Algunas cosas que hay que saber antes de emitir juicios lingüísticos
¿Qué es hablar mal? La percepción sobre la calidad de la manera en la que hablamos está mediada por muchísimos factores. Hablar mal puede significar que no se pronuncian adecuadamente los sonidos propios de una lengua (usar indistintamente /l/ o /r/ en español: ‘mila’ en lugar de ‘mira’); hablar mal puede significar que no se utiliza la conjugación verbal adecuada (yo ser valiente) o que la sintaxis resulta casi incomprensible (‘es negro perro’ en vez de ‘el perro es negro’ ). Este “hablar mal” casi siempre lo evidencian las personas que aprenden una lengua como segunda lengua y, en el mejor de los casos, se entiende que es una situación pasajera.
Por otro lado, hablar mal puede signficar tener un perfecto dominio de la lengua pero emitir muchas palabras “groseras” o “altisonantes”. En este sentido, no son las estructuras gramaticales las que entran en juego sino el valor social o el contenido de las palabras que se emplean. Una persona que tiene un discurso perfectamente articulado, en el que la fonología, la morfología y la sintaxis evidencian que es la lengua materna del emisor, pero que utiliza un número considerable de palabras “groseras” es frecuentemente calificado como una persona que habla mal. En este caso, más que calificar el uso de la lengua se está calificando la intención con la que usa ciertas palabras.
Existen otras maneras de calificar que alguien habla mal y que casi siempre están atravesadas por prejuicios. Pensemos en el caso de dos personas que están aprendiendo a hablar español como segunda lengua, como es natural, ambas cometerán equivocaciones propias del proceso; una de estas personas tiene el francés como lengua materna, la otra chinanteco. A pesar de que los errores cometidos al hablar español son más o menos equiparables en ambos, las personas suelen opinar que el hablante de francés habla mejor español que el hablante de chinanteco como lo experimenté alguna vez. Más allá de hablar bien o mal el español, en este caso son otros los prejuicios que median nuestras opiniones lingüísticas.
En este mismo sentido, las variantes del español asociadas a determinadas clases y grupos sociales también juegan a la hora de terminar quién habla mal. Casi siempre se entiende que son las variantes del español propias de la academia o cercanas a la escritura son mejores que las demás, por lo tanto se percibe comunmente que una persona hablante del español como lengua materna pero en una variate distinta “habla mal”. El español en la variante de Tepito es tan completa y compleja gramaticalmente como el que habla cualquier hablante nativo del español. A la variante usada para la escritura se le atribuyen valores sociolingüísticos extrínsecos y se le fija como la norma de “hablar bien”. Pero no es posible sostener el juicio desde el análisis lingüístico, todos los hablantes nativos del español hablan un buen español, un español correcto. Ningún hablante nativo habla mal su lengua materna. Lo demás, son prejuicios.
Agradezco en lo personal el aporte. A la fecha existen personas en el país que ni siquiera hablan el castellano, y los que pueden hablarlo utilizan terminos que ni siquiera existen como ejemplo: “fonazo”, o “aigan”, es una lista muy extensa de palabras. Pero lo peor de caso es que no hacen lo posible por remediarlo, más peor aún, deforman el lenguaje. Para resumir, las personas que no lo hablan de manera correcta y que lo desconocen creo que tienen una disculpa, pero los que creen hablarlo y tienen esos malos habitos al hablarlo, no existen una disculpa.