¿El presidente Felipe Calderón está en lo correcto al afirmar que el problema de la inseguridad en México es, en buena medida, un problema de percepción? Es verdad que la tasa de homicidios en Brasil es más alta que en nuestro país. Mientras que en México es de, aproximadamente, 12 por cada 100 mil habitantes, en Brasil alcanza la cifra de 29 por cada 100 mil. Sí, la guerra contra el narcotráfico Mexicano es más pacífica que la paz Brasileña. Es verdad.
Pero no, no es cierto que la inseguridad en México sea un problema de percepción. No es cierto que México sea más seguro que Brasil. No es cierto porque ni las causas, ni las motivaciones, ni la forma, ni los efectos de los homicidios perpetrados en México son iguales que los de Brasil. Hay más que temer en México. Mucho más. Felipe Calderón está equivocado.
La inseguridad en México es mayor porque sabemos quiénes son los asesinos y al saberlo, sabemos también que somos incapaces de atraparlos. El homicida común huye y puede o no ser capturado. El narcotraficante Mexicano opera a plena luz del día, anda sin miedo por las calles, recluta con mantas. A los vigías del Cártel del Golfo se les puede ver tranquilamente parados en la calle, pasando mensajes, custodiando la ciudad para sus jefes. La impunidad multiplica el miedo.
La inseguridad en México es mayor porque el nivel de organización de nuestros criminales es un síntoma del nivel de desorganización de nuestro gobierno. Los asesinos han existido y existirán siempre. Individuos a lo largo de la historia han matado por amor, dinero o venganza. Ni siquiera un Estado extremadamente eficaz tendría una tasa de homicidios de cero. El crimen organizado, sin embargo, sólo puede desarrollarse cuando el Estado es débil. El Estado tiene que ser tan débil o tan corrupto, para que existan lugares, casas, municipios, ciudades, donde el criminal puede juntarse, platicar, planear y hacer cuentas. Los criminales en México tienen redes de doctores, abogados, contadores, incluso manejan guarderías a las afueras de los reclusorios.
La inseguridad en México es mayor porque no son sólo los homicidios los que cuentan, sino los secuestros, las extorsiones y la corrupción. Los asesinos individuales son incapaces de generar estructuras tan complejas como las que han destrozado la industria turística de Laredo. No se reproducen y regeneran con tanta facilidad como los narcotraficantes. Son socialmente menos atractivos. Nadie quiere ser asesino pasional cuando sea grande. Sin embargo, muchos jóvenes en Tijuana sí aspiran a narcos.
La inseguridad en México es mayor no por sus números sino por su forma. Decapitados, descuartizados, sumergidos en ácido, así son los homicidios en México. Las cabezas de los muertos aparecen en las puertas de las escuelas primarias. Saber que se puede morir en un asalto en Río de Janeiro y que los asesinos andarán sueltos por las calles es atemorizante. No hay duda. Saber sin embargo que los asesinos no sólo andan sueltos sino que tienen un espacio en el que pueden impunemente descuartizar a sus víctimas y pueden, a plena luz del día, arrojar una cabeza y granadas en lugares público; eso es aterrorizante.
La inseguridad en México es mayor porque la violencia se antoja más aleatoria, menos racional. El motivo de un homicidio individual puede ser rastreado con relativa eficiencia. El caso mexicano es diferente. El crimen organizado y la armada mexicana tienen enfrentamientos en las calles de Ciudad Juárez. Las balas perdidas matan civiles. No se sabe cuándo estallará la siguiente batalla. La violencia del narcotráfico genera ansiedad en los ciudadanos, un temor a lo abstracto, a la muerte que puede venir en cada momento. Los asesinatos comunes generan miedo, no ansiedad, el miedo es más concreto. No es circunstancial que la psiquiatría clasifique al miedo como una forma menos intensa de ansiedad. La ansiedad genera psicosis como la que se desató hace un par de días en twitter cuando los habitantes de Juárez especulaban temerosos sobre cuándo se desataría el siguiente ajuste de cuentas en la ciudad. El miedo nunca hubiera tenido tal consecuencia.
No es un error de percepción que México esté en la lista de países a los que los Estados Unidos no recomiendan viajar mientras que Brasil no aparezca. La razón es simple. Cada asesinato en México es un recordatorio de que vivimos en un país donde el crimen ha rebasado a las autoridades. El nivel de organización que ha alcanzado el crimen en México refleja la debilidad de nuestro gobierno.
Es cierto, Brasil tiene una tasa de homicidios mayor que la de México pero México es mucho más inseguro.
Viridiana Ríos
Estudiante del doctorado en Gobierno y miembro del
Programa en Iniquidad y Política Social en la Universidad
de Harvard. Antes de ingresar al doctorado cursó la
licenciatura en Ciencia Política en el ITAM. Por favor,
dirija sus comentarios a [email protected]
Elvia y Marcela,
Muchas gracias por sus comentarios. Es lamentable que la situación nacional sea tan precaria. Aún así, es importante notar que no estamos ni cerca de países como El Salvador. Buenas noticias.
Viridiana
Yeah, Viri, right on! ¿La Mara está más dura que los Zetas o qué pasa en esos países arriba de Brasil y México?
MUY INTERESANTE, TU ARTICULO SOBRE LA INSEGURIDAD EN MEXICO ESPERO QUE LLEGUE ESTE ARTICULO A LAS AUTORIDADES Y LES DE VERGUENZA Y YA NO HABLEN QUE MEJOR ACTUEN POR ESO LA ECONOMIA ESTA MUY MAL HABER SI NO LES DA PENA QUE ESTEN EN VOCA DE MUCHOS PAISES.
Estoy de acuerdo con tu cometario, hay mucha inseguridad en nuestro país, hoy en día si decidimos ir a un restaurante o a un bar, no sabemos si los de «La Familia Michoacan» por decir alguien van a entrar con pistola y tirar a matar a los clientes de dicho lugar debido a que el dueño se haya negado o atrazado en pagarles la cuota mensual por la cual se le permite que continue abriendo su negocio y en realidad ya no sabemos con quien nos vamos a encontrar en la calle, como tú afirmas «el crimen ha rebasado la autoridad.