Sunday, 17 November 2024
Artículos relacionados
El alma de Buenos Aires
Identidades Subterráneas | Bruno Bartra | 26.01.2011 | 0 Comentarios

Las coor­de­na­das de mi ami­go Leo fue­ron pre­ci­sas: ha­bía­mos de ir a una di­rec­ción en el ba­rrio Ca­ba­lli­to, to­car el tim­bre de una ca­sa y es­pe­rar a que nos abrie­ran. Fi­nal­men­te y al ca­bo de dos días, tras ha­ber ca­mi­na­do por Puer­to Ma­de­ro, el Con­gre­so y los al­re­de­do­res de la Ca­sa Ro­sa­da, las co­sas pa­re­cían po­ner­se in­te­re­san­tes en un Bue­nos Ai­res que no aca­ba­ba de des­per­tar ad­mi­ra­ción.

orquestabaigon2Foto tomada del sitio oficial de Ciudad Baigón

Ahí es­tá­ba­mos, so­bre una ave­ni­da si­mi­lar a Cuauh­té­moc, to­can­do el tim­bre; y aden­tro, La Ve­cin­dad, un cen­tro cul­tu­ral oku­pa don­de, al pa­re­cer, se ha ges­ta­do gran par­te de la es­ce­na rock-cum­bian­che­ra de la ca­pi­tal ar­gen­ti­na, y que por lo vis­to es pa­ra­da obli­ga­da pa­ra cual­quier ma­ni­fes­ta­ción al­ter­na­ti­va sub­te­rrá­nea de la ciu­dad.

Esa no­che hu­bo un ra­dio-dra­ma; un gru­po de rock con ban­do­neón; el dj Sul­tán —quien es­to es­cri­be— po­nien­do mú­si­ca bal­cá­ni­ca; el dj Tu­do Bem —nues­tro ami­go Leo— con su mú­si­ca bra­si­le­ña, y un gru­po de sam­ba. To­do en un en­tor­no de pa­re­des gra­fi­tea­das y múl­ti­ples pie­zas de­co­ra­ti­vas a ma­ne­ra de ar­te ob­je­to, no muy dis­tin­to de una ca­sa oku­pa eu­ro­pea.

De vuel­ta en ta­xi ya en la no­che y al día si­guien­te no de­ja­ba de sor­pren­derme que pe­se a es­tar a mi­les de ki­ló­me­tros de Mé­xi­co,  uno se sien­te allá mu­cho más en ca­sa como la­ti­noa­me­ri­ca­no que cuan­do só­lo cru­za el Río Bra­vo.

Nue­va­men­te, la no­che si­guien­te, Leo nos dio las in­di­ca­cio­nes ha­cia Al­ma­gro; ahí, un edi­fi­cio ro­tu­la­do co­mo es­cue­la de tan­go y ubi­ca­do en una ca­lle os­cu­ra da­ba la im­pre­sión de es­tar ce­rra­do. Ha­bía que tim­brar tam­bién. Y sí, da­ban cla­ses de tan­go y bai­le fol­cló­ri­co ar­gen­ti­no pe­ro, el si­tio re­sul­ta­ba ser al­go más cer­ca­no a un bar, lla­ma­do La Ca­te­dral del Tan­go —con al­tar a Car­los Gar­del in­clui­do—, se pre­sen­ta­ban va­rios gru­pos de folk. Al inicio se im­par­tió una cla­se de dan­za, an­tes de que la no­che se tornara bo­he­mia. Aunque era do­min­go por la no­che, pa­re­cía el lugar no ce­rra­ría ja­más.

Al día si­guien­te, des­pués de pen­sar que to­da la mo­vi­da al­ter­na­ti­va ar­gen­ti­na se lle­va­ba a ca­bo en lu­ga­res clan­des­ti­nos, la co­sa cam­bió. Aho­ra la ci­ta era en la Ciu­dad Cul­tu­ral Ko­nex, com­ple­jo ar­tís­ti­co ubi­ca­do cer­ca de Abas­to, a unas cua­dras de la ca­lle Gar­del, don­de se ha­lla un monumento al gran mú­si­co ar­gen­ti­no. En di­cho lu­gar se pre­sen­ta­ba un en­sam­ble de per­cu­sio­nes, La Bom­ba de Tiem­po, que ha ad­qui­ri­do cier­ta no­to­rie­dad en la es­ce­na lo­cal: al son de ba­tu­ca­da y rit­mos afro­la­ti­nos bai­la­ban cen­te­na­res de per­so­nas, un buen por­cen­ta­je de ellas, eso sí, turistas. Al ca­bo de unas dos ho­ras de bai­le fre­né­ti­co, el even­to con­clu­yó, pe­ro resultó que Cheikh Gue­ye, un in­te­gran­te de di­cha ban­da, te­nía un pro­yec­to al­ter­no que se pre­sen­ta­ba usual­men­te en el bar lla­ma­do Uni Club, a unas cua­dras de ahí, y don­de se lle­van a ca­bo los “afro­lu­nes”.

El pro­yec­to era el gru­po sin nom­bre de “per­cu­sión tra­di­cio­nal + fu­sión”, co­man­da­do por el pro­pio Gue­ye, un bai­la­rín y per­cu­sio­nis­ta se­ne­ga­lés mar­ca­do por la tra­di­ción griot, quien tras cre­cer en su pa­tria y re­co­rrer Eu­ro­pa se lan­zó a Ar­gen­ti­na evo­can­do las “ma­ra­vi­llo­sas imá­ge­nes” del país su­da­me­ri­ca­no que pu­do ver por te­le­vi­sión du­ran­te el mun­dial de fut­bol de 1978.

gueyeFoto tomada del sitio oficial de Cheikh Gue­ye

Des­pués de lle­gar a di­cho lu­gar, ha­cia las 11 de la no­che, aguar­da­mos y aguar­da­mos, has­ta que ca­si dio la una de la ma­dru­ga­da del lunes e ini­ció el gru­po abri­dor, pa­ra luego dar pa­so a la ban­da del mú­si­co que or­ga­ni­za­ba di­chas fies­tas y que te­nía un fuer­te se­llo afri­ca­no, con cier­tos co­que­teos ha­cia el reg­gae.

Fi­nal­men­te, unos días des­pués, en el Tea­tro Or­lan­do Go­ñi se pre­sen­tó la Or­ques­ta Tí­pi­ca Ciu­dad Bai­gón. El si­tio no era tan vis­to­so co­mo el del lu­nes, ni tan clan­des­ti­no co­mo los de las pri­me­ras no­ches; el ni­vel del en­sam­ble con­for­ma­do por doce mú­si­cos re­sul­tó sor­pren­den­te, y la no­che tam­bién fue úni­ca.

Tras la ex­pe­rien­cia de in­mer­sión en una par­te de la es­ce­na bo­nae­ren­se, uno se pre­gun­ta por qué la mú­si­ca al­ter­na es­tá tan re­clui­da en una de las tie­rras la­ti­noa­me­ri­ca­nas don­de el rock ha te­ni­do ma­yor fuer­za, con una tra­di­ción sin in­te­rrup­ción des­de la dé­ca­da de 1950, y de don­de han sa­li­do al­gu­nos de los gru­pos más em­ble­má­ti­cos de ha­bla his­pa­na. Aho­ra to­do in­ten­to al­ter­na­ti­vo e in­no­va­dor pa­re­ce re­le­ga­do, ya sea a los fo­ros clan­des­ti­nos o a los con­ta­dos si­tios le­ga­les con ca­bi­da pa­ra la mo­vi­da sub­te­rrá­nea.

Pe­ro hay una ex­pli­ca­ción: el 30 de di­ciem­bre de 2004 se in­cen­dió la dis­co­te­ca Re­pú­bli­ca de Cro­ma­ñón, con 4 mil per­so­nas den­tro; fa­lle­cie­ron 192 y hu­bo mil 432 he­ri­dos. Ade­más, re­sul­tó que en el lu­gar ha­bía me­no­res de edad: ado­les­cen­tes de 13 a 15 años y has­ta ni­ños, pues­to que al pa­re­cer un ba­ño del lo­cal es­ta­ba ha­bi­li­ta­do co­mo guar­de­ría. An­te el ri­dí­cu­lo por la fal­ta de re­gu­la­cio­nes, el go­bier­no lo­cal ce­rró una enor­me can­ti­dad de si­tios y en­du­re­ció las me­di­das pa­ra abrir ba­res o dis­co­te­cas.

El he­cho de que ha­yan sur­gi­do tan­tos si­tios clan­des­ti­nos tal vez sea mues­tra de la fuer­za cul­tu­ral de una ciu­dad que siem­pre ha sido se­mi­lle­ro de gru­pos al­ter­nos. En el res­to de Ar­gen­ti­na flo­re­cen ban­das nue­vas; es­ce­nas de Men­do­za y Cór­do­ba co­mien­zan a so­bre­sa­lir. Qui­zás una par­te de la po­bla­ción ar­tís­ti­ca de la ca­pi­tal fe­de­ral co­mien­ce a emi­grar ha­cia otras ciu­da­des don­de ten­gan me­jo­res opor­tu­ni­da­des. Que­da cla­ro que eso su­ce­de­rá an­tes de que es­tos crea­do­res bo­nae­ren­ses de­jen de de­di­car­se al ar­te.

Dejar un comentario



El analfabetismo digital
A finales de noviembre de 2012 el sitio web del periódico chino People’s Daily desplegaba la noticia de que el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, había sido considerado por un sitio web estadounidense como el hombre más sexy del mundo. El reporte, que iba acompañado de una galería de más de cincuenta fotos […]
Mis desventuras en la UNAM
Los egresados de la UNAM vimos con tristeza cómo el pasado 28 de mayo la institución cayó del quinto al octavo sitio latinoamericano del ranking de QS, debajo del Tec de Monterrey, que se mantuvo en el séptimo puesto. Aunque ese tipo de listados son subjetivos, creo que habrá pocos Pumas a los que esto no […]
El poder de las redes sociales III. El contorno de la democracia digital
En octubre de 2013 se llevaron a cabo los YouTube Music Awards, los cuales contaban entre sus atractivos con la dirección de Spike Jonze, cineasta que saltó a la fama precisamente por dirigir videoclips con propuestas estéticas de vanguardia. Para estos premios, apostó por realizar videoclips en vivo a lo largo de la transmisión del […]
El poder de las redes sociales II. Delirio por ser visto
Un escándalo sacudió el mundo de las redes sociales en diciembre de 2012: Google reportó alrededor de ocho mil millones de reproducciones falsas de videos en su red YouTube. Mediante el uso de bots y arañas (programas diseñados para revisar páginas web automáticamente), entre otras artimañas, grandes corporaciones habían logrado inflar las cifras de vistas […]
El poder de las redes sociales I: Dinero del fracaso
El pasado 25 de agosto, durante la ceremonia de los Premios MTV en Nueva York, una de las presentaciones menos afortunadas desde el punto de vista musical y estético fue la de la cantante estadounidense Miley Cyrus; sin embargo, fue la que mayor impacto mediático tuvo, impulsada por el bullicio que generó en redes sociales […]
Más leídos
Más comentados
Los grandes problemas actuales de México (152.832)
...

La economía mexicana del siglo xx: entre milagros y crisis (65.737)
...

Con toda la barba (47.732)
...

¿Por qué es un problema la lectura? (30.440)
Desarrollar el gusto por la lectura no es cuestión meramente de voluntad individual. El interés por los libros aparece sólo en ciertas circunstancias.

La distribución del ingreso en México (26.533)
...

Presunto culpable: ¿Por qué nuestro sistema de justicia condena inocentes de forma rutinaria?
Bas­tan­te han es­cri­to y di­cho ter­ce­ros so­bre Pre­sun­to cul­pa­ble....

Los grandes problemas actuales de México
Se dice que el país está sobrediagnosticado, pero en plenas campañas y ante...

I7P5N: la fórmula
Homenaje al ipn con motivo de su 75 aniversario, este ensayo es también una...

China – EUA. ¿Nuevo escenario bipolar?
No hace mucho que regresé de viaje del continente asiático, con el propósito...

La sofocracia y la política científica
Con el cambio de Gobierno, se han escuchado voces que proponen la creación...

1
Foro de Indicadores
Debates que concluyen antes de iniciarse
El proceso legislativo reciente y sus números

Eduardo Bohórquez y Javier Berain

Factofilia: Programas sociales y pobreza, ¿existe relación?
Eduardo Bohórquez y Paola Palacios

Migración de México a Estados Unidos, ¿un éxodo en reversa?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Donar no es deducir, donar es invertir. Las donaciones en el marco de la reforma fiscal
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Impuestos, gasto público y confianza, ¿una relación improbable?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Los titanes mundiales del petróleo y el gas
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La pobreza en perspectiva histórica ¿Veinte años no son nada?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

La firme marcha de la desigualdad
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia. 2015: hacia una nueva agenda global de desarrollo
Roberto Castellanos y Eduardo Bohórquez

¿Qué medimos en la lucha contra el hambre?
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Bicicletas, autos eléctricos y oficinas-hotel. El verdadero umbral del siglo XXI
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Parquímetros y franeleros: de cómo diez pesitos se convierten en tres mil millones de pesos
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Una radiografía de la desigualdad en México
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: Más allá de la partícula divina
Eduardo Bohórquez y Roberto Castellanos

Factofilia: El acento está en las ciudades. Algunos resultados de la base de datos ECCA 2012
Suhayla Bazbaz y Eduardo Bohórquez