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Valeria Jáidar | 14.12.2010 | 2 Comentarios
Norwegian Wood de Haruki Murakami al cine
Una vez más la pantalla grande pretende recrear las letras a razón de veinticuatro imágenes por segundo.
Una vez más, el intento se centra en los logros que otro lenguaje ha obtenido en su propio contexto, con sus propios códigos y bajos su propios términos.
Pero sobre todo, una vez más, el cine corre un riesgo importante al intentar emular en taquilla el éxito en las librerías (toda proporción guardada) de uno de los grandes ídolos literarios de los últimos tiempos: el japonés Haruki Murakami.
Aunque al menos en esta ocasión el intento no es hollywoodense…. La novedad cinematográfica es la novela de unos 23 años de edad: Norwegian Woods o Tokio Blues, como se le conoce más comúnmente en nuestro país y cuyo título original es (ノルウェイの森 Noruwei no Mori); escrita en Japón por el célebre autor surrealista en el año de 1987. El argumento se centra en Toru Watanabe, quien narra en retrospectiva el comienzo de su vida universitaria en los agitados sesentas, donde conoce a Naoko; quien a su vez lo introduce al mundo del desorden siquiátrico, la belleza, la búsqueda de sí mismo y a otra mujer: Midori.
Nostalgia, surrealismo y quiebres con la realidad el amor y la sexualidad, consagraron a esta obra como uno de las más sugestivas de las letras modernas japonesas y por ende a su autor como emblema a niveles de “rock star” entre los seguidores de las figuras literarias. Murakami cuenta con millones no de seguidores, de verdaderos fanáticos en el mundo entero.
El director franco vietnamita Tran Anh Hung, enfatizó en las ruedas de prensa que “cada uno de los esfuerzos se han enfocado en capturar la esencia de la obra del escritor japonés”; declaración que, además de originalísima (trillada y hasta clichada, pues) resulta peligrosa. Nunca he estado segura de si la esencia de cada uno de los lenguajes artísticos puede ser la misma; es decir, probablemente el cine y la literatura compartan mensajes, anécdotas… incluso convenciones, ¿pero esencias? Si tuvieran la misma, ¿cuál sería la identidad de cada uno? Si lo que busca el cine es capturar la esencia de una manifestación literaria, ¿cuál es entonces su propósito, su, digamos, “necesidad elemental”?, ¿qué le queda por decir o aportar?
Y es que claro, el cine es un gran contador de historias, pero son muy pocas las ocasiones en que el filme ha logrado destacarse por sí mismo cuando se basa en las obras literarias. Así, de buenas a primeras, se me viene a la mente El nombre de la Rosa, (novela original de Umberto Eco) o El Ladrón de Bicicletas (original de Luigi Bartolini) como unos de los pocos ejemplos que existen, pero, por más subjetivo que pudiera ser el conteo, no creo que haya muchas más en la lista.
Esperemos que esta ocasión no sea un pretexto para que los fanáticos seguidores de Murakami encuentren argumentos para su purismo y conserven a su ídolo encuadrado únicamente dentro de los límites de la narrativa literaria y por el contrario, se vuelva parteaguas para que, con los lenguajes y principios propios de la cinematografía, comiencen a realizarse cintas surrealistas. De verdad sería fabuloso que alguien encontrase la forma. Lo que es cierto es que el guión está supervisado y autorizado por el propio autor, quien suele ser bastante especial y meticuloso en lo que a su obra y su persona se refiere. Hecho, que como comentaba anteriormente, es un arma de dos filos si el director (que por fuerza tiene que volverse creador) se apega únicamente a la invención literaria e intenta únicamente reproducirla.
La premiere ocurrió en Japón este sábado 11 de diciembre, por lo que seguramente estará en las salas mexicanas en fechas cercanas a la primavera o hasta el verano del año siguiente.
«Captar la esencia de un texto». Claro, es lo que todos intentan pero no todos consiguen. Y si se consigue, no me parece incompatible con que el cineasta elabore, con dicha esencia, su propia creación que a su vez tendrá su esencia, aunque sea fiel…
Y sí, ojalá se consiga ese cine surrealista que apuntas,Valeria Jaidar. Gracias por tu texto.
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Muy interesante artículo.
«Captar la esencia de un texto». Claro, es lo que todos intentan pero no todos consiguen. Y si se consigue, no me parece incompatible con que el cineasta elabore, con dicha esencia, su propia creación que a su vez tendrá su esencia, aunque sea fiel…
Y sí, ojalá se consiga ese cine surrealista que apuntas,Valeria Jaidar. Gracias por tu texto.
Excelente reseña. Felicidades a la autora.