Estados Unidos enfrenta una crisis que va mucho más allá de la debacle financiera. Internamente y de cara al mundo, se halla en un momento de definición. En estas delicadas circunstancias, sin embargo, la clase política y la sociedad en general aparecen divididas, y no se vislumbran los grandes acuerdos que el país necesita.
Mientras los contendientes a la candidatura Republicana a la presidencia prometen en los debates recuperar el liderazgo mundial de Estados Unidos, 69% de los ciudadanos de ese país declaran en una encuesta1 que no consideran que su condición económica mejorará el siguiente año —respuesta que tenía 50 años sin darse—, y solamente 48% de los encuestados piensa que sus hijos superarán el nivel de vida de sus padres, lo que es indicio de que los estadounidenses perciben un debilitamiento de su país en el mundo y un descenso social que rompe con el ideal del “sueño americano”.
Este artículo no pretende establecer una tesis “spengleriana”2 del declive de Estados Unidos en la escena mundial. Su propósito es presentar un panorama de la situación actual de ese país y del impacto que ésta tiene en los equilibrios de poder mundiales y particularmente con México.
Estados Unidos alcanzó su máximo poderío después de la disolución de la Unión Soviética en 1991. Se convirtió en la primera potencia mundial y no existía país alguno que pudiera igualarlo económica o militarmente y servir de contrapeso.
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 afectaron esta supremacía. A pesar de la desproporción inmensa entre las fuerzas de Estados Unidos y Al-Qaeda, las consecuentes invasiones de Afganistán e Iraq y sus dudosos resultados después de 10 años de combate, tuvieron efectos incalculables. Los ejércitos debieron ser retirados sin una clara victoria. El costo: 6 mil 300 efectivos muertos, 44 mil 832 soldados heridos y mutilados, 122 mil 590 civiles muertos,3 1.3 trillones de dólares gastados y un enorme costo para la seguridad interna.
La crisis financiera de 2008 y la posterior recesión económica, que tuvo como resultado un alto desempleo y una disminución en el consumo; la consecuente espiral económica descendente, y la imagen externa de ingobernabilidad debida a la sistemática obstrucción republicana de las iniciativas del Presidente Obama, mermaron la confianza de la comunidad de las naciones en el liderazgo de Estados Unidos.
Un punto de partida del análisis se basa en los índices de prosperidad que desde 2007 elabora el Legatum Institute.4 Se trata de un estudio mundial de los factores que impulsan o restringen la prosperidad de las naciones con base en la riqueza y el bienestar. El estudio ubica a este país en la posición 10 de entre 110 países. Otro indicador del mismo estudio muestra el retroceso de Estados Unidos en materia económica. Descendió al lugar 18, mientras que China se ubicó por primera vez en el 10. Este subíndice considera las políticas macroeconómicas, la satisfacción y las expectativas económicas de la población, las bases del conocimiento y la eficiencia del sector financiero. De acuerdo con el Instituto, las razones por las que Estados Unidos tuvo este retroceso se deben al alto costo de iniciar negocios, el desarrollo económico inequitativo y la disminución del gasto en investigación y desarrollo.
Al respecto, hay que destacar también la irresponsable actuación de las entidades financieras estadounidenses, que dio lugar a la mayor crisis económica desde 1929 y a una recesión profunda, y que motivó el rescate del gobierno a un altísimo costo, lo que ha generado una reacción negativa entre la población. El ambiente político que vive actualmente Estados Unidos se refleja en el enojo de grandes sectores de la población contra las instituciones financieras nacionales. La principal encarnación de esta inconformidad es Occupy Wall Street, movimiento de protesta nacido en Nueva York que se ha extendido a numerosas ciudades dentro y fuera del país.
Otro hecho que impacta negativamente el desarrollo de Estados Unidos es el de la inequitativa distribución de la riqueza. Un reporte de la Oficina del Presupuesto del Congreso revela que en las últimas tres décadas el ingreso promedio del 1% de la población más rica creció 275%; el de la clase media, que representa 79% de la población, creció 40%, y el del sector con menores ingresos (20% de la población total) creció únicamente 18%. Un reporte del Pew Research Center5 plantea que entre 1979 y 2006 la tercera parte de la población estadounidense de clase media descendió en la escala de ingresos.
Por otra parte, un reporte de la Oficina del Censo establece que 49.1 millones de personas (16% de la población, esto es una de cada seis personas) vivían en la pobreza en 2010, lo que representa un incremento de 3.6% desde 2000. Los más afectados eran los ancianos, los hispanos y los afroamericanos.
En 1950 la deuda de los hogares en Estados Unidos equivalía a 34% del ingreso doméstico. En 2011 equivale a 115%, lo que exhibe el cambio tan drástico que se ha observado en ahorro familiar y hábitos de consumo, así como el alto endeudamiento privado.
Lo anterior se relaciona directamente con el elevado déficit presupuestal del país,6 debido a la disminución del ingreso fiscal por la crisis, a que el gobierno se ha endeudado en los últimos 10 años por arriba de sus ingresos, y a la confrontación política entre los demócratas y los republicanos respaldados por el Tea Party en relación con el equilibrio del presupuesto. Esta confrontación ha conducido a una parálisis gubernamental de graves consecuencias y a una reducción de la calificación de la deuda. Dado que el ingreso anual del gobierno federal fue del orden de 18.3% del PIB en 2010, y que el gasto anual se ha mantenido en 21% del pib desde 1971, existe un déficit de aproximadamente 3% que debe ser cubierto mediante el incremento de los impuestos, la eliminación de las exenciones de impuestos a los más ricos, una reducción drástica del presupuesto o una combinación de todas estas medidas.
Otro indicador significativo del Legatum Institute se refiere a la Educación. Estados Unidos se ubica en la posición 13 del Índice de Prosperidad. El número de graduados de educación superior con grado de maestría (7.62%) y doctorado (2.94%) se ha reducido en comparación con países de Asia —Japón, Corea del Sur— y de la Unión Europea —Alemania, Suiza. En materia de investigación y desarrollo, el gasto de 2.62% del pib se ha quedado atrás del de países como Israel (4.53%), Finlandia (3.45%), Japón (3.39%), Corea (3.23%) y Suiza (2.9%). Los graduados en ingeniería representan el 6%, vs. el 20% en Japón y el 16% en Alemania.
El noveno sitio que ocupa Estados Unidos en gobernabilidad se debe a la falta de confianza en el gobierno por parte de la población, así como a las fallas del sistema electoral y a la influencia desmedida del lobbying y de los medios de comunicación en las elecciones.
Un elemento adicional a considerar es el demográfico. La población de Estados Unidos, como en la mayoría de los países desarrollados, está envejeciendo. Se estima que para 2030, 72 millones de personas —19.3% de la población— tendrá 65 años o más, lo que representa prácticamente el doble que en la actualidad. La tasa de natalidad, que actualmente es de 2.1%, se mantendrá baja. Esto significa que la fuerza de trabajo crecerá 0.6% anualmente en los 40 años siguientes, por abajo del 2% anual registrado entre 1950 y 1985,7 lo que debilitará el desarrollo económico. Un mayor número de personas en el retiro significa un menor consumo doméstico, menor compra de bienes duraderos y la disminución de los valores bursátiles por la venta de acciones para financiar el retiro.
Finalmente, cabe considerar tres factores más: el deterioro de la infraestructura, los altos costos de la atención médica y la crisis de los fondos de retiro.
La calidad de la infraestructura de transporte de Estados Unidos se ubica en el lugar 24. Las carreteras están en el lugar 20, al igual que los ferrocarriles; los puertos ocupan la posición 23 y el transporte aéreo, la 31. Se requerirá una gran inversión para reparar y mantener en funcionamiento esta infraestructura y recuperar así la competitividad.
Los altos costos de la atención médica y de las primas de seguros, así como los bajos índices relativos de algunos indicadores de salud —según reportes de la Organización Mundial de la Salud que ubican a Estados Unidos en el lugar 37— afectarán negativamente la productividad y el desarrollo económico del país. Para 2019, el gasto total en salud se elevará a 20% del pib. Ello supondrá una reducción del gasto en otros rubros necesarios para el desarrollo.
Estados Unidos se encuentra en una encrucijada y la forma como se resuelvan los problemas que comprometen su futuro determinará el grado de recuperación de la crisis actual. De continuar el enfrentamiento ideológico y la parálisis gubernamental, Estados Unidos se precipitará en una espiral descendente de difícil predicción. Una sabia conducción, en cambio, le permitirá conservar el liderazgo mundial.
El análisis cuidadoso de esta situación permitirá a México anticipar efectos negativos políticos y económicos y aprovechar oportunidades. La transformación de Estados Unidos en una sociedad posindustrial permitirá a México cubrir los huecos en el mercado de trabajo y de servicios. Anticipamos que el envejecimiento de la población obligará al país vecino a modificar sus leyes migratorias y a exportar actividades productivas que los altos costos internos vuelven insostenibles.
Un gran número de retirados no podrá vivir con el reducido monto de sus pensiones de retiro en Estados Unidos y buscará residir en países que le ofrezcan un buen nivel de vida. Los altos costos de la atención médica estadounidense abren una ventana de oportunidad para los sistemas de salud privados en México.
Son sólo unos ejemplos. ¿Estaremos a la altura?
1 Pew Research Center, 2011.
2 Oswald Spengler, “La decadencia de Occidente”, 1918.
3 Fuentes: US Military, Irak Body Count, cnn, USA Today, The Guardian.
4 Legatum Institute for Global Development, Prosperity Index.
5 Pew Economic Mobility Project.
6 La deuda total de Estados Unidos es de 14.94 trillones de dólares, esto es 99.6% del PIB del país.
7 Bureau of Labor Statistics.
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FERNANDO SEPÚLVEDA AMOR es Director del Observatorio Ciudadano de la Migración México-Estados Unidos.