A fin de hacer frente al grave rezago educativo que sufre nuestro país, y que tiene como víctimas directas a millones de niños y jóvenes que se ven forzados a abandonar sus estudios o a realizarlos sin realmente adquirir las competencias necesarias, Roger Díaz de Cossío propone una lista de ocho prioridades que podrían traducirse en un verdadero programa educativo de largo plazo.
Foto tomada de Flickr/CC/Darij&Ana
El sistema mexicano a vuelapluma
Con una educación pobre e inequitativa, ningún país puede progresar. Menos México. De sus 45 millones de pobres, 33 millones son mayores de 15 años y constituyen el llamado “rezago educativo”: los que no han terminado su educación secundaria, primaria o son analfabetas, además de los 7 millones de jóvenes que no tienen acceso a ningún servicio.
Por otra parte, México tiene un enorme sistema escolarizado de 34 millones de educandos que van desde el preescolar hasta el posgrado. Este sistema abarca toda la República y es administrado por cada una de las 31 entidades federativas. En el Distrito Federal, el Poder Ejecutivo, a través la Secretaría de Educación Pública (sep), maneja directamente estos servicios.
Entre planteles de preescolar, primarias y telesecundarias, tenemos todavía más de 80 mil escuelas de organización incompleta donde los maestros imparten más de un grado a la vez. Éstas se encuentran en las regiones más apartadas y pobres del país.
Anualmente, la Cámara de Diputados aprueba el presupuesto educativo y lo que ha de asignar a cada estado. En todas las entidades este dinero federal constituye la mayor parte del presupuesto educativo. Algunas, como Nuevo León y el Estado de México, aportan cantidades sustanciales a la educación, pero la mayoría casi no contribuye.
Cada año, el conjunto de universidades públicas cabildea con la Cámara de Diputados y negocia sus presupuestos directamente con el subsecretario de Educación Superior de la sep y con sus propios gobernadores.
Aunque descentralizado hacia cada entidad, el sistema está fuertemente controlado por la federación.
En general, mientras más pobre es una comunidad, más pobre es el servicio educativo. Los que destripan y no terminan, que forman el rezago educativo, son la parte más menesterosa y miserable del país. El servicio educativo no es equitativo. Mientras no se corriga esta iniquidad, nunca podremos llegar a ser un país desarrollado y justo. Además, el sistema educativo mexicano está atado a un solo sindicato. Creado en 1943, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, a través de los años y por debilidad de la autoridad, ha ido asumiendo más y más funciones, algunas de ellas educativas que no le corresponden. Por ejemplo, ha logrado que todos los puestos de dirección y supervisión escolares sean sindicalizados y no de confianza, como sería el caso en cualquier otra organización. Sólo algunos puestos subsecretariales y de directores generales son de confianza.
El Secretario de Educación y nuestro sistema político
En México, el Presidente de la República designa directamente y con entera libertad a casi todos los miembros de su gabinete. El puesto más importante y delicado es el de Secretario de Educación, porque es el único que tiene que ver con el futuro. Hay que pensar que se están formando las generaciones que manejarán a la nación en 10 o 15 años.
Por lo tanto, el puesto de Secretario de Educación debe ser ocupado por una persona eminente, de buena fama pública, apasionado por la educación y con experiencia, que tenga autoridad moral sobre todo el sistema y que sea universalmente respetado. Además, debe contar con la confianza total y absoluta del Presidente de la República. Hemos tenido secretarios con este perfil, pero no muchos. Ha habido sexenios ¡con cuatro secretarios de Educación!
Por definición, un secretario de Educación debería durar en su puesto más de un sexenio, porque todo en educación debe concebirse a largo plazo. La consolidación de cualquier programa o acción toma años. Por ejemplo, el cambio de contenidos educativos no se puede dar en todos los grados a la vez.
Hay que dejar que las generaciones de los cambios pasen por cada uno de los grados escolares.
Una vez nombrado, el Secretario de Educación tiene ante sí una enorme y compleja trama por coordinar: los estados y sus secretarios de educación, la educación básica, la media, la superior y un cúmulo de organismos descentralizados y desconcentrados: el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (inea), el Instituto Politécnico Nacional (ipn), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (conaculta), el sistema de escuelas técnicas, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (conaliteg), etcétera. Por más que se diga que en una buena organización los jefes tienen que acordar con no más de siete subordinados, esto es totalmente imposible en la Secretaría de Educación: todo el mundo quiere ver al jefe.
No se puede mejorar todo a la vez. Un Secretario de Educación debe tener ciertos programas prioritarios y dejar que lo demás avance con la inercia que trae. En este texto propondré ocho acciones prioritarias que deben seguirse con intensidad, pasión y sin flaquear durante 10 o 15 años por lo menos.
Ésta es una propuesta muy ambiciosa. De implementarse, la consolidación de cada uno de estos rubros llevará años, y aun así quedarán muchas cosas importantes fuera, como la producción de maestros, la infraestructura y el financiamiento.
Como todo está relacionado, Fernando Solana estableció un modelo para los programas prioritarios: nombrar una coordinación de una o dos personas para cada uno, que en su tema tenga autoridad sobre todo el sistema educativo. Esto podría aplicarse a los rubros que van del dos al ocho. Para el primer rubro ya existe una organización, el inea.
1. Moderar el rezago educativo
Como ya hemos dicho, el oprobioso rezago educativo lo forman 33 millones de personas mayores de 15 años que no han terminado su educación básica obligatoria. El número de hombres es casi el mismo que el de mujeres, excepto por los analfabetas, categoría en la que la proporción de mujeres es un poco mayor. De la población de 15 años o más, poco menos de 10% es analfabeta, 17% no ha terminado la primaria y 28% terminó la primaria pero no la secundaria. En total, el rezago representa más de 55% de la población de 15 años o más. Cifras desaforadas y terribles.
¿Quiénes están en el rezago? Los campesinos y sus esposas, en particular los indígenas, los trabajadores migrantes, los albañiles, las trabajadoras domésticas. Es decir, la parte más pobre y vulnerable de la población.
La prioridad en la atención debe concentrarse en los jóvenes de entre 15 y 30 años de edad, especialmente los que ya terminaron la primaria. Debemos seguir atendiendo a los analfabetas, pero hay que tomar en cuenta que si no se llega con ellos al nivel de por lo menos 4º de primaria, la alfabetización se pierde por desuso. Los grandes y piadosos programas de alfabetización con cartilla fracasan precisamente porque la habilidad, muy frágilmente adquirida, de leer y escribir se pierde con rapidez si no cambian las condiciones socioeconómicas del educando.
El problema central es que el rezago no baja: sube cada año. La razón principal es la deserción de secundaria de cerca de 20% de los matriculados. Cuando esos alumnos cumplen 15 años pasan a formar parte del rezago en cuestión; por ahora son un número mayor de los que el inea puede acreditar cada año en su sistema abierto.
Para empezar a moderar tal rezago y hacerlo desaparecer en 10 o 20 años, hay que hacer dos cosas, ambas de igual importancia. Primero, incrementar sustancialmente el presupuesto de inea. Ahora representa menos del 1% del gasto educativo; el resto, más del 99%, va para el sistema escolarizado. Si se incrementara unas tres veces, se lograrían entregar más de 600 mil certificados de secundaria por año, que ya es un número mayor al de la deserción de la secundaria escolar. Segundo, hacer esfuerzos considerables, enormes, para disminuir la deserción de secundaria mediante medidas como la presencia de tutores en las escuelas, que cuiden y aconsejen a los alumnos que van mal y que puedan generarles una beca en caso necesario.
Nada contribuirá más a la equidad, a disminuir la desigualdad, que la educación de los adultos rezagados.
2. Mejorar y transformar las escuelas de organización incompleta
Todavía existen en el país alrededor de 80 mil escuelas de organización incompleta, entre jardines de niños, primarias y telesecundarias. Ésta es otra cifra terrible de nuestro sistema educativo. Estas escuelas están en las regiones más apartadas y pobres. En ellas un maestro imparte más de un grado a la vez. Representan poco más del 10% de la matrícula nacional.
La política a seguir con persistencia y sin desfallecer tiene dos partes. Por un lado, ir completando la plantilla docente en las escuelas que tengan las condiciones para recibirlos. Por otro, adiestrar a los maestros con las pedagogías que ya existen para impartir clases simultáneas a varios grupos. No es lo mismo dar clase en 2º de primaria que —al mismo tiempo y en el mismo salón— impartir 1º, 2º y 3º, como es el caso en muchas escuelas que solían llamarse “unitarias”, casi con sarcasmo. También es necesario diseñar planes de estudios especiales para estas escuelas.
Esta política es muy importante porque, además de moderar el rezago, contribuye decisivamente a disminuir la desigualdad. Son políticas educativas dirigidas a los pobres.
3. Mejorar el aprendizaje del español y las matemáticas
Evaluaciones
Desde hace pocos años se aplican en el sistema educativo mexicano evaluaciones para medir el desempeño de los alumnos, millones de ellas. Por evaluaciones se entienden pequeños exámenes de entre 50 y 150 reactivos de respuesta múltiple, que se califican en general por la proporción de aciertos.
En México, durante los últimos años, se han instalado tres tipos de pruebas. Primero, la prueba del Program for International Student Assessment (pisa), que administra la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (oecd) en todos los países que la conforman y en algunos más como Brasil y Chile. Esta prueba está muy cuidada. Tiene reactivos que obligan al alumno a pensar y que son comparables en todos los países. Se aplica a muestras nacionales de alumnos que hayan cumplido 15 años en el momento de la prueba.
Después está la prueba excale, que administra el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (inee) y que hasta ahora se ha aplicado en muestras cuidadas de alumnos de 6º de primaria y 3º de secundaria.
Finalmente, está la prueba enlace, que administra la sep. Es una prueba censal que se aplica anualmente a los alumnos de 3º a 6º de primaria, de 1º a 3º de secundaria y de 3º de media superior en todo el país.
Podríamos mostrar cientos de cifras de las tres pruebas, para diversos años, pero sería prolijo y poco ilustrativo. En todas las pruebas se ha medido qué tanto saben los alumnos de matemáticas y si tienen comprensión lectora, como ahora se dice: si saben español. En los últimos cinco años los resultados han sido desalentadores, atroces, en cada una de las pruebas. En la prueba pisa somos el más bajo de todos los países. De hecho, el primer año que se aplicó la pisa en México fue necesario crear una categoría inferior a la menor existente a fin de poder acomodar nuestros resultados. Como ejemplo, se muestran algunos resultados de la excale 2008 en la Tabla 1.
Tabla 1.
Primero de secundaria. Porcentaje del alumnado con calificación de insfuciente
Estrato escolar |
Español |
Matemáticas |
Urbana pública |
10.6 |
12.5 |
Rural pública |
20.5 |
19.9 |
Educación indígena |
42.4 |
37.4 |
Educación privada |
1.6 |
2.4 |
Tercero de secundaria. Porcentaje del alumnado con calificación de insuficiente
Estrato escolar |
Español |
Matemáticas |
General |
34.7 |
50.5 |
Técnica |
33.7 |
54.0 |
Telesecundaria |
50.1 |
62.1 |
Privada |
11.9 |
24.5 |
Como se puede ver, los resultados son inaceptables. En matemáticas, más de la mitad de los alumnos tienen calificación de insuficiente. Es decir, no poseen las competencias necesarias para seguir estudiando ni para entrar razonablemente a la fuerza laboral.
Lo mismo resulta en 2010 de la prueba excale. El porcentaje de alumnos con nivel de insuficiente fue de 52.6% en matemáticas y 39.7% en español. Además, los resultados de la prueba desnudan la iniquidad: las primarias indígenas tienen resultados catastróficos. Sin duda, el sistema educativo mexicano tiene aquí un grave problema que debe atacarse desde dos frentes: la preparación de los docentes y la revisión de los contenidos.
Español y matemáticas
De todas las evaluaciones se concluye, sin la menor duda, que debemos cambiar radicalmente los contenidos de español y matemáticas en la educación básica y la manera de enseñarlos, y capacitar con intensidad y especificidad a todos los maestros en estas materias. En la Tabla 2 se muestra una propuesta de mapa curricular para español y matemáticas.
Deliberadamente, se han omitido de la columna de español los temas de gramática, ortografía, sintaxis y otros similares que han hecho sufrir a millones de estudiantes a lo largo de los años sin que aprendieran realmente a dominar el español, la lengua que ya tienen y que aprendieron al nacer. Estoy seguro de que estos temas se añadirían si un programa como el mostrado se aplicara. El énfasis está en leer, leer y leer; escribir, escribir y escribir, y hablar, hablar y hablar el español. El enorme defecto de los cursos de español de estos últimos años es que se enseña como si fuera una lengua extranjera, se habla sobre el español, no se ensaya ni practica.
En matemáticas, debe observarse que los contenidos parten del 2º grado de primaria y que no se repiten en todos los grados. Diremos más sobre este tema en el capítulo de la reducción de contenidos.
4. Lograr que en el primer grado de primaria se aprenda a leer, escribir y hablar con soltura
El origen de todos los problemas que tienen los alumnos mexicanos en la educación básica está en el primer grado de primaria. Los alumnos no han aprendido a leer y escribir con soltura al finalizar el primer año, salvo honrosas excepciones de niños que tienen mucho apoyo familiar. Éste debería ser el propósito central y no se cumple. Por el contrario, la sep, responsable constitucional de los contenidos, hace lo indecible para que los niños no aprendan a leer. Les proporciona seis libros: español, matemáticas, exploración de la naturaleza y la sociedad, formación cívica y ética, educación física y educación artística. Más de 700 páginas, unas 80 de ellas recortables. Ni siquiera hay un libro de lecturas. Todo esto para niños de seis años que en general no saben leer o que lo hacen con muchos trabajos. Los maestros se vuelven locos tratando de impartir tantos contenidos irrelevantes cuando su tarea central y única, en primer año, es enseñarlos a leer, escribir y hablar: a comunicarse. Esto se puede lograr si los maestros se concentraran sólo en la enseñanza de la lengua, y nada más. Porque la lengua, bien consolidada, sirve para aprender todo lo demás. Pero no los dejan las autoridades.
Por eso hay alumnos en la universidad que no saben escribir y menos aun hablar, y que tienen tan graves resultados en todas las evaluaciones.
5. Crear una institución independiente, con autoridad, que certifique obligatoriamente a los docentes
Los maestros deben ser certificados y actualizados en sus habilidades y competencias. No puede ser que una vez obtenido el título de una escuela normal, sigan sin capacitación el resto de sus vidas, cuando el conocimiento y el avance de las nuevas tecnologías representan ahora un cambio profundo en el estilo de vida. Los niños, desde la más temprana edad, están expuestos a la cultura digital, que manejan con gran facilidad, mucho mejor que sus viejos maestros. Aunque sólo fuera por esta razón, los maestros tienen que actualizarse. Pero hay muchas otras razones de orden pedagógico y profesional. Todos los médicos especialistas, los ingenieros de algunas ramas, los administradores y los contadores se actualizan y certifican cada uno o dos años. Debemos aplicar los mismos criterios a los maestros.
Se propone entonces la creación de un órgano independiente y con autoridad que tenga como misión la certificación y la recertificación de los docentes mexicanos. Esto es indispensable para mejorar la calidad de la docencia y por lo tanto de la educación en México. El órgano tiene que ser independiente de la sep y de cualquier otra dependencia oficial o sindical. Deberá ser creado por ley del Congreso de la Unión. Al principio habrá que dotarla de algunos recursos pero a la larga se podrá mantener ampliamente con las cuotas que por certificación paguen los maestros.
6. Reducir los contenidos de la educación básica, articular los de primaria con los de secundaria y adecuarlos a cada grupo o región
Ésta es la triple tarea que hay que realizar en la educación básica mexicana. Es una cirugía mayor y tardará años en llevarse a cabo, por lo menos 10 u 11 (nueve años para nueve grados y uno o dos más para reducir y adecuar, aunque en Finlandia les llevó más de cinco años cambiar un poco la educación elemental).
Reducir y articular los contenidos
Ésta es la parte más difícil y complicada porque es contracultural y contrahistórica. En educación siempre creemos que más es mejor. Y si tres personas distintas coescriben un texto educativo, cada uno habla desde su ronco pecho y es muy respetuoso de lo que dicen los otros dos. En ningún momento se piensa en la capacidad de los alumnos de aprender con profundidad y plenitud. Lo mismo pasa con los elaboradores de planes de estudio.
Es esencial que los contenidos de la educación básica e incluso de la media se planteen en función de lo que los alumnos puedan aprender en el tiempo disponible, no en la sapiencia de los autores de libros y de programas de estudio.
Ésta es la parte cultural, la de las creencias de las personas. Pero también hay un obstáculo histórico que viene de 1868, cuando Gabino Barreda implantó el positivismo y el enciclopedismo en la escuela preparatoria, entonces de seis años. Se trataba de que los alumnos supieran de todo. En la primaria se suponía que los alumnos estudiarían hasta el 4º grado, así que había que enseñar todo en cuatro grados, y los atiborraron. La preparatoria estaba ya saturada de materias con todo lo que razonablemente se podía conocer a mediados del siglo xix. Luego la secundaria se desprendió de la preparatoria en el siglo xxy quedó atiborrada desde entonces. Incluso la reforma reciente, de 2005-2006, produjo nuevamente planes atiborrados, que generan extensos libros de texto. ¡Un alumno de secundaria tiene que estudiar más de 2,500 páginas por grado!
Por otra parte, desde hace años se está proponiendo la articulación de la primaria con la secundaria, para formar un todo educativo sólido y continuo de nueve grados. Hay grandes intereses creados que se oponen a esto. La primaria y la secundaria tienen historias distintas y están manejadas por grupos diferentes; incluso, cada una tiene su propia sección sindical. También los pagos que reciben los maestros son distintos: al de primaria se le paga por plaza y al de secundaria por hora de clase. Pero es muy importante lograr la verdadera fusión para que se acabe el choque que sufren los alumnos al pasar del 6º de primaria, con un solo maestro, a 1º de secundaria, con ocho o más profesores. Algunos maestros de secundaria podrían dar clases en primaria.
¿Cómo se pueden reducir los contenidos? Hay cuatro principios básicos que deben aplicarse en la reducción de contenidos:
1. Economía de la enseñanza;
2. No repetir temas cada año;
3. Desarrollo continuo de las líneas de contenido;
4. Escoger conocimientos que sirvan para aprender otras cosas.
Primero, debemos convencernos de que hay que hacerlo, que nada mejorará más la calidad de la educación y el aprendizaje de los alumnos que tener contenidos que se puedan aprender con holgura y plenitud. Segundo, para cada grado debemos anotar aquellos temas que son estrictamente indispensables, y debemos desarrollarlos en el mínimo espacio posible, sin perder lógica o claridad. Luego debemos articular los contenidos y distribuirlos en ocho grados, porque el primero es para enseñar a leer.
No deben repetirse los temas en los distintos grados. Nuestra tradición es repasar y repasar en todos los grados. Esto es inútil, es aburrido para los alumnos y toma tiempo precioso. Lo que hay que hacer es desarrollar los temas de modo que lo que se vea en un grado se apoye en lo visto el grado anterior. Después hay que meditar si lo que falta cabe en el tiempo disponible (cuatro horas diarias, cinco días por semana en primaria y mil horas al año en secundaria), de modo que pueda ser enseñado con calma y profundidad y haciendo participar a los alumnos lo más posible. Si se ve que no cabe, hay que cortar material, sin misericordia y a rajatabla.
Un ejemplo preciso de lo antes indicado está en la línea de matemáticas mostrada en la Tabla 2, que está tomada de los resultados de una comisión presidencial norteamericana donde participaron cientos de profesores de matemáticas. Empieza en segundo grado y desarrolla los temas poco a poco, sin repetir.
Han de articularse los contenidos a través de los grados, lo que se hace más simple si ya están reducidos, como se muestra en la Tabla 2. Creemos que las materias de geografía y educación cívica nos las podemos ahorrar porque sus contenidos pueden abarcarse como aplicaciones y ejemplos en las materias de ciencias, historia y matemáticas.
Adecuar los contenidos
Como hemos dicho, en el cnip de 1889, presidido por Justo Sierra, se acordó que la educación fuera uniforme en toda la República, con el propósito de contribuir a la unidad nacional. Y así ha sido, puntualmente, desde entonces. La federación tiene la facultad constitucional de fijar los contenidos de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal. Los fija igual para todo el país. En teoría, debe aprender lo mismo un niño que vive en la sierra de Oaxaca que otro que habita en las Lomas de Chapultepec. Una idea razonable en 1889 que se vuelve absurda en la primera década del siglo xxi, con una población mayor a los 110 millones de habitantes.
¿Cómo deberíamos adecuar los contenidos? Antes que nada deben tener un núcleo más o menos uniforme que promueva y consolide la unidad nacional. Éste debe cubrirse en la materia de historia patria. Lo demás ha de adaptarse de acuerdo con dos criterios, uno regional-estatal y otro basado en el tipo de público al que vaya dirigido el contenido: rural o urbano. Los conceptos de matemáticas, sea por caso, deben ser los mismos para todos, pero los ejemplos ilustrativos y los ejercicios tienen que regionalizarse o hacerse urbanos o rurales. Lo mismo con la práctica del lenguaje. No se le puede hablar de rascacielos a un niño del campo, porque nunca los ha visto.
Ni a un niño de la ciudad sobre las mazorcas de maíz fresco. Las geografías deben hacerse regionales o estatales, sin dejar de presentar lo general y de abordarlo como ejemplos y prácticas en ciencias.
7. Atender a todos los jóvenes
Comparado con el problema del rezago educativo, el abandono de la escuela por parte de los jóvenes es un problema social quizá más grave, porque afecta nuestro futuro con mayor rapidez. Algunos números. Deserta, destripa el bachillerato o no lo termina a tiempo cerca de 40% de los inscritos. Tanto los que terminan como los que no terminan salen sin competencias prácticas para el trabajo.
La población joven, de entre 15 y 22 años, fue de 16.4 millones de personas en 2010. Si restamos a esta cifra la matrícula del bachillerato de 3.9 millones de personas y la de educación superior de 2.5 millones, nos queda la espantosa cifra de unos 10 millones de jóvenes sin atender, con muy poca preparación para el trabajo. De hecho, ocupan puestos muy humildes, sin futuro, o entran a las mafias criminales.
Estos 10 millones son el sector más pobre de la población. Ningún hijo de familia acomodada se queda sin bachillerato. El hijo va a la prepa aunque sea a golpes. Nuevamente una muestra de iniquidad en nuestro sistema educativo.
Estos jóvenes están distribuidos en todos los municipios de la República. ¿Qué habría que hacer?
Dos grandes tareas: por una parte, modificar el contenido de los bachilleratos para hacerlos más pertinentes y agradables para los jóvenes, y establecer nuevos bachilleratos en ciudades que lo justifiquen, que tengan suficientes secundarias. El aburrido, ineficaz y atiborrado bachillerato que tenemos viene desde 1868, cundo Gabino Barreda lo inventó con una idea positivista y enciclopedista: los alumnos debían saber de todo. Y todavía lo tenemos. No hemos podido vencer la inercia histórica.
Por otra parte, los políticos y la población deben hacer conciencia de la gravedad de este problema (ojalá se publicara la edad de los sicarios muertos) y deben crearse en cada municipio centros de atención coordinados que ofrezcan eventos culturales y deportivos y cursos de capacitación y de preparación para la universidad. Algunas entidades ya tienen centros deportivos y culturales, pero no están coordinados ni tienen como foco central a los jóvenes.
La meta sería atender de alguna manera a esos 10 millones de jóvenes, para aprovechar positivamente el bono demográfico. Si hay voluntad política, se puede lograr en una decada.
8. Crear nuevas y grandes universidades públicas y privadas
Es claro que necesitamos más universidades de buen tamaño. Nuestra cobertura en educación superior es la más baja de América Latina. Hay dos modelos que pueden seguirse, el del Tecnológico de Monterrey y el de la Universidad Autónoma Metropolitana (uam). En el primero, un grupo de empresarios con visión decidieron crear una institución de educación superior de calidad, y se logró con tenacidad y esfuerzo.
En el caso de la uam había conciencia de la necesidad ante el crecimiento desmedido de la unam y el ipn. Lo que se hizo fue convencer a buenos académicos de la necesidad de un nuevo modelo de institución de educación superior, sin bachilleratos. Los académicos, divididos en tres grupos, idearon programas y planes de estudios para tres campos diferentes, lo que al final resultó en una universidad de excelencia que ahora atiende a más de 45,000 alumnos, después de más de dos décadas de trabajo.
Aunque la creación de universidades tecnológicas ha sido meritoria y debe continuar, no va a resolver el problema de cobertura. Propongo entonces que otros grupos de empresarios con visión establezcan una nueva y grande institución privada, por ejemplo en el Estado de México o Jalisco. Y también que se cree otra gran universidad pública en Guadalajara o Toluca con base en los recursos humanos de las instituciones existentes.
Se puede ver que las dos primeras estrategias aquí planteadas están dirigidas a los pobres y tienen como meta disminuir la desigualdad. La tercera, la cuarta y la quinta son consecuencia de las evaluaciones que se realizan por millones hoy en día. La sexta está dirigida a la educación básica, la séptima a la media y la octava a la superior.
Ojalá el próximo Secretario de Educación tenga prioridades y que algunas sean las que aquí he propuesto.
*Coordinador de Ingeniería de Sistemas del Instituto de Ingeniería de la unam.
Me gusta muchisimo la propuesta educativa, principalmente por un tema principal, LEER. Esta actividad es lo que nos convierte mas en seres pensantes, con criterio, nos permite mas razonar el por que de las cosas, compararlas con historias, anecdotas y experiencias no vividas; con sucesos y eventos ocurridos en otros paises, como pasaron, por que reacciono su poblacion asi y que resultados obtuvieron. Si todos nuestros niños tuviesen esa formacion, daria a pie a la formacion de muchisimas ideologias y por consiguiente a una inevitable mejora del pais al estar llenos de ciudadanos pensantes que empujen ese cambio, Nuestra generacion ya esta hechada a perder, pero aun es tiempo para nuestros niños.