino Buda, y un cuerpo como el de Bruce Willis, bien “duro de matar”, porque en vista de que hay fechas determinadas (y muy apretadas) para entregar los libros, y en vista de que la casa pierde si uno no entrega, es una práctica bastante regular que cercana la dead line, uno deba quedarse a acampar en la editorial para terminar en la fecha y hora marcadas. Y para cumplir con ello, pues uno no duerme ni come, casi que ni respira ni va a orinar. ¿No me cree? Pues mire, el cierre editorial más terrible que sobreviví estuve 164 horas continuas despierta encerrada en una editorial. ¿Qué obtuve? Un libro de Español aprobado y una felicitación de mi jefe; no, nadie me pagó horas extras y nadie me preguntó, al final, acerca de las repercusiones físicas y mentales que esto me acarreó (y en este caso estaba contratada de planta, a pesar de todo sólo me gané tres días de descanso, y una semana más tarde cuando pedí una compensación en tiempo pues mi hijo tenía varicela, me descontaron los días que falté a trabajar por quedarme a cuidar a mi niño).
No miento ni bromeo, sólo por dar algunos datos, es muy recurrente que luego de las entregas a la SEP, uno se entere de que la mitad de los colegas (incluso de otras editoriales) están en el hospital por causas como: desórdenes psicológicos, migrañas terroríficas, colitis crónica y terrible, infartos, apendicitis, úlceras gástricas, etcétera, mientras que la otra mitad, está en los juzgados por demandas de divorcio (porque las parejas se quejan de que uno no les hace caso), viviendo situaciones familiares conflictivas, por celos o desatención (también de los hijos), porque nadie le cree a uno que todos esos días estuvo encerrado en una editorial revisando comas como esquizofrénico. Hasta aquí me he referido sólo a la edición de libros de texto en la iniciativa privada.
Libros de texto gratuitos en la SEP
Editar libros dentro mismo de la SEP para mí fue una gran experiencia que disfruté muchísimo y de la cual aprendí maravillas, sin embargo, tuve que dejarlo por muchas razones que explicaré a continuación (de la forma más breve que me sea posible, y con la mayor precisión que puedo). Y sí, también puede ser que cometa muchas omisiones, pues sólo trabajé un año en el departamento editorial de la secretaría.
El proceso anterior que expliqué dentro de la SEP se multiplica, se potencia. Porque sumado a todo el proceso editorial, se debe sumar todo el proceso político y económico del país, y bueno, lo educativo ocupa el último peldaño (es posible que deba huir del país luego de escribir esto). Por si fuera poco los materiales se someten a un ignorado número de departamentos de la misma secretaría, que la verdad no estoy muy segura de que siempre estén “coordinados”, luego de lo cual se entregan al departamento editorial en donde se hacen todos los procedimiento que ya expliqué.
Pero, aquí viene lo bonito, cada que uno termina un proceso, hay que devolver el libro a otra(s) área(s) que se encargan de dar el visto bueno de lo que se va haciendo. Y en las otras áreas los criterios para evaluar los materiales pueden ser en extremo arbitrarios, por poner un ejemplo: un(a) pedagogo(a) encargado(a) del desarrollo curricular de la obra puede regresar un libro porque en la ilustración de una página cualquiera el rostro de un dibujo tiene un gesto que “incita a la violencia”, ¿qué cómo se sabe eso? lo ignoro, no soy pedagoga, me parece absurdo, pero hay que modificar la ilustración. Otro ejemplo: los libros no pueden avanzar en sus respectivos procesos porque el titular del que depende el departamento editorial no ha sido nombrado, el puesto está vacío y no hay quien se responsabilice, así que los libros dan vueltas de un área a otra, o de un escritorio a otro, esperando la decisión política última. Otro ejemplo: el presupuesto federal simple y sencillamente no termina de descender por la larga escalera burocrática, así que los libros se detienen porque no se sabe si se les podrá pagar a los free-lancers en turno, así que se debe esperar.
Y ya que llegamos a este punto, pues hablemos de él. Las personas que trabajan en las áreas editoriales de la SEP son todas muy talentosas, y tienen que lidiar y padecer una larga serie de conflictos políticos, burocráticos y presupuestales terribles. Aquí es en donde el secretario podría poner orden (se me ocurre, antes de que mande a Sherlock Holmes a buscar culpables, y antes de poner atención sólo a las erratas). Porque del equipo editorial que se dedica a hacer TODOS los libros de preescolar y primaria dentro de la secretaría, sólo entre un 20 o 30% está contratado y tiene prestaciones. Todos los demás somos contratados de nuevo, como free-lancers, y si usted creía que esto es lo peor, pues puede haber más. En la SEP, cuando uno es contratado como independiente, debe esperar un largo año para recibir su pago, sí, a mí me contrataron en diciembre de 2011 y cobré hasta octubre de 2012 (y lo cierto es que me fue bien, pues debido a una afortunada coincidencia política cobré antes de lo esperado, ya que estaba previsto que cobrase hasta diciembre de 2012). Como se infiere, hay una gran rotación de personal y una gran descomposición de los equipos de trabajo, lo cual dificulta en gran medida la cruzada educativa que se pretende alcanzar (al menos en lo impreso, en lo editorial).
¿Qué cómo sobreviví? En efecto, trabajando horas extras en otras editoriales. Ahora, debo explicar este punto. Mi jornada en la SEP era de las 9 am a las 19 pm, y no vivo en el DF sino en Toluca, lo cual implica que el traslado a mi casa dura una hora y media, luego de lo cual, llegaba a casa y me sentaba a trabajar otras cuatro o cinco horas, o sea, a diario me dormía entre dos y tres de la madrugada, para levantarme a las 6:30 am y poder estar en la oficina a las 9, como se comprenderá, luego de algunos meses mi desempeño físico y mental se demeritaba (esto sin contar que tengo un hijo pequeño que evidentemente demanda mi atención y mis cuidados). Aunque pueda parecer una situación particular, y se me puede inculpar de necedad, no lo es. El otro 80 o 70% del personal que se contrata de esta manera se ve obligado a hacer lo mismo, vaya, nadie nos obliga a trabajar así, nadie excepto la imperiosa necesidad de trabajo y recursos.
¿Qué sucedió al final? (Y es la primera vez que lo confieso.) Pues digamos que cerca de octubre, en lo físico, yo tenía unas ojeras crónicas, un mareo permanente debido a la falta de descanso, dolores de cabeza recurrentes, y una dermatitis nerviosa en la nuca que comenzaba a extenderse por atrás de mi cuello y a tomar algunas partes de mis axilas, además de unos cambios repentinos de humor. En lo emocional, me quedé con un niño al que apenas vi unas cuantas horas a lo largo de un año. En lo económico, me quedé con varias deudas que fueron liquidadas en cuanto me pagaron en la SEP, pero que disminuyeron drásticamente lo que yo pensaba sería un “gran ahorro”.
Conclusión
¿Por qué he escrito y explicado todo esto? Porque me indigna y me hace rabiar que se haga todo un escándalo por lo alto por unas dichosas 117 erratas (que además estoy segura de que no existen, pues nadie que yo sepa ha visto las imágenes precisas de las tan mentadas erratas), que no son ni siquiera un elemental problema educativo y que acaso tengan una repercusión en extremo minúscula en la educación de los niños.
Los problemas educativos de nuestro país (y de los materiales) radican en otras más grandes problemáticas, como son el desorden con el que se ha querido implementar la reforma a costa de trabajadores editoriales, por ejemplo (no puedo hablar del ámbito magisterial porque no soy de ese gremio e ignoro muchas de sus carencias).
En unas tres ocasiones al menos me he enfrentado con gerentes editoriales (gracias a lo cual no estoy contratada “de fijo” en ninguna editorial textera), para exigirles que ante la SEP y la Caniem se expongan las absurdas dificultades a las que nos enfrentamos para desarrollar los libros de texto. Una vez me atreví a sostener que si todas las editoriales se cruzaran de brazos y decidieran no entregar libros a cambio de que la SEP otorgue unos tiempos sensatos para la manufactura de los materiales, la SEP se vería obligada a capacitar y esperar el tiempo necesario para recibir sus libros, se vería obligada a reconocer que para implementar una reforma educativa se necesitan más que excelentes editores con maravillosa ortografía. A mí me parece algo elementalmente sensato. Pero a la gerente en turno le pareció un chiste y se carcajeó en mi cara. Claro, es un chiste, porque si los libros se hicieran como deben hacerse, las paladas de billetes que circulan entre las editoriales y la SEP se tendrían que emplear de otras formas, y no llenando las cuentas de las editoriales y otras que no quiero mencionar.
La secretaría tiene que ser reestructurada desde sus cimientos. Tendrían que dejar de culpar a Elba Esther y toda su parentela de los vicios que hay al interior de la dependencia. Tendría que hacerse una revisión de todo el cuerpo magisterial y pedagógico que desarrolla programas, materiales y procedimientos didácticos (no hablo de los maestros que están en un aula), hablo de los intelectuales de la educación (si es que existen); tendría que capacitárseles, actualizarlos (me he encontrado con profesores, autores y pedagogos que no saben usar todas las herramientas de internet, mucho menos pueden aplicar estos conocimientos al desarrollo de un material didáctico, hay maestros que a siete años de implementada la reforma educativa siguen sin saber qué es el “constructivismo”) y evaluarlos. Se escribe fácil, pero no lo es. Lo que está en juego, es más que la buena ortografía de los futuros ciudadanos. Lo que está en juego es la EDUCACIÓN DEL PAÍS en su totalidad, y los consiguientes rezagos y carencias de todo tipo que padecemos, eso para decir poco en lo general.
En cuanto a lo particular, si se desean libros de excelente calidad, debe darse el tiempo y los recursos indispensables (de todo tipo) para desarrollarlos. En España se demoran al menos cuatro años para hacer un libro de texto, y si no me cree, sólo hojee uno de ésos, verá que la calidad es notoria de inmediato.
Si se desea que los correctores de estilo de la SEP sean excelentes, y dichas 117 erratas no existan, debería darse al equipo editorial el respeto que se merece, lo cual implica la contratación y formación de un equipo de trabajo especializado que sea capaz de dar continuidad a los materiales. También es necesaria una revisión profunda de los contenidos y su sentido pedagógico y didáctico. Es cierto, no está bien que los niños aprendan en libros con faltas de ortografía, pero es peor aún si aprenden contenidos equívocos o poco profundos que los llevan a un conocimiento superficial de la realidad en la que les tocará vivir más adelante.
En cuanto a los editores sé que mucha gente se está preguntando por qué uno acepta este tipo de empleos. La realidad es que el trabajo editorial es escaso y mal pagado, y este juego entre la IP y la SEP ha venido a crear una falsa esperanza de que siempre hay trabajo para todos. Digo falsa, porque es cierto, cada año, durante algunos meses hay trabajo para todos, pero por lo general siempre es mal pagado y desastrosamente desgastante, al final, cuando uno recibe su tan ansiado pago, se da cuenta de que nunca compensa los desvelos, las rabietas, las úlceras que uno se ha llevado haciendo el trabajo.
Esa misma gerente de la que hable antes un día me dijo: “Tú eres la editora, eso significa que cuando revisas un libro, además de las cuestiones editoriales, tendrías que poner atención a la veracidad del contenido, a su actualidad; tendrías que estar vigilando que la propuesta gráfica sea la más adecuada; tendrías que estar revisando que el desarrollo pedagógico y didáctico de las lecciones se desarrolle con la profundidad necesaria, y también tendrías que poner atención a todos los requerimientos de la SEP y el programa”.
A lo cual yo le respondí: “¿Te das cuenta de lo que me acabas de decir? Eso que me pides es el trabajo de al menos cinco personas, y se llevaría por lo menos un año. Si a mí me lo pides, lo hago, puedo hacerlo; en mi caso te garantizo que me pongo a aprender pedagogía y constructivismo y lo hago; te garantizo que reviso toda la información y puedo lograr su veracidad y actualidad, y digo en mi caso, porque hay editores con limitaciones. Pero supongamos que lo hago, en ese caso tendría que cobrarte al menos unas ocho veces lo que me estás pagando ahora, y eso no lo vas a hacer”.
Es probable que luego de estas declaraciones nadie me vuelva a dar a editar un libro de texto, y lo cierto es que yo lo agradeceré mucho. He aprendido suficiente, he conocido a mucha gente empeñosa, talentosa y trabajadora, lo he disfrutado y he ganado más o menos (sobre todo porque dicen mis amigos que soy muy workaholic), pero ya basta. Ser editor de libro de texto no es un proyecto de vida sustentable, siempre he querido ser editora, y lo seguiré siendo, pero de formas más agraciadas y amables.
PD: Y si alguna vez le toca el caso de ver a algún niño maltratando un libro de texto, por piedad, rescátelo, recuerde que hay grandes cantidades de desvelos, angustias y empeños en sus páginas. Además de erratas, claro.
Hola Rocío.
Comparto tu opinión acerca de que… Los problemas educativos de nuestro país (y de los materiales) radican en otras más grandes problemáticas …
Que pena que Emylio Chuaifet y enrique peña nyeto (se entiende verdad?) no puedan leer tu artículo.
Muchas gracias por este texto tan ilustrativo. Creo que los que te critican están meando fuera del tiesto. Haces bien en llamar la atención sobre las difíciles condiciones estructurales. Es muy grave que se individualicen las responsabilidades, sobre todo cuando los individuos son los trabajadores esforzados y honestos.
Saludos
Y a quien vio las faltotas de ortografía que revise mi texto también. El mensaje quedó muy claro y un autor requiere de un corrector, si gustas te contratamos.
Los que hemos terminado en el hospital por un cierre de libro para secundaria entendemos perfecto cada una de tus palabras, yo ya no trabajo ni para la SEP (por la manoseada que se le da a los libros), ni para Texto de Secundaria por las terribles condiciones en los que se deben hacer. Y claro tuve que buscar otras formas de ingreso. La raíz está al descubierto pero los ciegos no las quieren ver y siempre el editor es el culpable de todo…lo miserable del trabajo que es tan apasionante y que a los que le seguimos en el medio de libros de texto es porque nos encanta. Abrazo y saludos!
Híjole, tu redacción es pésima, en serio. Te corrijo muy ligeramente el primer párrafo para que notes la diferencia. “Más error hubiera sido callarnos”, dijo el secretario de educación, Emilio Chuayfett Chemor, para manifestar su indignación por los presuntos 117 errores ortográficos encontrados en los libros de texto gratuitos distribuidos en todas las escuelas del país. Agregó que se buscará a los culpables.
En fin, yo sí culpo a la sep, ellos te contrataron.
Hola Rocío… no sé muy bien cómo dar mi comentario porque puede darse a entender de muchas maneras, y ojalá entiendas que no es un ataque.. si no más bien que entiendas que como para ti.. para MUCHOS de nosotros (y por sólo conocer un poco gente de mi gremio… estoy hablado de PUBLICISTAS, DISEÑADORES, ILUSTRADORES -y sus ramas-) todo esto que explicas ES EL PAN NUESTRO DE CADA DIA.
Yo he estado trabajando para el gobierno también, si, yo también he estado trabajando días seguidos superando todo tipo de barreras burocráticas para sacar un trabajo, yo también he leído páginas y páginas y páginas buscando errores y incoherencias de los que estoy diseñando!! -por que ni siquiera hablo de que yo sea editora.. yo trabajo a lado de ustedes-, sí.. sé que es un camote y también lo odio, sé que es una maldito grano en el culo y lo odio, sí, me he equivocado y me he sentido muy avergonzada al ver erratas en MI trabajo… pero eso no me justificará JAMÁS en echar la culpa de MI trabajo al costo de lo que estoy cobrando.
Perdona, sólo es mi punto de vista…
Yo estuve en el desarrollo de los informes presidenciales del sexenio de Fox, y sé que se trabaja así: última hora, cambios y cambios, datos de último segundo y deadlines’ de sí o sí el 1 de septiembre… sé a lo que te enfrentas y conozco el procedimiento, y sí.. es una mierda.
Pero aún así, no me bastaría todo esto para justificar erratas en lo ÚNICO en lo que podemos participar para una mejora de nuestro país.
Mmmm… No puede argumentarse la burocracia para errores tan elementales: hablamos de ortografía, no se contenidos. Explicar los errores a partir de estos argumentos, es tanto como decir que una operación matemática tiene una cifra equivocada ‘por error de dedo’, y desviar los reflectores hacia la necesidad de repensar el planteamiento matemático vigente. Como en otras chambas, si hay tantas ‘manos’ en el proceso, los culpables son los últimos responsables de cada equipo y nivel de trabajo, sean de la iniciativa privada o del gobierno federal. Lo otro, es tema para’chelear’ en las depresiones que produce cualquier trabajo por su propia exigencia. El argumento no es válido, y menos para quien ya tiene experiencia. Al final, sólo me queda la duda: la autora de este texto y editora de la SEP no nos dice si denunció errores cuando los libros pasaron por su área, y tampoco si al ponerlos en otras manos el material iba impecable… ¿por qué no hay una señal de deslinde explícito como esta, si de por sí la explicación denuncia irregularidades en casi todo el proceso?
Digno hubiera sido denunciar cuando estabas ahí, no ahorita que plácidamente puedes darte baños de pureza desde la periferia. Es una vergüenza tu justificación a no poder cumplir lo que te comprometiste a hacer a cambio de un pago del que conocías las condiciones. Lo único peor que la SEP son los parias que se alimentan de ella y después se vienen a limpiar las lágrimas en público. Diles cuanto cobraste, diles cuantas páginas corregiste, se honesta, diles cuantas veces te devolvieron una corrección. El gremio necesita gente honesta, no cobardes que señalan el sistema del que se alimentan.
Es por demás decir que realmente la aparición de errores en los libros de texto es algo normal, aunque no se debiera, pero si empezamos a buscar errores, en todos los distintos tipos de publicaciones existen, dígase el Diario Oficial de la Federación, la Constitución Política; los anuncios publicitarios que se transmiten por TV, etcétera, etcétera, etcétera…
Desafortunadamente, los correctores de estilo estamos siendo crucificados injustamente porque no se conocen los problemas de fondo derivados de los bajos sueldos y la tardanza en los pagos. No es posible que se trabaje de “a gratis” para esperar una remuneración que tarda mucho en recibirse. Debemos comer, vestirnos, cuidar la salud, transportarnos, pagar servicios varios, etc… Y lo peor del caso es que ahora sí se percatan que hay “errores” en los libros. Pero… ¿y los “horrores” que vivimos los correctores? De ellos no dicen nada… total, la vida del corrector de estilo es como la que se vive en el futbol… Somos como los porteros del equipo… Si un delantero falla quince veces en su intento de meter un gol, no pasa de que se diga que “es insistente y lo intenta…”, pero un portero no puede cometer un error, porque lo desollan vivo… Esa es nuestra triste realidad. Nos delegan una gran responsabilidad y no se dan cuenta de que somos un equipo, y como tal, la falla de uno afecta a todos. Si la SEP realmente se preocupara por elevar el nivel educativo, empezaría por preparar a su personal y pagarles lo justo para que se desempeñen de la mejor manera, y no afectarlos minando sus derechos como profesionales y sobre todo como seres que requieren cubrir sus necesidades más simples.
Lo que debiéramos hacer es crear conciencia de que no somos perfectos, pero desempeñamos nuestra labor de la mejor manera, y que si se nos pagara lo justo y en tiempo, realizaríamos mejor nuestro trabajo.
Ven, que les dije, ya me volví a equivocar, jajajaja. Errores de dedo, ¿qué la va uno a hacer?
¡Qué valor! si bien Rocío acepta que los errores ortográficos en un libro no están bien, también denuncia que los mismos nunca han sido mostrados. Mi pregunta es ¿A quién(es) va a benefi$iar (sí, así lo escribí a propósito) el retrabajo que implicará la corrección? Además se deja ver ese mundo detrás de la publicación de libro te texto, y hace valorar más lo que tiene uno en sus manos. Más de una vez he encontrado errores de ortografía, redacción o traducción en libros de todo tipo. Lo cierto es que si me doy cuenta, significa que tengo el conocimiento para ello y me da gusto. Y también me he sorprendido al encontrar errores en textos propios, tiempo despues de secribirlos (¿a quién no se le va una?). Felicidades a esta mujer y ojalá que así como ella ha tenido el valor de alzar la voz, algún empresario editorial inteligente tenga el valor de contratarla, porque evidentemente ella tiene los pantalones bien puestos y alguien así en un equipo de trabajo, es vital. Que la SEP ponga orden en sus rezagos, en el gremio magisterial y la reforma educativa, en lugar de gastar tiempo y dinero en demagogia.
Rocío: has sido muy valiente al exponer esas experiencias que habitualmente son ignoradas por quienes tienen la costumbre de criticar lo superficial. Lo cierto es que hay fallos mucho más graves en varios libros que he tenido la oportunidad de revisar (antes y ahora), como la inconsistencia de las secuencias didácticas o el desfase pedagógico de las propuestas. Claro que eso no lo ven quienes se preocupan más por buscar errores de acentuación.
Y déjame abonar algo más a la discusión: a un maestro competente, un fallo ortográfico o sintáctico en los libros de texto le es una oportunidad para el aprendizaje de los alumnos. Saludos.
bravo!
Chio gracias por sacar a la luz la realidad del proceso, te aplaudo!!!
Rocio…reciba un saludo fraterno y un gran aplauso por su labor tan noble, interesante e incomprendida como editora, leo con mucho agrado su punto de vista, tanto laboral como profesional, y me parece un muy oportuno su modo de decir tal cual es su trabajo en la empresa, al igual que usted y muchas personas un servidor ha defendido siempre la buena ortografia, si bien es cierto que la educacion de las futuras generaciones radica desde el seno familiar, los maestros y por supuesto en los libros, al principio cuando escucho las noticias de los errores de los libros de texto, me sorprendo un poco, y me digo a mi mismo que eso tiene arreglo, los mismos maestros o bien nosotros los padres de familia los podemos arreglar de acuerdo a como se vayan presentando en tiempo y forma y dar una buena explicacion de lo sucedido, ahora que leo su articulo solo los que han (hemos) sido responsables en los trabajos, lo podemos comprender, si yo me decidiera a escribir un libro, creame que no dudaria ni un segundo en que fuese usted mi editora…..siga adelante con su empeño, es usted una mujer muy noble, y valiente a mas no poder al escibir esta columna…difiero un tanto cuanto de lo que escribe Netza, cuando se hace lo que usted ha hecho, una o dos faltas ortograficas pasan desapercibidas y yo si defiendo su postura….y bueno..pues la unica falta que encuentro es en el tema de *conclusion, tercer parrafo en -otorgue- que tiene el acento en la e….creo que a ese y otro mas se refiere Netza……¨( se que me faltan los acentos en algunas palabras, mi teclado es otro y apenas si me adapto a el)……saludos y que Dios le bendiga……
Rocío tiene razón, hay muchas áreas de oportunidad en los tres niveles de gobierno, necesitamos servicio civil de carrera en base a resultados y conocimientos. Confieso que fui de los que criticó los errores ortográficos y que la lectura de este artículo me hizo reflexionar que no hay que ser tan ligeros en nuestros juicios. Saludo a la autora con mi reconocimiento a su inteligencia, a su honestidad y valentía como profesionista y madre. Ánimo Rocío, mexicanas como tu siempre son imprescindibles.
Recomiendo a la autora leer mi artículo en http://www.educacionfutura.org titulado “La errata nuestra de cada día”, también aparece en El Diario de Guadalajara” y en “15 Diario”
Saludos y recuerde “No hay tianguis sin rata, ni libro sin errata”.
Errores hay y no en estos libros, sino en los de años anteriores, pasó por varias manos, peor tantito.
No se justifica que por las condiciones de pago (importe, tiempo etc) digan que no pasa nada, si fuera pretexto el bajo salario para justificar que se hizo mal el trabajo estamos fritos.
Completamente de acuerdo con lo que se dice en el artículo. Lamentablemente, solo los que hemos tenido contacto con el mundo editorial y conocemos el proceso por el que debe pasar un texto para ser libro y ser publicado conocemos los problemas reales que estos contienen y que van más allá de los errores ortográficos. ¿Cuántas veces por la premura de las entregas no se fue un libro a dictamen sin revisar? ¿O qué otras tantas los cambios de los correctores fueron desechados? Sin duda, el problema de fondo es más perturbador.
Respecto al comentario “Así de rápido yo ya le vi dos faltotas de ortografía. Ni cómo defenderla.” La autora misma expresa que un texto debe pasar por distintos ojos. Este es el caso: muchos nos percatamos de esos errores, ¿y qué? No alteraron en absoluto el mensaje que se emite.
Gracias, muchas gracias
EL DIA QUE LAS PERSONAS HAGAN LO QUE LES TOCA, ESE DIA SE ACABAN LOS POLITICOS Y BUROCRATAS. EN EL PARRAFO 10 DE TU SEGUNDO TEMA, DESCRIBES EL CASO DE TODOS LOS MAESTROS COMISIONADOS COMO DIRECTORES: DESVELOS, VIAJES, LUCHAS CON EL INTERNET, SIN HORARIOS PARA DORMIR, APRESURAMIENTO EN DOCUMENTOS, ETC. Y CUANTO NOS PAGAN POR ESTO??? NADAAAA, NI UN MENDIGO PESO. ERRORES EN LIBROS, SI DE ACUERDO, PERO SI LOS EMPLEADOS SON COMO NUESTROS POLITICOS (COBRAN Y HACEN COMO QUE TRABAJAN) (LO MALO ES QUE ELLOS SI COBRAN UN DINERAL EN TIEMPO Y FORMA, AHH Y CON VIATICOS EXTRAS)PUES OVIO QUE HABRA ESOS ERRORES Y MAS. EN LO PERSONAL COMO DOCENTE DE SEGUNDO DE PRIMARIA OBSERVE ESOS ERRORES QUE NO INFLUYEN EN EL APRENDIZAJE, PERO… QUIEN TIENE LA CULPA DE ESTO? PUES LOS POLITICOS RESPONSABLES DE LA CONTRATACION DE LA GENTE; AMIGOS, HERMANOS, TIOS, PARIENTES, SOBRINOS, AMANTES, ETC.ETC. MEXICO CUANDO DESPERTARAS???? AHH Y ANTES DE QUE ME DIGAN: NO PUSE ACENTOS.
Hola, felicidades es un artículo excelente sobre las peripecias de un editor, que nos permite ver con mayor profundidad los problemas que nos presentan con un punto de vista muy superficial. Ojalá que la SEP tomé cartas en el asunto y realmente resuelva el problema de fondo con las propuestas que se presentan en este artículo. Saludos
Que bueno que haya alguien que se atreva a enfrentar la realidad de lo que pasa en “nuestra” Secretaría de Educación Pública, pero estoy seguro que mucho de lo comentado es doloroso para “muchos” de los ahí empleados, sin embargo el señor secretario tendrá mucho trabajo para comenzar a enderezar la tan deficiente organización que existe en ella, donde todos nos reímos de él, ya que debe pensar que no sabemos el proceso de la elaboración no solo de los libros de texto, sino de la política que utiliza para su elaboración, en tanto la felicito por dar a conocer que no la busquen…pues también digo: Aquí estoy.
Rocío, muy interesante texto, me hace sentir más aliviada saber que no soy la única que piensa que un libro de texto no se puede hacer en 5-6 meses, y menos si el propósito del mismo es educar, me han tachado de persona pesimista cuando digo que no puede salir bien una edición en tan poco tiempo, por todo lo que implica, creo que lo que planteas de hacer una huelga de entregas de libros a la SEP estaría genial, claro, si todos jaláramos parejo y hubiera tanto intereses (económicos) de por medio. Gracias por escribir a cerca de este tema tan sonado en este momento.
Rocío, muy interesantes y útiles la información y experiencias que compartes. Tus puntos de vista muy directos, claros y fuertes. Ojalá que encontremos la manera de tallárselos en la cara al Presidente Peña Nieto y a toda la “burrocracia” de la SEP para que dejen de confundir al público y, de una vez por todas se les obligue a hacerse cargo de sus responsabilidades de manera seria y profesional en este tema tan importante y sensible de la educación.
yo lo entitiendo, trabaje en una editorial, se necesita hacer las correcciones que regresa la sep en dos semanas, gran cantidad un trabajo que se realizo en meses lo debes corregir en dos semanas, es increible como se trabaja y si a eso aunas que a veces los editores ni siquiera son licenciados, para que te digo mas, imaginate, no es raro que esto pase.
y alguien tiene que ser culpado, cuando no se conocen los procesos esto pasa, esto es México, no defiendo a nadie pero hay que conocer para criticar.que bueno que te defiendas.
Soy maestra de primaria y la realidad es que los libros contienen varios errores, pero cuando encontré alguna falta de ortografía solamente les decía a mis niños “es que a veces se equivocan en la imprenta” y no hay ningún problema en eso; lo grave es el tratamiento que se le da al aspecto pedagógico y a la redsolución de los problemas que en ocasiones la respuesta o el planteamiento es equivocado. Toda esta alharaca es solamente política y el secretario busca demostrar que no es el ignorante que está al frente de la SEP.
Felicito ampliamente a la editora que expone su punto de vista y que tiene esa oportunidad; porque nosotros, como ella misma lo dijo, tenemos muchas carencias que dificultan nuestra labor, desafortunadamente, quienes tienen el micrófono y la televisión son ellos. saludos!!
Así de rápido yo ya le vi dos faltotas de ortografía. Ni cómo defenderla.