Más falso que la promesa de que los cultivos transgénicos representan la solución a los problemas de la agricultura en el mundo, es que este tipo de cultivos no representan ninguna amenaza al medio ambiente y la soberanía alimentaria de nuestro país.
Razas de maíz en cada uno de los estados de la República Mexicana
Se ha demostrado que los cultivos transgénicos dañan seriamente la biodiversidad y la agricultura ecológica, al tiempo que representan una fuerte amenaza para la salud humana. Son el máximo exponente del modelo de agricultura industrial; han experimentado rendimientos más bajos y han fallado bajo fluctuaciones extremas de temperatura. Por todo ello, lejos de ser una alternativa, los transgénicos representan un serio riesgo.
México es centro de origen y diversidad genética del maíz. Contamos con 59 razas y miles de variedades, las cuales nos brindan la capacidad de sembrarlo en cualquier condición agronómica y convierten a este cereal en nuestro principal alimento.
A pesar de esto e ignorando la evidencia científica, así como el llamado de ciudadanos, académicos, investigadores y productores de todo el país para preservar el maíz mexicano, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) abrieron la puerta de campos de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas —estados que albergan 31 de las 59 razas de maíz que existen en México— para que las empresas de biotecnología Monsanto, Pioneer y Dow AgroScience lleven a cabo experimentos con semillas transgénicas, lo cual representa la primera fase para llegar a la siembra comercial y la introducción total de este tipo de cultivos a nuestra agricultura.
Aunque los titulares de la SEMARNAT y la SAGARPA han asegurado que no obedecen a las presiones de la industria de la biotecnología, la realidad es que dichas dependencias han acelerado la expedición de permisos a las empresas para que experimenten con semillas transgénicas a riesgo de que se contaminen campos de maíz mexicano.
La amenaza de la contaminación
Aun cuando no estaba permitida la liberación al medio ambiente de maíz transgénico, nuestro país se ubicó hasta el año 2008 en el segundo lugar con más casos de contaminación y en el octavo lugar a nivel mundial.1 De acuerdo con la nueva evidencia científica presentada en el estudio “Centro de origen y diversificación del maíz”, 2; editado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), es posible determinar centros de origen del maíz en cuatro regiones del país, incluyendo el norte de la República. Ante estos elementos, los investigadores que participaron en el estudio advierten sobre el riesgo de permitir las siembras en esas regiones y recomiendan restablecer la moratoria a las siembras experimentales de maíz transgénico. Los estudios muestran que en nuestro país no es posible la coexistencia de maíz transgénico y maíz nativo.
En el estudio de la CONABIO, los estados del norte propuestos para siembra de maíz transgénico cuentan con una gran diversidad de maíces nativos; incluso podría considerarse a Chihuahua y Jalisco como centros de origen.
En el Cuadro 1 se muestra que las solicitudes de siembra autorizadas coinciden con las presencia de variedades nativas de gran importancia para nuestro país, como alertan los científicos.
Cuadro 1
Estado |
Razas catalogadas de Maíz |
Chihuahua |
Tuxpeño, Celaya, Cónico, Cónico Norteño, Chalqueño, Tabloncillo, Reventador, Tabloncillo Perla, Bolita, Maíz Dulce, Harinoso de Ocho, Palomero, San Juan, Dulcillo del Noroeste, Tuxpeño Norteño, Azul, Lady Finger, Blandito, Cristalino de Chihuahua, Gordo, Tehua, Apachito, Maizón |
Sinaloa |
Tuxpeño, Tabloncillo, Reventador, Tabloncillo Perla, Maíz Dulce, Harinoso de Ocho, San Juan, Dulcillo del Noroeste, Blandito de Sonora, Lady Finger, Onaveño, Chapalote, Harinoso |
Sonora |
Tuxpeño, Tabloncillo, Reventador, Tabloncillo Perla, Nal-Tel, Harinoso de Ocho, San Juan, Dulcillo del Noroeste, Blandito de Sonora, Lady Finger, Onaveño, Chapalote |
Tamaulipas |
Tuxpeño, Dzit-Bacal, Carmen |
Además de la pérdida de la diversidad de maíces mexicanos, la contaminación transgénica hará cada vez más vulnerables y dependientes de las empresas transnacionales a los productores —de los cuales 80% son campesinos e indígenas—, ya que no existen recursos legales que los protejan frente a inminentes casos de contaminación transgénica. Las empresas trasnacionales no asumen su responsabilidad y, peor aun, se lanzan a la caza de multas millonarias contra los productores.
En 1998 Monsanto, una de las empresas biotecnológicas más poderosas del mundo, acusó al agricultor Percy Schmeiser de usar su semilla de canola genéticamente modificada sin que mediara el pago de regalías correspondiente.
¿Transgénicos amigables con el medio ambiente?
En contraste con los argumentos de las empresas, los cultivos transgénicos implican peligros para el medio ambiente y la agricultura, como el incremento del uso de agrotóxicos, la contaminación genética y del suelo, la pérdida de biodiversidad, el desarrollo de resistencia en insectos y “malas hierbas” y efectos no deseados en otros organismos, como las mariposas monarca. Los efectos sobre los ecosistemas son irreversibles e imprevisibles.
¿Y la salud?
Los riesgos sanitarios a largo plazo del consumo de transgénicos que contaminan la red alimentaria de humanos o de animales cuyos productos consumimos, no se están evaluando correctamente y su alcance sigue siendo desconocido.
Nadie garantiza que el consumo de transgénicos sea seguro en el mediano y largo plazos para la salud de los consumidores. Varios estudios de laboratorio muestran claramente que el consumo de transgénicos conlleva serios riesgos para la salud humana: la alteración o inestabilidad de los genes puede llevar a la producción de nuevas toxinas3 y causar alergias4 y resistencia a antibióticos, e incluso hay estudios que sugieren que el consumo de transgénicos puede alterar la fertilidad de los consumidores. 5
Monsanto, la empresa que detenta 90% de las patentes de semillas transgénicas a nivel global, ha acumulado un expediente oscuro de ocultamiento de información que evidencia los riesgos para la salud pública de sus productos.
Desde el agente naranja utilizado en la guerra de Vietnam, Monsanto oculta información clave y, peor aun, pretende hacer creer a la gente que es una empresa socialmente responsable. El agente naranja producido por la empresa desde la década de los setenta aún sigue cobrando víctimas. Ciento cincuenta mil niños padecen hoy malformaciones debidas a la dioxina de este agente y 800 mil personas están todavía enfermas.6
¿Transgénicos contra el hambre en el mundo?
La producción de organismos genéticamente modificados refuerza el control de la alimentación mundial por parte de unas pocas empresas multinacionales. Los países que han adoptado masivamente el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sustentable. En Argentina, la entrada masiva de soya transgénica exacerbó la crisis de la agricultura con un alarmante incremento de la destrucción de sus bosques primarios, el desplazamiento de campesinos y trabajadores rurales, un aumento en el uso de herbicidas y una grave sustitución de la producción de alimentos para consumo local.
Una mentira bastante difundida por nuestro gobierno y las empresas es que la reciente autorización de experimentos con maíz transgénico en nuestro país busca incrementar rendimientos, cuando se ha demostrado que las dos variedades de maíz transgénico aprobadas para sembrarse en México no solucionan los problemas de la agricultura. Son variedades obsoletas, diseñadas para los agricultores industriales. De acuerdo con los registros de 20 años de experimentación y 13 años de comercialización en Estados Unidos —principal productor de maíz en el mundo— los rendimientos de las cosechas únicamente aumentaron en 0.2 y 0.3%, lo cual no es redituable para los productores si consideramos que un cultivo transgénico es hasta diez veces más caro que uno convencional.
La solución al hambre está en el desarrollo de tecnologías sustentables, social y ambientalmente justas; el acceso a los alimentos y el empleo de técnicas como la agricultura ecológica. La industria de los transgénicos utiliza su poder comercial y su influencia política para desviar los recursos financieros que requieren las verdaderas soluciones, como la tecnificación del campo con sistemas de riego, el acceso a maquinaria y la investigación del potencial de nuestras variedades nativas.
Si bien la ingeniería genética brinda grandes oportunidades para entender mejor la naturaleza y para la investigación, esto no justifica que se quiera convertir el medio ambiente y el alimento de los mexicanos en un gigantesco experimento con intereses comerciales.
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- http://www.gmcontaminationregister.org/, 21 de noviembre de 2009.
- Takeo Ángel Kato Yamakake, et al, Origen y diversificación del maíz: una revisión analítica, Universidad Nacional Autónoma de México, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México, D.F., 2009.
- FAO/WHO, “Evaluation of Allergenicity of Genetically Modified Foods. Report of a Joint FAO/WHO Expert Consultation on Allergenicity of Foods Derived from Biotechnology”, http://www.fao.org/es/ESN/food/pdf/allergygm.pdf, del 22 al 25 de enero 2001.
- EPA Scientific Advisory Panel, “Bt Plant-Pesticides Risk and Benefits Assessments”, http://www.epa.gov/scipoly- /sap/2000/october/octoberfinal.pdf
- www.criigen.org, marzo de 2001.
- Monique Robin, El mundo según Monsanto, Península, Madrid, 2008.
Hola, yo soy estudiante de la ingeniería en agronomía y me parece absurdo que la gente utilize productos geneticamente alterados o transgénicos que son un detonante a una crisis ecologica no solo nacional sino mundial ya que alterar su composicion los animales empezaran a perecer habra más extinciones y asu vez no mejorarán el campo al contrario lo destruirán, envenerarán y pasaremos hambruna todos
Los transgénicos son a la alimentación y la vida rural, lo que el petróleo al transporte. El petróleo nos ha dejado el cambio climático global, una economía centrada en el automóvil. Los transgénicos nos dejarán un agua y ambiente envenenados con herbicidas, enfermedades y monsanto power rodeada de pobres.
Las personas que quieran expresar su oposición a los transgénicos, los esperamos el domingo 6 de mayo en las zonas arqueológicas de Yucatán.