El calentamiento global, una de las amenazas más graves que se ciernen sobre la humanidad, afecta ya a cientos de miles de personas. Sus consecuencias empiezan a ser desastrosas. La mayoría de las causas del aumento en la temperatura de nuestro planeta se debe a nuestras acciones.
¿Cuáles son los principales riesgos que corre México ante el cambio climático? ¿Está tomando las medidas adecuadas para enfrentarlos? En el orden internacional, ¿qué papel ha jugado nuestro país frente a un problema como éste? ¿Cómo nos encontramos en comparación con otros países?
Con motivo de la décimo séptima Conferencia de las Partes (COP17) de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se celebra en Sudáfrica del 28 de noviembre al 9 de diciembre, Este País convocó a un grupo destacado de especialistas, quienes respondieron de manera separada cuatro preguntas fundamentales sobre el tema. Ellos son Javier Crúz, de la Unidad de Periodismo Científico de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM; César A. Domínguez, Director del Instituto de Ecología de la UNAM; José Gaxiola López, profesor-investigador del Instituto Politécnico Nacional; Gabriel Quadri, Director de EcoSecurities México, y José Sarukhán, Ex Rector de la UNAM y Premio Nacional de Ciencias 1990. ARM
¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta y tendrá que enfrentar nuestro país debido al cambio climático?
Javier Crúz
Uno de los principales es el de no saber cómo van a afectar a México los escenarios del cambio climático, y digo escenarios en plural porque ignoramos cuál de todas las posibilidades se va a cumplir. No lo sabemos bien porque el discurso oficial y las pocas acciones al respecto han estado enfocados en la mitigación; son, fundamentalmente, de maquillaje. Los gobernantes están tan concentrados en eso, y les funciona tan bien el discurso, sobre todo a nivel internacional, que se han permitido ignorar completamente la dimensión de la investigación científica, que es la que puede tratar los posibles escenarios que vamos a enfrentar.
Así, no sabemos qué nos va a pasar en términos de pérdida de terrenos fértiles para agricultura, específicamente para maíz y frijol, alimentos que son absolutamente básicos. No sabemos cómo va a afectar el cambio climático a las zonas costeras que, sin ser históricamente un componente de gran importancia económica, deberían serlo conforme la población aumenta. No sabemos qué va a pasar en los centros urbanos, sobre todo los de dos o tres millones de habitantes, etcétera. No sabemos nada de eso porque no hay programas serios de investigación científica que nos permitan plantear escenarios. Toda política pública sobre cambio climático tendría que estar fundamentada en investigaciones.
César A. Domínguez
Se puede hacer una lista muy grande, pero respondo brevemente: el problema tiene que ver, en general, con aumentos en la temperatura, lo cual tiene efectos muy importantes sobre el clima […]. Así, los efectos se verán en todo aquello que es susceptible de cambiar cuando se altera el clima. Tenemos un caos desde lo que uno percibe muy directamente, como son temperaturas más altas en sitios donde generalmente se estaba bien, hasta fenómenos muy llamativos como las tormentas, inundaciones, sequías, aumentos de la concentración de ozono en las ciudades y de la radiación ultravioleta. Uno que es importantísimo es el que tiene que ver con las enfermedades emergentes, es decir, enfermedades que no eran características de un sitio y ahora lo van a ser porque las causas de una enfermedad se darán donde antes no se daban.
Las consecuencias pueden ser muy dramáticas en algunos sitios; otros no se verán tan afectados. México, con tantas costas, es un lugar vulnerable. Sin tratar de ser amarillista ni tener una visión apocalíptica, sí es una situación seria.
José Gaxiola López
A nivel local y regional, hay que considerar los climas terrestres tropicales en los que la temperatura, el fotoperiodo y la radiación son relativamente constantes. […] Las fluctuaciones ambientales influyen sobre los patrones de reproducción fisiológica y del movimiento de la biota. La desertificación, la deforestación, las sequías, la basura, la contaminación de suelos y mantos freáticos, la eutrofización, las inundaciones costeras, la resiliencia, el ordenamiento y uso del suelo tienen un efecto en dichos patrones, por lo que constituyen los problemas más graves.
Gabriel Quadri
Son dos tipos de problemas: uno, el de las consecuencias que el cambio climático va a tener en la economía nacional y en la sociedad, lo cual va a demandar medidas muy importantes de adaptación, esto es, gastos en obras muy significativas de infraestructura, protección costera, gestión de cuencas y abastecimiento de agua, así como medidas sin precedentes de conservación de la biodiversidad y creación de nuevas áreas naturales protegidas y corredores biológicos, para minimizar el impacto que tendrá el cambio climático en los ecosistemas y las especies del territorio nacional. Yo creo que esto implica un desafío enorme de política pública que hasta ahora no se ha evaluado ni se ha asumido con seriedad, convicción y visión de largo plazo.
El segundo problema tiene que ver con las políticas de mitigación o de reducción de gases de efecto invernadero (GEI). México es el décimo emisor de GEI en el mundo. Nuestras emisiones están creciendo rápidamente, sobre todo por consumo creciente de combustibles fósiles en los vehículos automotores. Recordemos que los vehículos en México son la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero; esto se debe, en buena medida, a los subsidios masivos y absurdos que el gobierno federal otorga tanto a la gasolina como al diesel. De hecho, el consumo de estos combustibles y las emisiones aumentan casi cinco por ciento al año, lo que hará que hacia 2020 más de la tercera parte de las emisiones en México estén asociadas al uso de automóviles. En México no hay normas que regulen las emisiones de GEI ni la eficiencia energética de los vehículos, lo cual es un pasivo de política pública injustificable.
Destaca también el sector eléctrico, segundo emisor en importancia de GEI. Se caracteriza por una dependencia extrema de los combustibles fósiles, con los cuales se genera más de tres cuartas partes de la electricidad del país. Son plantas que funcionan con combustóleo, carbón, gas natural, esencialmente. México enfrenta condiciones difíciles porque hay un monopolio y no hay competencia en el sector, y porque la inversión privada en nuevos sistemas de generación de electricidad con energía renovable enfrenta grandes obstáculos. También hay grandes problemas en la red nacional interconectada para asimilar o incorporar estas nuevas fuentes de energía, como la eólica, la solar y, en alguna medida, la minihidráulica. Allí hay un gran reto de política pública.
La tercera fuente de GEI es la deforestación: las quemas de bosques y selvas para ampliar la frontera agrícola, sembrar maíz de subsistencia y algunos cultivos comerciales, practicar la ganadería extensiva. Yo diría que esto ha resultado, principalmente, de los subsidios que otorga la sagarpa, que promueven de manera directa o indirecta la deforestación y que impiden la recuperación de las tierras forestales; me refiero especialmente al procampo y al progan, que son programas de subsidio directo con los cuales se regala dinero a los agricultores, campesinos y ganaderos para mantener este tipo de actividades improductivas, depredadoras y, además, emisoras de GEI.
El cuarto emisor en México es la industria petrolera, básicamente PEMEX. Aquí el problema es la falta de inversión en equipamiento, infraestructura, eficiencia energética y recuperación del gas natural y del metano que se emite a la atmósfera en forma de venteos o de quemas (como todos sabemos, el metano es un GEI muy potente).
Después vienen sectores de menor importancia: la industria manufacturera, que realmente pinta poco en el panorama total del inventario de emisiones del país. También están las emisiones de metano de los rellenos sanitarios y las granjas de cerdos, y las emisiones de óxido nitroso por el uso de fertilizantes. Básicamente ése es el escenario.
Si vamos a ser serios, el gran desafío de política pública en materia climática en México implica (1) eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, la gasolina y el diesel; (2) establecer un carbon tax, un impuesto al carbono, para estos combustibles automotrices nada más (no para los combustibles industriales) y paralelamente reducir el Impuesto sobre la Renta; (3) abrir el sector eléctrico a la competencia y a la inversión privada; establecer, especialmente en materia de generación eléctrica con energías renovables, un sistema de primas o, como se dice en inglés, feed-in tariffs, por kilovatio-hora, a los productores de electricidad con fuentes renovables. Estas primas deben financiarse con la eliminación de subsidios a la electricidad, y con un programa masivo de instalación de sistemas de generación de electricidad solar en hogares, industrias y servicios; (4) abrir pemex a la inversión privada, especialmente en materia de eficiencia energética y recuperación de gas; (5) combatir la deforestación, para lo cual deben eliminarse los subsidios perversos, como los que ya comentamos, y sustituirlos por subsidios que impulsen a los campesinos y agricultores y los comprometan con la recuperación y conservación de los sistemas forestales, y (6) crear una serie de incentivos tanto a la industria como a los gobiernos municipales para que reduzcan sus emisiones.
José Sarukhán
Básicamente los mismos de cualquier otro país, pero quizás exacerbados por la posición geográfica de México, que tiene costas a varios mares, tres de ellos muy complicados: el Golfo de México, el Caribe y el Pacífico. Prácticamente todas nuestras costas están sujetas a los embates de estos fenómenos que se han agravado por el cambio climático. El otro problema es el efecto de la sequía, de la que ya tuvimos una prueba este año, y que cada vez va a presentarse con mayor frecuencia y severidad.
¿Han sido correctas y suficientes las estrategias y políticas públicas que el gobierno ha aplicado para disminuir los efectos del cambio climático?
Javier Crúz
Para disminuir los efectos del cambio climático, no han sido casi nada. Exactamente ése es el problema. Al gobierno mexicano le funciona muy bien tomar acciones de mitigación, como la fantasía de sustituir focos incandescentes por focos ahorradores, acción que no es reprobable en sí misma pero que es minúscula en relación con la magnitud del problema.
Hay algunas acciones de mitigación, pero no estamos, de ninguna manera, entre los emisores de GEI más importantes. Además, internamente mitigar no nos va a traer más que beneficios secundarios. No compensa de ninguna manera lo que no tenemos: buenas políticas públicas de adaptación al cambio climático y de disminución de la vulnerabilidad. Esto es lo primero que hay que hacer, no cambiar foquitos: identificar las zonas geográficas y socioeconómicas más vulnerables a los distintos escenarios de cambio climático y actuar en consecuencia con fines de adaptación, no de mitigación de emisiones.
César A. Domínguez
Pasa como con todos los problemas globales: no es suficiente lo que haga una sola comunidad o un solo país. Tiene que haber una estrategia mundial. En este sentido, hay varias iniciativas, como las cumbres climáticas. De hecho, México ha destacado por el papel que ha jugado en la materia. Existen iniciativas muy importantes del Instituto Nacional de Ecología (ine) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (conanp) para diseñar las estrategias que vamos a tener ante el cambio climático. Muchas pasan por la adaptación y están centradas en lo que deberíamos de hacer como género humano, en nuestras actividades del día a día.
El problema es que algunos de estos procesos son muy difíciles de detener: si cambia el clima muy rápido, hay muchísimos animales, plantas, organismos que van a ser incapaces de responder. Lo que esperamos son efectos muy importantes en las tasas de extinción de organismos. Es decir, problemas graves.
Creo que México está en el camino, pero lo que hagamos nosotros no va a ser suficiente mientras no haya una verdadera política mundial para detener el problema. Sin embargo, no parece que algunos de los países más importantes quieran esto.
Creo que hay iniciativas muy importantes del gobierno de México. Conozco con detalle la del ine, que tiene un programa de cambio climático muy fuerte, y la de la conanp, que acaba de publicar la estrategia de cambio climático para las áreas protegidas. Son importantes aunque todavía no son suficientes porque la magnitud del problema es enorme.
Los que vivimos en la Ciudad de México desde hace muchos años sabemos que ha habido esfuerzos enormes para disminuir la contaminación urbana. Recordemos que en los ochenta teníamos problemas muy graves de contaminación. La situación está mejor ahora, en cierto sentido, pero cambiamos unos contaminantes por otros, y no es suficiente. A pesar de que hay mejor tecnología y se fiscaliza mejor la forma en que las fábricas y los automovilistas contaminamos, el crecimiento de la población y del número de coches, por ejemplo, provoca que lo que estamos haciendo simplemente no se note. En realidad, estamos disminuyendo la velocidad del deterioro, pero nos movemos en la misma dirección; es decir, vamos mal, pero a una tasa más lenta. […]
Tenemos tasas de deforestación altísimas. La quema de combustibles fósiles, la agricultura y el cambio de uso de suelo son los tres factores que más impactan sobre el cambio climático. Los bosques son “sumideros de carbono”, es decir, son sitios donde se absorbe carbono de la atmósfera. Al deforestar, reducimos la cantidad de sitios donde se fija el carbono. Además, generalmente se deforesta para la agricultura. Si se trata de arroz es terrible porque produce muchísimo metano; si es ganado, también, porque los desechos de las vacas también generan GEI.
Esos dos problemas no están resueltos ni en México ni en gran parte del mundo. Hay que hacer muchísimo más. Necesitamos políticas muy claras que tengan un efecto y, sobre todo, necesitamos que las políticas se cumplan. Yo creo que la falta más grande que tenemos en México tiene que ver con esto último.
José Gaxiola López
Aquí tengo que contestar que incorrectas e insuficientes, dados los resultados obtenidos y reconocidos por el propio gobierno. Hay mucha administración, poca política pública y nulo mejoramiento ambiental, tanto en lo urbano como en lo rural.
Gabriel Quadri
Yo creo que no han sido políticas serias, sino más bien una colección de medidas coyunturales, no verificables. Ha sido una especie de ensalada de acciones aisladas de diferentes dependencias gubernamentales y que en realidad no tienen un impacto relevante en términos de las emisiones del país a largo plazo.
Me parece que sin la eliminación de los subsidios, sin la apertura a la inversión privada franca, sin una estructura de primas a la generación de electricidad con fuentes renovables, sin un carbon tax, sin eliminar o sustituir los subsidios agrícolas en el país, no hay forma de que realmente tengamos una política climática seria. Lo demás tiene un impacto marginal que no puede tomarse con seriedad.
José Sarukhán
Yo creo que hay una intención de que ocurran cambios, pero ni en México ni en ningún otro país, prácticamente, se están tomando medidas que correspondan a la envergadura del problema.
La respuesta sería “no”. Pero la quiero calificar, porque daría la impresión de que solamente en México no estamos haciendo las cosas. No es consuelo, desde luego, que en otros lados tampoco se hagan, pero ciertamente nos falta mucho por hacer en todo el mundo: medidas con efectos mucho mayores, mucho más extensas e intensas de lo que hemos hecho hasta ahora.
¿Qué papel ha tenido y puede tener México respecto a las políticas mundiales para mitigar el cambio climático? ¿Cuál es su balance de la acción multilateral ante el cambio climático?
Javier Crúz
Nuestro país ha desempeñado el papel que insinué en la respuesta anterior. México es uno de los niños aplicados del salón en el sentido de que históricamente siempre entrega a tiempo y pulcramente el inventario de emisiones del país. A los representantes del gobierno les aplauden mucho, y más cuando en foros internacionales dicen que aunque no estamos tan obligados como otros países, emprendemos acciones de mitigación, como la plantación de árboles y esa clase de cosas.
Eso es lo que han hecho. ¿Qué es lo que deberían hacer? Si se van a tomar la mitigación de emisiones en serio, México tiene un potencial que no tiene ninguno de los países del hemisferio norte: debería tener ya una política de transición energética hacia una combinación de energías solar, eólica y geotérmica. México es el segundo país con mayor potencial en el mundo para generación de energía a partir del calor de la Tierra y, sobre todo, a partir de la irradiación solar en el noroeste, que es brutal, y que es brutalmente desaprovechada.
Sólo en Sonora hay más energía solar que en toda Alemania, pero este país genera muchas veces más electricidad con energía solar que México. Es un desperdicio para el cual yo no encuentro justificación. Es inexplicable que México no esté planificando seriamente una transición a la generación de electricidad con sol, viento y geotermia.
Respecto a la segunda pregunta, […] da la impresión de que los esfuerzos están muy por debajo de lo que el problema exige. Yo no veo ninguna sociedad, ni europea ni asiática, muchísimo menos la de Estados Unidos o la nuestra, que esté reaccionando con programas de la talla que hace falta para verdaderamente empezar a darle vuelta al problema.
Soy especialmente pesimista respecto al futuro: no veo, ni de broma, que podamos mantener el planeta debajo de un aumento de dos grados centígrados, y no está para nada claro que las personas que tienen que decidir hayan entendido lo que va significar ese aumento en varios frentes (de salud, seguridad alimentaria, estabilidad socioeconómica, etcétera), lo que va a significar un planeta con cuatro grados más de temperatura. Tristemente, parece probable que eso es lo que vamos a tener.
César A. Domínguez
Creo que el papel que puede desempeñar México es muy importante. Ha tenido un papel relevante, y es un protagonista en las discusiones a nivel mundial. El problema es, en mi opinión, que no ha habido muchos resultados tangibles: no estamos reduciendo la tasa de emisión de GEI, no estamos reduciendo las tasas de deforestación en México ni tampoco en muchos otros lugares del mundo. Ésas son las acciones que podrían tener un impacto.
Aunque en la parte política México tiene un papel destacado, lo que necesitamos es que todas las organizaciones multinacionales de verdad tengan propuestas concretas que se llevan a cabo. Mientras eso no ocurra, vamos a seguir siendo testigos del deterioro cada vez mayor de nuestro ambiente, del cual dependemos.
En el discurso, todo el mundo parece estar preocupado por el cambio climático, pero a la hora de firmar acuerdos, muy pocos lo hacen. Creo que China es ahora el principal emisor de GEI. Desplazó a Estados Unidos, que fue durante muchos años el productor de GEI más importante del mundo. Eso quiere decir que sostener una economía como la suya depende de tener emisiones enormes de GEI. Si de verdad estuvieran preocupados por el cambio climático, tendrían una política para reducir esa maquinaria tan impresionante que poseen. Lo que yo me pregunto es si están de verdad dispuestos a hacerlo, y creo que la evidencia que tenemos es que no, al igual que otros países.
En Estados Unidos o en Australia, la calefacción y el aire acondicionado producen un porcentaje importante de gases. Una medida que incluso parecería superflua, como bajarle un poco a la calefacción y al aire acondicionado, podría tener un impacto muy importante sobre los GEI. Podemos ver también que las grandes tasas de crecimiento de China, que todo mundo envidia, dependen de la quema de carbón mineral, que también es una enorme fuente de GEI.
¿Qué tiene que ocurrir? Tiene que haber un cambio en el paradigma del desarrollo económico, y esto pasa casi necesariamente por la igualdad: un mundo más igualitario, donde los que tienen mucho no tengan tanto y los que tienen poco tengan más, impactaría en la emisión de GEI y los problemas ambientales.
José Gaxiola López
A lo que puede aspirar México es a que se cumplan los acuerdos internacionales del Protocolo de Kyoto, que vence en 2012 y que obliga a reducir la emisión de gases causantes del cambio climático, particularmente los cinco más nocivos. De no cumplirse, vendrán fenómenos como el desplazamiento de zonas de vegetación, tormentas y el trastrocamiento de patrones ecológicamente determinados, lo que provocará la desaparición o la migración de animales y vegetales.
Aunque la mayoría de los países se han comprometido con la reducción de esos gases, las metas no se han cumplido. […] México puede hacer poco al respecto; no tiene nada que presumir a nivel mundial, y la deforestación y la degradación de la montaña continúan, por ejemplo.
Sabemos también que la geopolítica de apropiación de la naturaleza –en particular del agua, la biodiversidad y el paisaje turístico– ha provocado una degradación ecológica asociada con la sobreeconomización del mundo y la mercantilización de la ecología. Sin embargo, no actuamos. Veremos qué pasa en la cumbre de Sudáfrica.
Gabriel Quadri
Creo que México ha hecho un buen papel en la arena internacional, asumiendo cierto liderazgo, siendo promotor y facilitador importante. Es un tema que le ha interesado directamente al Presidente Felipe Calderón. Creo que en esa medida la tarea internacionalista de México ha sido productiva.
Desgraciadamente, como México ha perdido relevancia en el concierto internacional y ni siquiera es considerado como una potencia emergente, ha pasado a un tercer plano y su influencia se ve muy limitada: llega a ser escenográfica y retórica, desgraciadamente. Mientras el país no recupere el prestigio internacional y la posición de liderazgo que alguna vez tuvo, va a ser muy difícil que influya realmente en el proceso de negociación hacia un nuevo régimen de cambio climático.
Por otra parte, creo que el sistema multilateral está en crisis. La búsqueda de un esquema global de regulación de los GEI enfrenta cuellos de botella que hasta ahora han sido muy difíciles de superar. Esto tiene que ver un poco con la geometría de las relaciones geopolíticas y económicas y con circunstancias internas en países y regiones clave, como Estados Unidos y la Unión Europea.
Creo que a veces el sistema multilateral ha llegado a ser una camisa de fuerza. Sin abandonarlo, deben buscarse mecanismos paralelos, concurrentes y alternativos, ya sea bilaterales o regionales, que exploren nuevas posibilidades para definir políticas en materia de cambio climático.
Dada su situación interna, será difícil que Estados Unidos se comprometa a la firma de un nuevo tratado internacional jurídicamente vinculante de reducción de emisiones. Si no lo hace Estados Unidos, tampoco lo van a hacer China ni los grandes países emergentes, como India y Brasil. Europa está fragmentada y sumida en una profunda crisis económica y política, y su liderazgo está erosionado. Todo lo anterior impedirá que el esquema multilateral avance de manera eficaz en los próximos años. A reserva de que pueda haber alguna sorpresa en Durban (ojalá me equivoque), no podremos esperar demasiado en los próximos años. Esto es muy preocupante porque la ciencia documenta cada vez con mayor solidez el proceso de calentamiento global, y se hacen análisis cada vez más serios y preocupantes sobre las consecuencias que esto va a tener en el planeta.
José Sarukhán
Básicamente, insistir en que el acuerdo al que en principio se llegó en Cancún –reducción de la deforestación y de la degradación forestal– tome forma concreta, tenga normas y reglas claras, y haya recursos para estimular la creación de mecanismos y la realización de acciones para tal fin. Esto va muy lento y todavía no hay reglas y normas bien establecidas, inequívocas y justas, que den a los países y los dueños de los bosques los estímulos necesarios para reducir la deforestación a cero o hasta donde sea posible.
De allí en fuera, yo no veo mucho. Francamente, mis pronósticos para la reunión de Durban no son halagüeños. Allí se deberían tomar compromisos claros, porque Kyoto se acaba en enero del año próximo, pero no se van a tomar porque no hay una actitud realmente positiva por parte de todos los países desarrollados. Por todo lo que uno lee y oye de los colegas, la actitud es la de “vamos a esperar, no es adecuado ahora porque las economías van a sufrir”, etcétera. Sí, seguro que van a sufrir las economías, pero vamos a sufrir mucho más no sólo las economías sino también los trozos más desprotegidos de la sociedad, que son enormes, si no hacemos nada. Es una irresponsabilidad que va a tener un costo histórico muy duro para quienes sufran los efectos de lo que no hemos hecho ahora.
Es una lástima que los mecanismos multilaterales, como el de las Naciones Unidas, estén demostrando ser básicamente incompetentes e inadecuados para resolver estos problemas que nos afectan a todos.
En materia de políticas públicas, legislación y organización ciudadana, ¿en qué lugar se encuentra México con respecto a países líderes en materia de mitigación del cambio climático?
Javier Crúz
No sé si es una comparación justa porque los países líderes en mitigación están en una de dos situaciones: emiten tan pocos gases que pueden mitigar sin el impacto socioeconómico tan grande que otros países utilizan como justificación para no mitigar; o bien, por el contrario, son países que entienden (estoy pensando en el Reino Unido) que les resulta económicamente redituable invertir ahora en una transición hacia una economía mucho más libre de carbono y que por lo tanto están mitigando, no sé qué tanto por conciencia ambiental y qué tanto por un cálculo de eficiencia económica, lo cual estaría bien.
El caso de México es especial porque somos el emisor número 10. No somos totalmente despreciables en el conteo global, pero emitimos alrededor de 1.2% del total de GEI de todo el planeta. Esto quiere decir (y éste es un argumento que le escuché a Carlos Gay años atrás) que si milagrosamente México redujera a la mitad sus emisiones de GEI (cosa que no va a suceder), el impacto global sería de 0.6%. En términos de darle vuelta al problema, es insignificante. Hacer un esfuerzo titánico para reducir a la mitad nuestras emisiones, con todas las consecuencias del caso, tendría un impacto bastante despreciable en el conteo global. Los que tienen que hacer ese tipo de reducciones son los que generan más allá de 10 ó 15% de las emisiones totales: India, China, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón. Éstas son las naciones que sí se deben plantear, porque tendría sentido, buscar reducciones de arriba de 30 ó 50%.
César A. Domínguez
Me parece que se han hecho cosas. Organismos como el INE, la CONANP y la Comisión Nacional para el Conocimiento y el Uso de la Biodiversidad (CONABIO), han estado preocupados porque muchos fenómenos biológicos, sociales y económicos van a depender del cambio climático.
Lo que no está tan claro, más allá de lo que parece una especie de rumor catastrofista, ocurre a nivel de la población. Yo creo que nos hace falta muchísima educación para entender qué es el cambio climático, lo que en realidad, si se plantea de manera sencilla, no debería costar mucho trabajo. Nos daríamos cuenta que hay acciones que podríamos realizar en el día a día y que impacten sobre el problema. Debemos darnos cuenta de que nosotros contribuimos también al cambio climático. No es que seamos los culpables, pero contribuimos igual que todo el mundo. Esta educación, sobre cambio climático y sobre todos los problemas ambientales, debería tomarse muy en serio en las escuelas, en las campañas de los medios de comunicación. Sin que se hablara en términos catastrofistas, podríamos tener una visión bastante balanceada de lo que significa hacer o dejar de hacer ciertas cosas. Me parece que esto es lo que más nos está fallando.
José Gaxiola López
En esto somos muy buenos los mexicanos, en legislar e institucionalizar problemas. Tenemos un marco institucional y un aparato político-administrativo de país muy desarrollado, pero los problemas ambientales de México persisten. Una gran proporción de las leyes y normas ambientales no se cumple por omisión, corrupción e incapacidad de la autoridad para imponer la ley.
No existe una política racional para conservar los manglares, dunas, arrecifes de coral, humedales, pese al importante papel que éstos juegan para aminorar los efectos del agua y el viento. No se aborda el tema de la contaminación transgénica y de sus efectos en la biodiversidad del país, y se han dado cheques en blanco a corporaciones internacionales para crear organismos genéticamente modificados, lo que crea riesgos y conflictos en nuestra sociedad.
También existe la piratería de la biodiversidad: en 2003 se reveló que una empresa de Estados Unidos podría crear organismos totalmente nuevos para la producción de energía a partir del código genético de ciertos organismos encontrados en diferentes lugares. […] En México, la empresa tomó muestras en los manglares y cerca de las costas de Yucatán, alrededor del volcán submarino de asfalto, donde existen bacterias que sobreviven a más de tres mil metros de profundidad y que son capaces de realizar procesos de quimiosíntesis en lugar de fotosíntesis, es decir, que producen energía de una forma distinta.
La desaparición de especies pone en evidencia el fracaso mexicano en el manejo de la biodiversidad y los ecosistemas: en los últimos 50 años han desaparecido 25 especies de peces, 12 de aves, 12 de mamíferos y 60 de plantas. En los últimos 25 años se incrementó 100% el número de especies amenazadas, lo que significa que cuatro de cada 10 especies están en peligro de extinción, entre ellas 12 mil de plantas y mil 200 de animales vertebrados.
Las políticas de conservación y protección se restringen a organismos que son grandes y vistosos, hermosos y llamativos; que son económicamente importantes y que tienen valor doméstico, o que son característicos de una región y proporcionan recreación y esparcimiento. Falta poner en práctica otros criterios para conservar taxones que tienen gran importancia en el ecosistema y que son fuente de información sobre la estructura trófica de éste.
La idea de que la humanidad puede restaurar o reparar el entorno natural juega un papel importante en las decisiones de política ambiental. Se nos invita a plantar árboles. No obstante, no se conocen proyectos de restauración de gran envergadura y los pequeños han fracasado. Las políticas de restauración no siempre devuelven a la naturaleza su valor completo. Es un error intentar restaurar la naturaleza, en lugar de restaurar las relaciones humanas con la naturaleza no humana.
México no ha puesto la debida atención a la interacción entre sus mares, costas, islas con su estructura hidrológica. La asociación energética entre océano y atmósfera es fundamental para el clima general y para la circulación en gran escala de ambos. En ello podemos encontrar una explicación de la erosión en México, por ejemplo. […] La acentuación de la acidificación de los suelos puede resultar irreversible, como también la desaparición de los organismos vivos y la destrucción de arcilla. Pero la destrucción de biomasa y la desecación del suelo alteran o aniquilan fauna y microflora. Si la degradación de la materia orgánica disminuye, el suelo se acidifica, lo que constituye una limitante para los agroecosistemas tradicionales y los cultivos rentables. […]
A lo más que se ha llegado como política pública es a tratar de evaluar los impactos ambientales, expedir normas, autorizar proyectos incluso ambientalmente contradictorios, como los desarrollos turísticos, y pugnar por una ecología económica o sustentable.
Gabriel Quadri
Yo creo que hay una gran desinformación en México. A la gente que está medianamente informada el tema le preocupa, y el gobierno dice que le preocupa. Sin embargo, el gobierno no ha sido honesto intelectualmente en materia de política pública respecto al cambio climático. No ha dicho a la gente qué hacer y que esta lucha implica necesariamente ponerle un precio a las emisiones de carbono, lo que supone eliminar los subsidios de los combustibles, poner impuestos a los combustibles fósiles y cambiar la política fiscal. […]
No hay una discusión seria sobre una reforma al sector eléctrico, ni tampoco sobre la reducción o eliminación de subsidios al consumo de electricidad. El gobierno no ha explicado que estos subsidios, además de que son una perversión fiscal y social en materia de distribución del ingreso, son una perversión ambiental y climática. Recordemos que en México ha habido años, por ejemplo 2008, en que los subsidios a la gasolina, el diesel y la electricidad han llegado a representar hasta 15% del gasto público. Es obsceno que el gobierno asigne 15% de todo su presupuesto a subsidiar el derroche energético. Es algo incomprensible.
Creo que el gobierno no explica, que no ha habido liderazgo ni capacidad de persuasión y compromiso, y por eso la gente, la opinión pública, está un poco desinformada. Aunque sí le preocupan las cosas, no sabe que cambiar las cosas significa cambiar nuestros patrones de vida y estilos de consumo.
José Sarukhán
Mejor que algunos, como Estados Unidos, y peor que otros, como los países escandinavos. Yo creo que estamos en una medianía, y la razón es muy sencilla: la gente, la ciudadanía, no está informada adecuadamente sobre la severidad del problema que estamos enfrentando.
Los medios de comunicación han faltado absolutamente a una responsabilidad cívica, humana, y yo diría que ética incluso, de difundir con seriedad, honestidad, objetividad y de manera muy accesible el tamaño del problema que tenemos. Mientras la gente no se percate de esto, va a ser muy difícil esperar que cambie de comportamiento y actitudes […]. Esto es un problema en todo el mundo porque, con algunas excepciones –y otra vez estoy hablando de los países escandinavos–, la mayor parte de las sociedades o no tiene esa información o está en tales condiciones de marginación social y económica que la preocupación más grande es cómo va a comer al día siguiente, cómo va a cuidar la salud de su familia y cómo va a mantenerla.
Tenemos un problema verdaderamente severo: en los países más industrializados, que son los más culpables del problema de cambio climático, los medios no están haciendo absolutamente nada serio para realmente informar a la sociedad.
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ARIEL RUIZ MONDRAGÓN es editor. Estudió Historia en la UNAM. Ha colaborado en revistas como M Semanal, Metapolítica y Replicante.
De vacaciones por México, enterandome por internet de este país que me acogió hace muchos años y otros tantos que tenia sin volver, me encuentro con este bien trabajado ensayo una voces conocidad por mi mando saludos al exrector Jose Sarukhán, Al Dr. Dominguez y en especial a José Gaxiola, co-fundador del primer posgrado internacional sobre medio ambiente en America Latina. Felicito a Este País.
Bien por el articulo. Me gustan las opiniones de Cruz y Dominguez, aunque no creo que Mexico haya jugado algun papel determinante en el Tema. Mucho menos con una secretaria de relaciuones exteriores incolora, insipida etc.
Hace poco màs de 25 años en un seminario-taller sobre medio ambiente el profesor nos dijo que la cuestión del deteriorio ambiental, para sensibilizar a los gobiernos, debía convertirse en un asunto internacional, pero nos advirtió que cuando eso sucediera esos gobiernos encontrarían en esta conversión multilateral o global el mejor pretexto para evadir su responsabilidad con la ecologia, el medio ambiente y la calidad de vida local.
Me dió gusto leer a quien nos impartió aquel taller de medio ambiente y desarrollo; el Profesor José Gaxiola
En Durbal se confirmó el fracazo del esfuerzo multilateral para combatir el calentamiento global. Murio el protocolo de Kioto y aquí en México los legisladores presentan un proyecto de ley contra el calentamiento global. Haganme el …gado favor y tenemos un partido verde que es verguenza del mismo color. LOS FELICITO POR EL TEMA.
Muy bien aunque en la realidad poco se avanzo en Durbal. Que Gaxiola hable de su experiencia en las provincias del africa negra sobre sus vivencias en el tema ambiental. Felicito a todos los autores.
Felicito a Quadri y a Gaxiola, por dejar de ver que el problema ecologico, ambiental, de contaminacion no son cosas nacionales como la politica, la economia y otras hierbas. ES ASUNTO PUNTUAL GEOGRAFICAMENTE HABLANDO.
Muy buenas opiniones todas bien contestadas, me gustaron las de Sarukhan y gaxiola.