Con base en la premisa de que la inversión es pieza clave del desarrollo de un país, como lo demuestra el contraste entre las experiencias china y mexicana de las últimas décadas, el autor hace dos recomendaciones de política pública fundamentales: una dinámica fiscal que incentive la inversión productiva y el impulso a la competitividad.
En el imco hemos definido competitividad como la capacidad de las naciones, estados, ciudades o empresas para atraer inversiones y talento. Medimos la inversión usando la formación bruta de capital fijo por habitante ocupado, un flujo anual. También es útil el acervo de inversión bruta, el acumulado de inversiones sin incluir depreciación. ¿Qué porcentaje de las inversiones totales del planeta1 se llevaba México antes y qué porcentaje se lleva hoy?
En 1970, México era dueño de un poco más del 1.2% de la inversión bruta del planeta. Teníamos 12 de cada 1,000 dólares del valor de los bienes útiles para producir otros bienes. En esa época China poseía poco más del 2.8% de la inversión bruta, e India tenía más o menos lo mismo que México. Brasil estaba por abajo de nosotros: su rebanada era apenas el 0.9% de la inversión global.
En 2008 México había crecido su participación en la inversión fija bruta mundial hasta 2.3%. Nada mal, considerando que la historia canadiense fue muy parecida (muy cerca de México en 1970 y en 2008). Estados Unidos bajó su participación en el capital acumulado global de 19.7% a 19.2%. La historia mexicana parece una historia de éxito.
India pasó de una rebanada de inversión bruta igual a la de México en 1970 a 4% en 2008. Casi cuadruplicó su participación; nosotros no alcanzamos a duplicarla. ¿Qué pasó con China? China pasó de 2.8% en 1970 a 17.5% en 2008. Es decir, China casi sextuplicó su rebanada. Brasil llegó a 2.6%, triplicándola.
No debe ser sorpresa, entonces, por qué China cada año hace crecer su producto interno bruto a tasas del 9% anual, India al 7%, y México al 1.5 ó 2%, a pesar de que el potencial en esos países debería ser inferior al de México.
El acervo de inversión bruta en México en 2008 representó 283.9 millones de dólares.2 Cada año atraemos —de mexicanos y extranjeros, públicos y privados— algo así como 19 mil millones de dólares en flujos de inversión, equivalentes a 4,791 dólares por cada una de las casi 44 millones de personas ocupadas.3
Por tanto, la inversión en México crece al 6.4% anual con respecto al capital acumulado, tasa más bien pingüe. Si fuera el interés que paga un bono, sería menor a la tasa de cetes. Por eso, en 38 años apenas logramos duplicar nuestra participación en la inversión bruta mundial. La tasa de ahorro es baja y la tasa de inversión es aun más baja, no hay innovación, no se toman riesgos empresariales, hay poca competencia y el Estado está más preocupado en administrar sus monopolios que en hacer su labor como pilar del desarrollo. El Estado ofrece una tasa libre de riesgo en cetes cercana al 8%, engolosinando a la banca local que ni de loca va a soltar ese negocio para estar financiando empresitas locales. Nuestro Estado, en el ánimo de financiar su gasto, convierte a la economía en una tesorería de abuelita que no toma riesgos y que por tanto no crece.
China posee niveles de inversión bruta de 2.1 x 1012 dólares. Su formación bruta de capital fijo son 1,668 dólares por cada uno de los 744 millones de chinos que trabajan, lo que equivale a 1.2 x 1012 dólares. El flujo anual representa el 57% del acervo; antes de dos años duplican su capital. Ya se están quedando sin cosas en qué invertir en su país, invierten mucho en su región y en África, y eventualmente lo harán en todo el mundo.
Sería ilusorio que hiciéramos algo parecido a lo que hicieron los chinos, pero podríamos imitar a India. Para alcanzar a los indios en 10 años, las metas de gobierno tendrían que tirarle a que en 10 años la formación bruta de capital fijo (flujo) sea cercana a 50 ó 60 mil millones de dólares anuales.
Para hablar el mismo lenguaje que la casta política, si queremos generar un millón de empleos anuales tenemos que invertir adicionalmente a los 19 mil millones de dólares anuales que hoy invertimos, cerca de 4,791 millones de dólares por año, porque 4,791 usd es el requerimiento de capital por empleo hoy. Crear chambas con niveles más bajos de inversión es simplemente engañarnos; esos empleos generarán muy poco valor económico.
Recomendaciones de política pública
1. Política fiscal que incentive la inversión productiva. Somos un país que consume de más y produce de menos. Un iva generalizado a tasas altas ayudaría enormemente a las personas y familias a reducir su consumo y aumentar la producción. Un isr y ietu a menores tasas ayudarían enormemente a estimular la inversión. La propuesta de los senadores del pri con exención de iva para la canasta de los cuatro primeros deciles de ingreso es populismo puro combinado con ingenuidad. Los últimos seis deciles consumirán cantidades más grandes de todo lo que exenten los legisladores solamente para librar el gravamen. En China, la gente más pobre ahorra y mucho. Buena parte de ese ahorro les permite tener tasas de recapitalización tan altas.
Si queremos ayudar a nuestras clases desfavorecidas debemos hacerlo por la vía del subsidio, no de la exención fiscal. Medidas como la universalización de la salud, con un sistema coherente, cuyo gasto esté bajo control, ayudan más que las exenciones en el iva. Hasta el momento hemos preferido pasarle la cuenta al empresariado que tocar los privilegios del sindicato del imss.
Gravar los males (como la contaminación ambiental derivada del uso de energéticos) a cambio de desgravar las conductas socialmente deseables (como el empleo) podría poner a México en una dinámica de inversión y crecimiento distinta.
El gobierno debería gastar menos (y mejor) e invertir más (y mejor). La propuesta del pri de mantener una inversión pública equivalente a una cuarta parte de los egresos públicos (cerca de 6.5% del pib) es algo que ya se hace. Si la propuesta fuera incrementar la inversión pública en 0.1% del pib por año, y lograr inversiones privadas nacionales y extranjeras adicionales de 0.3% del pib, sería una historia distinta. En 10 años, esto nos crearía 10 millones de empleos formales adicionales, bien remunerados.
2. Apertura, competencia y buena muerte a los malos negocios. Abramos a la inversión extranjera áreas protegidas de la economía mexicana, como telefonía fija y petróleo, y mejoremos cosas como el régimen de propiedad de la tierra. Nos quejamos de que los extranjeros solamente invierten en papel especulativo pero tampoco les damos muchas opciones de activos reales para invertir.
Es indispensable abrir a la competencia todos los sectores protegidos de la economía. No habrá inversión en fierros, de la que genera empleos y oportunidades, a menos que le demos entrada a muchos más participantes en nuestras principales industrias, con reglas claras.
Finalmente, hay que mejorar las reglas para la bancarrota, de manera que sea factible y rápido sacar el capital de malos negocios y ponerlo a producir en los buenos negocios. Son pocas las quiebras que llegan a un juez especializado en concursos mercantiles, lo cual implica que la mayoría de las bancarrotas ocurren de manera extra-legal. A los jueces les llegan solamente las cosas grandes y que tienen implicaciones sociales. Los ejemplos abundan: ingenios azucareros, aerolíneas… Sin un mejor marco institucional para el concurso mercantil, no podremos transformar esta economía ni establecer un verdadero proceso de destrucción creativa.
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imco, La crisis que cambió al mundo: informe de la competitividad internacional de México 2009, anexo estadístico “Formación bruta de capital fijo sobre pea”, disponible en www.imco.org.mx
1 Para la inversión bruta mundial se usaron datos de Mathematica CountryData, de Wolfram, Inc., Champagne.
2 La formación bruta de capital fijo viene de la base de datos de imco con la cual construimos nuestros informes de competitividad internacional.
3 Sin incluir depreciación.
4 La inversión bruta es un acervo, mientras que la formación bruta de capital fijo es el flujo anual que incrementa o disminuye ese acervo.