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¿Entonces qué son las lenguas indígenas? Es difícil encontrar el factor común que haga que lenguas pertenecientes a 11 familias lingüísticas distintas habladas en este país formen parte de una misma categoría. Contrario a lo que usualmente se hace, casi no es posible hacer ninguna generalización acerca de ellas. ¿Cómo sabemos que una lengua es indígena?
A mi parecer, son solo dos los factores que hacen que puedan ser agrupadas; la primera es que son lenguas que se hablaban en tierras americanas antes de la llegada de los españoles (este rasgo excluye a otras lenguas minoritarias que se hablan en nuestro país como el bajo-alemám y el romaní por ejemplo) y el otro factor es que, entre cada una de las lenguas indígenas y el español, actualmente existe una relación desigual empapada de prejuicios y discriminación. Cabe hacer notar que estos dos factores son extralingüísticos, uno de ellos histórico y otro social. Fuera de estos dos tipos de generalizaciones, cualquier otra solo simplifica la diversidad que hay detrás de la categoría “lenguas indígenas”.
En todo el continente europeo se hablan lenguas pertenecientes sobre todo a una sola familia lingüística: la indoeuropea, esto quiere decir que son todas lenguas emparentadas, lenguas que tienen un origen común, lenguas que alguna vez fueron la misma. En contraste, en este país, además de lenguas indoeuropeas se hablan lenguas pertenecientes a otras 11 familias lingüísticas distintas; esto quiere decir que después de todo, el español y el persa tienen una relación lingüística muchísimo más estrecha que la que hay entre el kiliwa (hablada en Baja California) y el purépecha (hablada en Michoacán) pues las primeras son de la misma familia indoeuropea mientras que las últimas son de familias distintas.
Sin embargo, muchas de las acciones, institucionales o no, que se toman con respecto de las lenguas indígenas no consideran que no hay ningún factor gramatical que las haga semejantes. Cuando se diseñan políticas lingüísticas, se diseña una para el español y otra para centenares de lenguas que pertenecen a muchas otras familias, con características lingüísticas distintas, con orígenes distintos, con rasgos gramaticales radicalmente diferentes. Existen premios de literatura para la producción en español y premios específicos para lenguas indígenas, como si la función poética se ejerciera de manera semejante en todas las familias lingüísticas indígenas en contraste con la manera en la que se hace en español, solo porque eran lenguas habladas en territorio mexicano antes de la llegada de los españoles. Me pregunto por qué la literatura que se produce en estas lenguas no puede competir con la del español, si después de todo, el mazahua pertenece a la familia lingüística otomangue, el español a la indo-europea y el ayapaneco a la familia mixe-zoque, las tres muy distintas entre sí, en el mismo nivel de distinción. Esto también ha tenido repercusiones directas en el presupuesto que se destina, por ejemplo, a la creación de material didáctico para educación, un determinado presupuesto para crear un libro de texto en español y otro, con suerte de la misma cantidad, para todas las lenguas indígenas del país.
Una etiqueta crea una categoría y de esta categorización se derivan acciones concretas que nada tienen que ver con el factor inicial que agrupó bajo un solo nombre entidades tan distintas. Creo que la generalización que puede ser de utilidad es el hecho de que todas las lenguas indígenas han sido discriminadas, que sus hablantes hemos sufrido programas, castigos y burlas para que dejáramos de hablarlas por lo que la lucha para que cambie esta situación debe ser de todos los hablantes de todas las lenguas indígenas; fuera de eso, el hecho de que estas lenguas fueran habladas antes de que Hernán Cortés llegara a México me parece un hecho casi anecdótico, como si de pronto se creara una categoría especial para todas aquellas lenguas que se hablaban en el territorio nacional a la llegada de Maximiliano de Habsburgo y luego de crear la categoría se actuara en consecuencia en cuanto a políticas lingüísticas.
La etiqueta “lenguas indígenas” oculta otras categorías que nos harían más concientes de la riqueza lingüística, sería más preciso hablar de lenguas otomangues, lenguas yuto-nahuas, lenguas yumanas, lenguas mixe-zoques. No es gratuito que desconozcamos los nombres de las familias lingüísticas que se hablan en nuestro propio país y que no sea un tema que se aborde durante la educación escolarizada. Hace unos días, cuando hablábamos sobre las lenguas otomangues, alguien nos corrigió diciendo que se decía “lenguas otomanas”, porque la palabra otomangue no existía.
¿Qué es entonces una lengua indígena? Una lengua que se hablaba antes de la llegada de los españoles a México, fuera de eso, todo es diversidad.