Wednesday, 25 December 2024
Artículos relacionados
Breves quejumbres salidas del Óscar
Blog | Manzanas Verdes | Abel Muñoz Hénonin | 12.03.2010 | 2 Comentarios

Tiene años que renuncié a hacer bilis con la ceremonia de entrega de los Óscares y la verdad —en mi ingenuidad— me sigo maravillando de que muchísima gente desperdicie la noche de un domingo aburriéndose con lágrimas y agradecimientos al Creador. No me sorprende, en cambio, quien los ve buscando el glamur que Nicole Kidman perdió desde que empezó a usar Botox, pero sí quien se queja año con año de que no ganó la mejor película o el mejor actor nominados. Como sea no he dicho nada novedoso ni particularmente valioso y no me voy a detener ahí: voy a utilizar dos de los premios de la última entrega para entender el fenómeno: el premio a Sandra Bullock como mejor actriz y el premio como mejor directora a Kathryn Bigelow por Zona de miedo (The Hurt Locker).

SandraBullock

CASO 1

El premio a la Bullock es uno de esos premios que indignan a media humanidad. Y no extraña: su registro actoral es tan extenso como una hojita de perejil. Pero veamos, ¿acaso ése premio se ha otorgado históricamente a las mejores actrices? Basta pensar en que Halle Berry y Julia Roberts lo han ganado también.

No debemos olvidar que el Óscar es el premio de una institución estadounidense que se llama Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (Academy of Motion Picture Arts and Sciences) y que tiene sede en Beverly Hills. La palabra “ciencias” —equivalente a “técnicas” en este contexto— nos puede ayudar a situar la problemática: es un premio para un arte-industria donde a los actores (intérpretes) se les considera tan artistas como a los guionistas, directores y camarógrafos (creadores). Y en su lógica interna el permio es coherente: Sandra Bullock es la única “artista” (estrella) que sigue siendo garantía de ventas para una industria (la de los grandes estudios) que cada vez encuentra más difícil recuperar sus inversiones desmesuradas.*

El problema está del lado de las audiencias televisivas de la entrega: igualamos el renombre del premio con una idea de calidad artística que no corresponde con los hechos. El Óscar nunca ha merecido el valor que le otorgamos. Ese valor supuesto, entendido como una patente de calidad, es una mistificación y la mistificación es el modus operandi de Hollywood. Todo en su sitio, pues.

CASO 2

Las feministas deberían estar indignadas con el premio a Kathryn Bigelow. ¿O qué nadie se dio cuenta de que recibió el premio a mejor directora en la noche colindante con el Día Internacional de la Mujer? Independientemente de los méritos de la película, Bigelow recibió el premio por la necesidad de cubrir una cuota: faltaba una mejor directora y ahora la Academia puede estar tranquila y seguir premiando hombres blancos como después de cubrir su cuota de negros (2001) y de latinos (2006).

No ignoro lo falaz del argumento anterior, pero planteé las cosas de este modo por el placer de lo plausible que tienen las teorías del complot. Quizá hasta el argumento parece muy convincente. Lo indudable es que el premio tiene un carácter político, es decir, refleja cuáles son los asuntos de una nación, y entonces, responde a los intereses y sucesos históricos en que están imbuidos quienes lo otorgan. En más de un sentido, en tanto que político, el Óscar es un signo de los tiempos. Por lo tanto refleja valores y prejuicios que a veces coinciden con lo que en un tiempo se considera valioso en términos artísticos. Otro juicio político, por cierto.

Quiero creer que si se aplican los criterios de mistificación y política a cualquier premio (la Palma de Oro o los Arieles, por ejemplo) se puede tener un acercamiento más o menos objetivo a lo que de verdad se valora en un premio. A lo mejor valdría la pena repetir el ejercicio con otro sujeto de estudio.

* Éstas son dos reflexiones muy pertinentes sobre el fenómeno: “The Rise and Fall of Star Power” de Hannah McGill (Sight & Sound, febrero de 2010, p. 43) y “End of the World: Part One” de Nick Roddick (Sight & Sound, marzo de 2010, p. 17). Sandra Bullock se menciona específicamente al inicio del segundo texto.

Abel Muñoz Hénonin

2 Respuestas para “Breves quejumbres salidas del Óscar”
  1. […] artículo está vinculado con Breves quejumbres salidas del Óscar, publicado aquí mismo el mes pasado. Intenta hacer un ejercicio alrededor de los premios a partir […]

  2. Bueno, parece que la bilis anual es un paso obligado para todos: cinéfilos y simples televidentes. Los Óscares año con año no fallan en demostrar que debieran ser ignorados, pero, a su vez, no deben serlo. Satisfacen el morbo de ver cómo la Academia de «esos nuevo-ricos estadounidenses creen que hacen cine,» dan premios tontos. Gracias a los Óscares, se legitiman otros festivales de premiación. Su función es vital.

    Además, sería muy aburrido si premiaran cine independiente o extranjero que la cultura de masas no ve.

    Y a la Bullock le dieron el Oscar porque era la que más potencial tenía de dar un discurso de agradecimiento cagado, eso es todo.

Dejar un comentario



Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (154.330)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (66.498)
...

Con toda la barba (49.302)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (30.897)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (27.032)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez