Entre las apreciaciones más comunes que podemos hacer sobre las lenguas están los juicios sobre su complejidad. Asumimos que existen lenguas más complejas que otras y por tanto que existen lenguas más sencillas o simples. No podemos negar el hecho de que es más difícil aprender unas lenguas que otras; sin embargo esto no quiere decir que la complejidad o la sencillez de una lengua sea una característica intrínseca. ¿Existen lenguas más complejas que otras? ¿Existen lenguas más sencillas, más fáciles de aprender?
Todas las lenguas del mundo son igual de complejas e igual de sencillas solo que su complejidad se deposita en ciertas partes de su gramática. Por ejemplo, el español marca casi obsesivamente el género gramatical en el artículo, en el sustantivo y en el adjetivo: los lápices rojos /las sandalias rojas, en otras palabras, si el género gramatical del sustantivo cambia, el artículo y el adjetivo también tiene que cambiar. ¿Cómo sabemos si un sustantivo en español pertenece a uno u a otro género? No hay manera de predecirlo, si alguien quiere aprender español como segunda lengua tendrá que aprender de memoria que “piso”, “césped”, “lápiz” y “sol” pertenecen a un género gramatical y que “salud”, “paz”, “tesis” y “pared” pertenecen a otro.
Digamos que, en cuanto a este aspecto, el español es una lengua compleja si la comparamos por ejemplo con el mixe, que no marca ningún género gramatical en sus sustantivos, pero el mismo tiempo el español puede parecer simple cuando se le compara con lenguas que poseen tres géneros como el alemán y el latín. La complejidad es un asunto relativo: el mixe de Ayutla puede no tener género en los sustantivos pero tiene un sistema vocálico mucho más complejo que el del español pero, a su vez, más simple que el del mixe de Totontepec con sus 72 posibilidades de núcleos silábicos.
La relación genética entre las lenguas del mundo también es un factor importante para apreciar la supuesta complejidad de una lengua: siempre nos parecerá que las lenguas emparentadas con nuestra lengua materna son menos complejas. Para un hablante nativo del español, el francés puede parecer menos complicado que el chino. En estas apreciaciones, la familiaridad y la “fama” de una lengua puede interferir también: para un hablante nativo de chinanteco, el español puede parecer una lengua menos complicada que el amuzgo aunque este último sea una lengua que pertenece a la misma familia lingüística que su lengua materna: la familia otomangue. Los hablantes de chinanteco definitivamente tienen más contacto con los hablantes de español que con los hablantes de amuzgo.
Es probable que a un hablante de chinanteco de Sochiapan, una lengua con un sistema de tonos muy complejo, le parezca que el chino mandarín no es tan complicado pues también tiene tonos mientras que a un hablante de español le parezca que está en chino aprender chino.
La complejidad de las lenguas es un asunto relativo, cada una es igual de compleja solo que hace gala de esa complejidad en diferentes elementos de su gramática. Dime qué lenguas hablas y te diré qué tan compleja te parece otra. Todo depende del lente de tu lengua materna.
[…] dificultades y éstas dependen en gran medida de tu lengua materna (Más detalles en este enlace: http://estepais.com/site/?p=44525 ). El subjuntivo del español suele ser un dolor de cabeza para los hablante nativos del inglés. […]
También depende de factores afectivos. Mientras más afectividad positiva se sienta hacia una lengua, nos resultará más fácil aprenderla. Interesante artículo, como todos los que escribes. ¡Felicidades Yas!