Para Arthur Rimbaud cada vocal tiene un color propio: la A es negra, la E blanca, la I roja, la O verde y la U azul.2 Según Cri-Crí son seres vivos u objetos: la A marcha abriendo sus patitas mientras que la E alza los pies; la I es flaca, la o gorda —porque ya comió— y la U se parece a la cuerda que se salta en el recreo. Las letras capitulares, aquellas mayúsculas multicolores que en los libros antiguos encabezan páginas y llegan a ocupar varios renglones, parten de la misma idea: narran por sí mismas una historia con personajes, animales, flores.
Como sabemos, la característica principal de las letras es que al juntarse forman palabras. En español son veintisiete y, cuando se asocian, pueden configurar miles de términos y millones de combinaciones (aunque la mayoría de estas últimas carecería de significado): es una gran economía que produce una enorme riqueza. Té no es la simple suma de una t y una e sino una infusión elaborada a partir de determinadas hierbas en agua caliente. Esa es la magia que subyace en el habla y que, por cotidiana, ya no apreciamos.
Ahora bien, las letras también pueden significar por sí solas: en México una Z es una criminal,3 el ABC (de algo) es la información básica, VS. significa contra. Millones vivimos en el DF y a veces damos vueltas en U prohibidas o hacemos eses tras beber en exceso. En ocasiones no entendemos la o por lo redondo; entonces nos ponen los puntos sobre las íes. Revisamos algo de pe a pa (en lugar de *de pa a pu, que lexicográficamente sería lo lógico); para nosotros la b es grande/de burro y la v chica/de vaca (al parecer hacia el siglo XVI dejó de ser labiodental, aunque algunos locutores, influenciados por el inglés, insistan hoy en pronunciarla así).4 La v de la victoria de Churchill (que también simbolizaba, en los sesenta, peace & love), en Japón la muestran los jóvenes al posar para una fotografía. Una y es un camino que se bifurca. “De la A a la Z” significa todo, de principio a fin. N quiere decir muchos(as): “tengo ene problemas”.
Son más usados los acrónimos Pemex y Sagarpa que su denominación completa. Por otro lado, OEA y ONU se leen como palabras, no como siglas. Lo mismo ocurre con cenedeache o pejerre. Los mexicanos entendemos qué significan aunque no cuenten con entrada en el diccionario. Las siglas son, pues, mayúsculas con significación. XEW y XHGC son estaciones de radio y televisión (la G y la C, iniciales del inventor González Camarena). Sabemos qué es el TLC, que en inglés se llama nafta (¿de naftalina?). BBC connota calidad; DDT, toxicidad; BBVA y HSBC, dinero; DRAE, autoridad semántica; IQ, inteligencia; ADN, información genética, TNT, AA, WWW… Si alguien habla de B12, sabemos que se refiere a una vitamina5 y que 3 es antioxidante. Son gringadas AM y PM: por demás innecesarias si consideramos que un día tiene veinticuatro horas y no dos veces doce. Algunos políticos reemplazan sus nombres con una o más iniciales: Francisco I. Madero, JFK. OK significa SÍ; KO, noqueado.
En México la x se articula de cuatro maneras diferentes. Además de pronunciarse /cs/ como en máximo (igual que en todo el mundo hispanohablante), en nuestra habla también es /j/ (México), /s/ (Xochimilco) y /sh/ (mexica).6 Además de letras y sonidos, x también son rayos o taches; XX, una cerveza; XXX, pornografía. En las jergas juveniles ser/estar (algo) equis implica mediocridad, falta de atractivo.
Si bien estamos muy acostumbrados, no deja de ser extraño que letras mayúsculas sean en realidad números (V, MMXIII), con los cuales resultaría impráctico llevar a cabo operaciones aritméticas; también es peculiar que nombren, numerándolos, a monarcas y papas: Luis XVI, Juan Pablo II.
Cuando deletreamos usamos los mismos referentes: g de gato, d de dado, e de Ernesto… En TDCTBCYTDG1BB y otras chanzas de adolescentes se juega con el nombre de las letras.7 La propia palabra letra es polisémica: significa caligrafía (buena/mala), escritor(a) (hombre, mujer de), literatura (bellas), engañifa (letra pequeña). Existen también la letra muerta (como la ley en México), las divinas (la Biblia) y alfabetizadoras (las primeras). La impresa tiene más prestigio que la manuscrita y letra por letra significa literal y enteramente.
Decimos que la h es muda (como si la s o la p fueran parlanchinas) y, sola, puede significar heroísmo (el tres veces h. puerto de Veracruz) o cinismo: la H. Cámara de Diputados, calificativo con el que los legisladores intentan convencer(se) de su honorabilidad.8 Por designio imperial, contra el cual los interesados protestamos tibiamente, en las direcciones de correo electrónico no existe la ñ; por ello el joven Antonio Magaña, por ejemplo, tiene que apechugar y llamarse tono.magana@…9
En 1994 las academias de la lengua española acordaron que la ll y la ch ya no eran letras sino sonidos, dígrafos, y que no ameritaban presentarse por separado, por eso en el diccionario chocolate se encuentra varias páginas antes de cielo en tanto que llama está entre lizo y lo: no por ser oficial deja de resultar desconcertante.
Pretender ser aceptados por las potencias en las grandes ligas exige sacrificios. Por eso los hispanohablantes seguimos pagando las letras de algunas letras. ~
1 Alfabeto es lo mismo que abecedario, solo que en griego: αβ (alfa, beta).
2 Soneto “Vocales”: http://epdlp.com/texto.php?id2=1219
3 Paradójicamente, también el distintivo de un justiciero.
4 La RAE ha intentado infructuosamente que los hispanoamericanos llamemos uve a la v chica, como hacen en España, donde al inodoro (WC en inglés) lo conocen como wáter (pronunciado a la alemana), que también se escribe váter (¡!).
5 La “vitamina T” (tacos, tortas, tamales…) es originaria de México y es rica en sabor pero también en colesterol.
6 Sonido que no existe en español aunque en Chihuahua se pronuncie mushashas.
7 OGT, TQM, tener una P en la frente o la estatua ecuestre de “Carlos ib”.
8 Convengamos, en su descarga, que si no lo hicieran ellos mismos, ¿quién lo haría?
9 La formación de la ñ a través de los siglos es curiosa: nn −−> nn −−> ñ y puede interpretarse como una historia de amor entre dos enes.
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Profesor de literatura francesa en la Facultad de Filosofía y Letras y de español superior en el CEPE de la UNAM, RICARDO ANCIRA (Mante, Tamaulipas, 1955) obtuvo un premio en el Concurso Internacional de Cuento Juan Rulfo 2001, que organiza Radio Francia Internacional, por el relato “…y Dios creó los USATM”.
Me parece, además de entretenido, que encierra un mensaje para que no dependamos de la “Academia de la Lengua”.