Canto de los amigos
A Javier Pulido Luna
Ya viene el pájaro cerveza,
ya esparce su abundancia,
ya se alegran los que tienen afligido el hígado,
ya se alegran nuestros pies.
Gocemos, oh amigos,
al ave de la sangre clara o de la sangre oscura,
gocemos al ave del plumaje de vidrio,
al ave del pico de corcholata.
Oh amigos,
si en verdad vamos a perecer
allá en la región de la resaca,
allá en la región de la cruda moral;
si es verdad que existen los separos
donde dicen que nadie perdura,
donde se tiene miedo;
entonces choquemos nuestras copas
para que suene un cascabel alegre,
para que cante el pájaro cerveza.
Él ha llegado
de la tienda del señor del delantal de hule,
de la tienda del señor del delantal florido,
él ha llegado para derramarse,
ya se sacrifica en nuestras bocas,
su canto embriagador ya se propaga,
nos da sus flores de espuma,
adormece nuestras lenguas.
Celebremos, oh amigos,
al pájaro cerveza,
con los caracoles que salen del cigarro,
con las mariposas del eructo.
Oh, que nunca cese el canto
del pájaro cerveza.
Campanada
El hombre hizo sonar la campana de la iglesia:
jaló la cuerda y la cuerda era un puente
que iba de sus manos al sonido;
soltó la cuerda y la cuerda era un fósforo
donde brotó un incendio de sonido;
una campana quieta es un idioma cerrado,
es un vaso con agua de sonido;
y el hombre movió la cuerda; la cuerda, la campana;
la campana se inquietó y regó su idioma;
la campana osciló tanto que se rompió en sonido;
el hombre hizo estallar una ola de sonido,
y a cada campanada le seguía otra ola de sonido;
el aire, de repente, se salpicó de eco y de palomas.
Muchachas del metro Universidad
En el esperadero, muchas veces,
están llenas de olor, firmes, ajenas;
asedian sus relojes, no hacen ruido;
con su hermosura sísmica o pasiva,
están ciertas muchachas que no sé;
ciertas en donde no hundiré mis dedos,
Penélopes furtivas,
mujeres que jamás he de saberlas,
gozarlas más allá de sus zapatos,
herirlas labialmente
o derramarlas o dormir con ellas;
están ciertas muchachas,
pacientes o punzantes,
¿a quién esperarán y cuánto tiempo?
¡Yo fuera su esperado!
Emulación de Catulo
Emilia, me preguntas cuántos besos
me serían bastantes y de sobra.
Cuántas calles se extienden y disipan
y derraman en la Ciudad de México,
entre los pedregales del Ajusco
y el cielo bravo y gris de Ecatepec;
cuántas estrellas hieren la penumbra
mientras los amorosos las contemplan;
que beses tantas veces basta y sobra
para este loco Luis, y que no existan
curiosos que enumeren tantos besos
ni lenguas envidiosas que los dañen.
Mariposas blancas
Pliego de papel, pliego de luna,
luna repartida en mariposas,
¿cómo es que la luna a mediodía
vino en mariposas a la tierra?
Pliego de papel hecho pedazos,
esto de volar es una fiesta de papel,
es el resultado de la luna si no hay luna,
es porque la luna se desgaja,
se deshoja en múltiples papeles,
la luna suavemente se destila,
le salen mariposas, las he visto,
he visto cómo vuelan
pedazos de papel
y frases incompletas de la luna;
una danza plural de mariposas
engolosina al aire.
——————————
LUIS FLORES ROMERO (Ciudad de México, 1987) estudió Letras en la unam. En 2010 ganó el concurso literario de la revista Punto de partida en la categoría de poesía. Estos poemas pertenecen al libro Gris urbano, de próxima publicación.