RECOMENDACIONES
Byung-Chul Han,
La sociedad de la transparencia,
Raúl Gabás (traductor),
Herder, España, 2013.
Para Byung-Chul Han, filósofo alemán de origen coreano, la transparencia va mas allá de la rendición de cuentas y de las implicaciones políticas y electorales. De la misma forma que para Walter Benjamin, para Han la base de lo bello y lo sublime yace en el velo del objeto mismo. Cuando este objeto es develado pierde todo su valor estético, se pervierte y, convirtiéndose en cómplice de la desnudez, se torna pornográfico. A ojos de este pensador, considerado el sucesor natural de figuras como Jürgen Habermas y Peter Sloterdijk, a la sociedad contemporánea le ocurre eso. La invasión de las redes sociales y el capitalismo voraz han llevado a la exposición absoluta. En La sociedad de la transparencia no existe ningún sentido de comunidad, existen solo egos que se agrupan irreflexivamente en torno a un interés común e individuos que entregan su libertad sin siquiera darse cuenta. Un libro que plantea cuestionamientos actuales e invita a la reflexión.
Daniel Segura Mijares
Luis de la Barreda Solórzano,
El jurado hechizado: La pasión
de María Teresa Landa,
Porrúa, México, 2013.
El enjuiciamiento de una mujer bellísima, conocida por todos, admirada por muchos, que había sido elegida como la más hermosa entre las aspirantes a Señorita México, que había sido aclamada por decenas de miles de personas en un desfile festivo, que había representado ante el mundo la belleza femenina mexicana y que ahora era acusada de haber dado muerte a su marido vaciándole la carga completa de la pistola, era un espectáculo que nadie quería perderse. Fue el juicio que más pasión despertó en el siglo XX en México.
Editorial Porrúa
Niall Ferguson,
Civilización: Occidente y el resto,
Francisco J. Ramos Mena (traductor),
Debate, México, 2013.
Civilización: Occidente y el resto es el resultado de un golpe de lucidez que lleva al historiador Niall Ferguson a preguntarse qué hizo que la civilización occidental se expandiera tan espectacularmente en riqueza, influencia y poder en los últimos 500 años. La respuesta que da es: la competencia, el culto al consumo, la ciencia y la ética del trabajo; los mismos factores que hoy son los signos de debilidad de Estados Unidos, el país que ha marchado durante todo este tiempo a la cabeza de Occidente. Armado de un agudo conocimiento del pasado y de una gran capacidad imaginativa —esa poderosa facultad tan poco apreciada en el estudio de la historia como guía del porvenir—, Ferguson se sumerge en la historia y recrea los ambientes que pueden ayudar a explicar el auge, reinado y posible decadencia de esa forma de pensar de la que somos parte: Occidente.
Redacción Este País
RESEÑA
Juan Gabriel Vásquez,
El ruido de las cosas al caer,
Alfaguara, España, 2011
Porque el rápido ritmo de la narración nos lleva y nos regresa entre 1999 y 1938; porque hay aviones caídos, balas en movimiento, bombas, crímenes políticos, narcotráfico, asesinatos, secretos de familia; por estos y otros elementos que van creando en el lector expectación y nos tienen en suspenso hasta las últimas páginas, podría considerarse que El ruido de las cosas al caer es un thriller, pero este libro es mucho más. Es una novela de las generaciones que nacieron con los aviones, que supieron después de los vuelos cargados con bolsas de mariguana y paquetes de cocaína, y que ahora viven la guerra contra las drogas.
El contexto de El ruido de las cosas al caer (Premio Alfaguara 2011) es la era que inaugura Pablo Escobar, la del narcotráfico, la de la guerra que no escogimos y que acabó siendo contra todos nosotros. A principios de los setenta, cuando todavía éramos inocentes, Ricardo Laverde, piloto aviador como su abuelo, empieza a transportar cargas de mariguana de Colombia a Estados Unidos, con algo de candidez porque entonces era inimaginable que esta actividad fuera a ocasionar tanta violencia. Para el narrador, Antonio Yammara, recordar su brevísima relación con Ricardo Laverde en 1996 se convirtió “en un asunto de urgencia”. Se conocieron jugando billar y caminaban juntos por el centro de Bogotá cuando dos sujetos en una motocicleta en movimiento mataron a Laverde a disparos y dejaron gravemente herido a Yammara. A partir de ese momento Antonio, de 26 años, recién titulado de abogado y profesor de Derecho, se obsesiona por conocer la historia de Laverde, quien había estado preso 19 años por transportar mariguana y cocaína a Estados Unidos.
Ya el título del primer capítulo “Una sombra larga” (…y eran una sola sombra larga)1 augura la calidad de la prosa con que Antonio Yammara narra las historias vibrantes, íntimas, de Ricardo Laverde y Elaine-Elena Fritts, de él y Aura, y de él y Maya, biografías que contrastan con ese mundo que parece que se está cayendo a pedazos.
Así también contrasta la descripción de los hipopótamos fugados del zoológico abandonado de la Hacienda Nápoles, “el territorio mitológico de Pablo Escobar”, con las espléndidas imágenes de la ciudad de Bogotá y las sierras, los valles y los ríos que atraviesa Antonio en 1999 para llegar a la finca Las Acacias en los alrededores de La Dorada, la ciudad que marca la mitad del camino entre Bogotá y Medellín. Y con los recuerdos que usa Antonio en Las Acacias para empezar a reconstruir las historias familiares de otras generaciones, desde que Maya le dice: “Pero si quiere saber de verdad quién era Ricardo Laverde, comience por aquí, cuando un domingo de 1939 en que se celebraban los 400 años de la fundación de Bogotá, el capitán Laverde llevó a su hijo Julio de 15 años a ver aviones. […] [Julio] luego va a crecer y se va a casar y va a tener a un hijo y le va a poner Ricardo. Y Ricardo va a crecer y me va a tener a mí”.
Historias de generaciones, de deterioro de la clase de vida, de aviones que se caen, del ruido de la caída. Porque tarde o temprano, todo cae.
María Elena Briseño
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1 Verso del poema “Nocturno” o “Una noche” del colombiano José Asunción Silva (1865-1896).