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Nadie debería ir a la cárcel por usar drogas (entrevista)
| María Elena Medina-Mora | 04.02.2010 | 0 Comentarios

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¿Cuáles son los elementos más importantes de esta Encuesta Nacional de Adicciones de 2008?

México se ha incorporado al mercado de consumo, esto ha ocurrido de forma más tardía de lo que ocurre en otros países, y por tanto la incidencia acumulada de casos que han usado drogas es menor. En esta incorporación tardía sobresale el abuso de cocaína aunque sigue siendo considerablemente menor al que se reporta en Estados Unidos, es más cercano al que se observa en España, similar al que ocurría en Brasil en 2001 y cercano al que se reporta en Perú o Ecuador.

El uso de cocaína ha crecido más que el de mariguana y hoy en México por cada dos personas que han usado mariguana, una ha usado cocaína, la proporción en Estados Unidos y Colombia es de 3 a 1 y en Holanda es de 15:1

Existen variaciones importantes en los índices de consumo en el interior del país, si se considera el consumo de cualquier droga excluyendo tabaco y alcohol, Tamaulipas presenta el primer lugar (incidencia acumulada de 10.3%) y Chiapas el último (1.7%). Chihuahua sobresale por el consumo de heroína y Baja California por el de metanfetaminas.

En comparación con años anteriores, ¿cuáles son los resultados? ¿Ha aumentado el consumo? ¿De qué manera?

 

El consumo de drogas muestra una tendencia hacia el crecimiento. El consumo de cualquier droga incrementó de 4.1 en 2002 a 5.2% en 2008 en población rural y urbana entre 12 y 65 años. La droga que mostró mayor crecimiento fue la cocaína que aumentó de 1.2 a 2.4% en este periodo. No se encontraron incrementos en el consumo de alucinógenos o de inhalables, pero las metanfetaminas, si bien con índices aún bajos de consumo, muestran un crecimiento significativo (0.1 en 2002 a 0.5% en 2008).

Las tendencias históricas sólo se tienen para la población urbana entre 12 y 65 años. En la zona norte en donde se observa el índice más alto, el consumo creció en forma importante de 1988 (2.5%) a 2002 (7.46%) y desde entonces está estable (7.2% en 2008), en la zona sur ha habido un aumento pronunciado en el consumo que cambió de 2.5 en 1988 a 5.8% en 2008. En esta zona del país el índice de consumo actual es similar al que existía en la zona norte diez años atrás (6% en 1998). En la zona centro el consumo aumentó de 3.58% en 1988 a 6.4% en 2008.

Por cada usuario de drogas que había en 1988, excluyendo al tabaco y al alcohol, hay ahora dos personas que han usado drogas, si bien la mariguana sigue siendo la droga más consumida, con 1.6 usuarios en 2008 por cada uno que había en 1988; la cocaína es la droga que muestra el mayor crecimiento: por cada usuario de cocaína que se encontró en 1988 hay ahora 7.87 usuarios.

¿Existen diferencias generacionales, de género, de nivel socioeconómico?

 

Es un problema que afecta principalmente a los jóvenes. Las generaciones actuales tienen mayor accesibilidad, mayor consumo, mayor abuso y dependencia de drogas ilegales comparado con las generaciones anteriores. Los hombres jóvenes (18 a 34 años) son los que más consumen; las mujeres se sumaron más tardíamente y entre ellas el mayor consumo actual se da entre los 12 y 17 años.

Los datos sugieren una búsqueda activa por nuevos mercados que se manifiesta en la oferta de drogas a los adolescentes y jóvenes. Los hombres están más expuestos que las mujeres a la oportunidad de usar drogas , pero una vez expuestos no hay diferencias en el avance de la oferta al consumo en los dos grupos. Similarmente, los jóvenes entre 18 y 25 años son los más expuestos a la oportunidad de usar drogas pero la probabilidad de , cuando hay exposición a ellas, es mayor para los menores de edad.

Los usuarios de drogas viven en colonias más inseguras que los que no usan drogas, hay más oferta de drogas y reportan con más frecuencia en su colonia asaltos, robos y otros problemas que sus pares que reportan no haber experimentado con drogas. También se encontró que los adolescentes y jóvenes entre 12 y 25 años que no están en la escuela usan más drogas que los estudiantes. Los que no estudian están más expuestos a la oportunidad de usar drogas, y progresan hacia la experimentación y el abuso con más frecuencia que aquellos que están estudiando.

¿Cuál es el estado de los planes gubernamentales de atención a los usuarios y adictos a las diferentes sustancias?

 

Las autoridades responsables podrán dar respuesta adecuadaa esa pregunta. Lo que observamos es que el Consejo Nacional contra las Adicciones, junto con los Consejos Estatales, han aumentado la oferta preventiva y de trabajo con la población que está expuesta o ha iniciado el consumo, incluye campañas de información y de detección de población en riesgoen escuelas, entre otras estrategias para acercara los adolescentes y jóvenes a estos centros, de los que se han abierto 300. Los Centros de Integración Juvenil atienden a una proporción importante de personas con dependencia, en un número creciente de110 centros. El esfuerzo ha sido considerable, y el siguiente paso en la política de atención deberá ser la población más vulnerable, los adictos más severos, los que están en las cárceles, a quienes cursan con enfermedades mentales, los que tienen problemas legales.

Los datos de la encuesta confirman hallazgos de estudios anteriores que señalan que la mayor parte de la población con dependencia no acude a tratamiento, sólo 16% de los usuarios buscan ayuda. Esto está relacionado con el estigma que rodea a esta enfermedad; sólo poco más de la mitad de la población considera que el adicto es una persona enferma. Es necesario reforzar programas orientados a lograr una mejor comprensión de la dependencia a sustancias para acercar a los adictos a tratamiento. El ingreso a tratamiento disminuye costos de la atención por complicaciones médicas derivadas de abuso de sustancias y disminuye la violencia en las calles.

¿Es la mariguana una droga de entrada?

 

No. Si bien la mayor parte de las personas experimentan por primera vez los efectos psicoactivos de sustancias, con el tabaco, el alcohol o la mariguana, los resultados de las encuestas llevadas a cabo en México y en otros países sugieren que el paso de una sustancia a otra está determinado por factores subyacentes que aumentan la vulnerabilidad del individuo, más que por efectos causales de drogas específicas sobre el uso subsecuente de otras sustancias. La implicación más importante de estos resultados es que la prevención del consumo de sustancias de entrada por sí misma no llevará a reducciones mayores en el uso posterior de drogas.

El inicio suele ocurrir en la adolescencia (alrededor de los 14 años), y la probabilidad de que se dé el paso de la experimentación al uso, al poliuso y a la dependencia, está determinada por factores que hacen vulnerable al individuo como el haber sido víctima de violencia en la infancia, la presencia de trastornos mentales o de la conducta no tratados, la relativa inseguridad en el entorno; el abuso de sustancias, la negligencia y la enfermedad mental de los padres o delincuencia en la familia, etc. Bajo estas circunstancias, aumenta la probabilidad de que un individuo pase de la mariguana a otras drogas que estén disponibles.

En EU se han aprobado legislaciones que legalizan el consumo de mariguana mediante recetas médicas. ¿Ve usted alguna posibilidad de que avance la despenalización en México?

 

Me atrevo a pensar que el uso médico de la mariguana será eventualmente aceptado. La evidencia de su utilidad para prevenir naúsea y vómito, aumentar el apetito y disminuir la pérdida de peso en pacientes sujetos a quimioterapia, entre otros usos terapéuticos, llevará a su aprobación a menos de que se acumule evidencia de riesgos que ahora no conocemos. Lo que está por definirse es si será en su forma fumada o bajo una preparación farmacéutica que limita el riesgo de cáncer asociado con el humo. Los narcóticos se usan para el manejo del dolor y existen regulaciones para limitar su desviación a otros usos por su alto potencial de desarrollo de dependencia. La aprobación del uso médico del cannabis deberá acompañarse, como es el caso de otras drogas con usos médicos, de mecanismos legales para producir y adquirir la sustancia.

También hay avances en la despenalización del uso de la mariguana; nadie debería ir a la cárcel por usar drogas. Pero debe reforzarse la prevención y los adictos deben de tener acceso a tratamiento; son puntos que deben debatirse más. Pero este debate no debe confundirse con el que también debe de hacerse, de la aceptación del uso recreacional de mariguana que tiene otras implicaciones derivadas de la evidencia de sus efectos negativos sobre los usuarios, la mariguana no es una droga inocua.

María Elena Medina-Mora

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