Saturday, 20 April 2024
Artículos relacionados
Lecciones aprendidas y lecciones olvidadas
Este País | Guillermo Máynez GIl | 01.07.2011 | 0 Comentarios

Samuel Lichtensztejn,
Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial: Instrumentos
del poder financiero,

Universidad Veracruzana,
Xalapa, 2010, 246 pp.

El subtítulo del libro promete picantes revelaciones sobre oscuras intrigas que, probablemente, convencerán al lector sobre la historia de manipulaciones que los grandes grupos financieros han ejercido sobre ambas instituciones a lo largo de la historia. Nombres, anécdotas, pruebas documentales sobre influencias ilegítimas: la gran conspiración financiera-capitalista para incrementar desmedidamente las ganancias de los oligarcas del mundo, vía la explotación de pueblos ya de por sí oprimidos.

Sin embargo, la lectura del libro resulta anticlimática. Un subtítulo más adecuado hubiera sido: “Breve historia y nuevos retos”, o algo así. En ese tenor el libro funciona, pero en sus intentos por demostrar cómo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han sido meras fachadas para ocultar aviesas intenciones, resulta tibio, contradictorio y, por ende, poco convincente.

Recordemos la historia: en la primera mitad del siglo XX, Europa llevó a cabo, casi con éxito, dos intentos de suicidio. En ambas ocasiones, cerca del conteo final, Estados Unidos (EU) tuvo que intervenir, aportando mucho dinero, armamento y equipo, así como las vidas de sus soldados. En el segundo caso, el colofón fue horrorizante, con las dos bombas atómicas sobre el aliado asiático del Eje.

Además del enorme costo humano y de las cicatrices indelebles, las guerras dejaron tras de sí un absoluto desarreglo económico. Al acercarse la victoria final de los Aliados, se llevó a cabo la reunión de Bretton Woods que, en palabras de Lichtensztejn, “gestó un código de conducta para las políticas económicas de los países con problemas de balanza de pagos” (p. 27).
Se trataba de “una clara reacción ante las anteriores políticas bilaterales y proteccionistas”
(p. 27) que, en alguna o mucha medida, habían estado en el origen de la Primera Guerra Mundial y que persistieron en el periodo de entreguerras. Claramente, eu emergió de las guerras como la gran potencia mundial, sobre todo en materia económica, donde la competencia soviética era menos aguda que en lo político-militar. Un ejemplo: en 1938, eu tenía 55% de las reservas de oro registradas mundialmente, cifra que se incrementó a 70% tras la guerra.

No sólo eso: su aparato industrial se desarrolló hasta cambiar de fisonomía, y tras la globalización de la guerra vendría de inmediato la globalización de la economía y las finanzas. Los viejos arreglos basados en la libra esterlina del Imperio Británico, y el caos 1914-1944, no servían para nada en las nuevas circunstancias, y dada la situación, la única respuesta viable era un patrón oro-dólar, que poco a poco se fue convirtiendo simplemente en un patrón dólar y que hoy, ciertamente, enfrenta fuertes retos que el FMI deberá atender, además de los estrictamente derivados de la crisis.

No sorprende, pues, que EU haya sido desde un principio el país dominante en la toma de decisiones de ambos organismos, y que sus visiones sobre la economía se impusieran. Lo contrario hubiera sido más que extraño. Un recuerdo más: no existía el concepto de “países en vías de desarrollo”, sino todavía muchas colonias europeas que se fueron independizando.
Por cierto, esa dominación se ha ido reduciendo conforme la distribución de poder en el mundo se modifica: en el caso del FMI, de 25.4% de los votos de eu en 1959 se ha pasado a un 16.77% en 2009, que todavía le garantiza, por un margen mínimo, derecho de veto ante decisiones “que pueden alterar la estructura de poder y/u operaciones de esa institución” (p. 134), es decir, enmiendas a los artículos del acuerdo constitutivo, para lo cual se requiere 85% de los votos.

Otra forma de control a la que se refiere el autor es el arreglo respecto de la titularidad de las organizaciones: el FMI para europeos (con un Deputy Managing Director norteamericano, y poderoso), y el BM para EU. Todo parece indicar que dicha tradición se conservará por el momento, tras la salida en circunstancias más que conocidas de Dominique Strauss-Kahn de la dirección del FMI, con la llegada de otro personaje europeo, probablemente la Ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde, pero es muy posible que en el futuro cercano el resto del mundo exija un cambio a la costumbre.

Ahora bien: es claro que, desde su creación, los organismos han sido fuertemente influenciados por las políticas de eu, y en todo caso también de sus aliados. ¿Quiere eso decir que el FMI y el BM han sido simples títeres de la comunidad financiera capitalista? ¿Que han sido los culpables de las crisis, viejas y nuevas, que han azotado al mundo?

Difícilmente. Una cosa es decir que las instituciones de referencia han tenido una forma de entender la economía que, como cualquier otra, es debatible; que se han equivocado, y que han recibido presiones políticas por parte de quienes las financian y proveen de ejecutivos, y otra muy diferente “culpar” de las crisis financieras a un fondo de estabilización de tipos de cambio y mitigación de problemas de balanza de pagos, y a un banco sui generis que presta para proyectos de desarrollo.

Ni el FMI ni el BM presionaron a Luis Echeverría y López Portillo, ni a otros jefes de gobierno en América Latina, por ejemplo, a meterse en los gravísimos problemas de balanza de pagos que fueron la marca de las décadas de 1970 y 1980, ni diseñaron las privatizaciones corruptas de Rusia, ni tomaron las decisiones que han estancado a Japón largo tiempo ni, por cierto, serán culpables si la economía china llega a entrar en zona de turbulencia algún día.

Eso sí, la cura suele doler. ¿Ya nos queda claro (ojalá esta vez sí, aunque lo dudo) que las orgías de liquidez, exceso de demanda, desregulación insensata, captura regulatoria, endeudamiento extremo y, en general, falta de prudencia financiera resultan, siempre, en unos cuantos, muy pocos, que se van con los bolsillos hinchados mientras el resto del mundo se hunde en el desempleo y la pobreza?

A las pruebas me remito: ahora resulta que los países antiguamente llamados “del Tercer Mundo” siguen aplicadamente muchas de las viejas recomendaciones del Fondo y el Banco, y les va muy bien con ellas, mientras que los países ricos desoyeron todo llamado a la cautela y sus poblaciones lo pagan caro y con sufrimiento.

En síntesis: se trata de un libro claro y legible, que sirve como una buena referencia sobre la historia, el funcionamiento y el desarrollo de ambos organismos. Incluye secciones muy interesantes sobre los distintos debates, dilemas y momentos definitorios por los que han pasado, en particular el BM, que tiene una agenda más diversificada y tangible que el FMI. De hecho, es justamente el relato de tales dilemas, equivocaciones y correcciones, lo que hace poco convincente la idea de dos herramientas de cruda manipulación. Da la impresión que el propio autor así lo va entendiendo y le quita entusiasmo a su alegato.

Guillermo Máynez Gil (Torreón, 1969) es maestro en Estudios Internacionales por la Universidad Johns Hopkins. Su carrera profesional ha transcurrido por el gobierno federal, el sector privado y la consultoría. Ha publicado en El Economista y Nexos.

Dejar un comentario



Ahora todos los caminos llevan a Francia
Literatura de la Primera Guerra Mundial
La literatura también se desplazó al frente. Estuvo en las trincheras, encarnada en autores ya formados que debieron desplegarse o en soldados que acabarían escribiendo a partir de esa experiencia. Y estuvo fuera del campo de batalla, pero impactada de tal forma por el conflicto, devorada con tal celo, que no tuvo más remedio que […]
Tolstói y la novia de Von Hötzendorf
Los orígenes de la Primera Guerra Mundial
Las desgracias mayúsculas parecen demandar grandes causas. En el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, este sugestivo ensayo destaca el peso de las pasiones, los caprichos, el azar y las intransigencias en la historia y pondera los efectos que tuvo esa conflagración en el devenir del siglo XX y en el presente de la […]
El reto de la desigualdad
El capitalismo y, con él, las viejas recetas para paliar el empobrecimiento de grandes sectores sociales y la grave desigualdad que el modelo ha traído consigo, dan muestras de agotamiento. Papell, autor invitado de esta columna, comenta el problema y reseña a Piketty. En Europa, la salida de la gran crisis económica, que está teniendo […]
Corrupción, pobreza y desigualdad: el lado oscuro de nuestra sociedad
Los economistas lo definen como “racionalidad limitada” (bounded rationality): miramos el mundo desde nuestra perspectiva y bajo las limitantes que ella ofrece. El mundo gira, por decirlo así, alrededor nuestro, y termina donde nuestro horizonte se dibuja. Sentado frente a la computadora, frente a esta computadora, México tiene conexión de banda ancha, sistemas operativos actualizados, […]
La gestión de la influencia en las democracias
La democracia puramente electoral comienza a ser una discusión del pasado. Ahora se trata de limpiar los procesos políticos de prácticas de corrupción que impiden que la voluntad de los ciudadanos se refleje en las decisiones de gobierno, lo cual implica discutir los límites entre la esfera pública y la esfera privada. De manera comprensible, […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (144.787)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (59.598)
...

Con toda la barba (38.230)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (27.209)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (23.067)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez